Orlando Viera-Blanco 12 de octubre de 2021
@ovierablanco
El
comunismo redentor…
“Tiempo
de reivindicar la democracia liberal, relanzar el camino industrioso,
armonioso/civilista entre capital y trabajo, de la prosperidad y la
inteligencia del hombre…peligrosamente abatido por el comunismo redentor.”
Enrique
Miguel Sánchez Moto en su obra “Historia del Comunismo”, de Marx a Gorbachov,
el camino rojo del comunismo nos comenta: “El marxismo y su vertiente político
social, el comunismo, son totalitarios y obligan a los individuos a compartir
la idea oficial y a no discrepar. Si lo haces [disentir] te espera el infierno
del terror policial. Ese es el chantaje que ha vivido Venezuela y Cuba, y que
por más de 70 años azotó la Rusia leninista, la China de Mao, secuestró el
telón de acero de Europa del Este, a Vietnam o a Corea del Norte.
Verdades y mentiras del comunismo.
¿Qué
hay detrás del comunismo? ¿Cuáles son sus verdades y sus mentiras? El primer
mito del marxismo-comunismo, es su oferta celestial. Una suerte de sistema de
igualdades, que garantiza la paz eterna en un mundo ateo, donde todos somos
iguales, socializamos libremente por no ser propietarios y lo entregamos todo
para recibirlo todo. El comunismo se define como “una doctrina política,
económica y social que aspira a la igualdad de las clases sociales por medio de
la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción (la tierra y
la industria)”.
A
partir de esa vocación de fraternidad infinita e igualitaria, de ese ateísmo
libertario y espiritual [donde la libertad del hombre racional e inteligente no
existe sino por concesión de un estado contralor], el comunismo emerge como la
nueva representación de la liberación en la tierra. De allí que el pensamiento
marxista siga gozando de la tolerancia, la comprensión y el aplauso de muchos
políticos, profesores e intelectuales, así como de propietarios o comentaristas
de medios de comunicación [Dixit Sánchez Moto].
Las
tres grandes mentiras: y.-Su oferta igualitaria a partir de la cual-al decir de
Tocqueville-liquida la libertad; iii.-Vivir sin propiedad es bueno; iii.-El estado
es el garante de la paz porque evita el lucro [convirtiéndose ese “estado”, en
el gran benefactor, propietario y explotador]. Las tres grandes verdades y
carencias: I.-Aceptación de la violencia para derrocar el orden social
existente; ii.-La implantación de la dictadura del proletariado, una dictadura
de partido único, y iii.- La eliminación de la propiedad privada de los medios
de producción y de la economía de mercado.
La
utopía del corazón.
Lo
cumbre de esta suerte de discoteca semántica reflexiva, socialista e
intelectual, entre verbos y sentencias audaces, melodiosos, idealistas y
románticos que los comunistas usan para atrapar el listón, es que ni practican
lo que predican, ni a ciencia cierta se han leído El Capital de Marx. “Luces”
que encienden una sibilina inocuidad; palabras de paz que justifican el amor y
la guerra a la vez, que nos conducen ciegamente a la teoría del poder absoluto
y totalitario, con una sonrisa a flor de labios.
Alerta
Sánchez que este modelo, “fue la referencia progre por excelencia y aún hoy
sigue siéndolo para muchos… ¡Oh, la Cuba de Castro! ¡Oh, la boina del Che
Guevara!” Cuantos bustos, camisetas, alegorías, templos y discursos desde la
trasnochada Europa aún rinden oda a la revolución cultural de Gramsci, la
bolchevique, la mexicana o la cubana, o el libro rojo de Mao, amén de la
hambruna, la violencia y miseria que dejaron a su paso.
“Los
crímenes de las dictaduras comunistas a pesar de ser mucho mayores en número y
crueldad que los de las dictaduras de derechas, son silenciados”. Y Sánchez
hace una advertencia nada despreciable. “Muy pocos los denuncian […] Igual
ocurre con los crímenes de los grupos terroristas de izquierdas que, con éxito
o sin él, han intentado implantar dictaduras comunistas. Se les suele considerar
como «guerreros de la libertad y la justicia social» y nunca se les relaciona
con los campos de concentración y con las salas de tortura”.
El
presidente estadounidense Ronald Reagan, en Arlington, Virginia, el 25 de
septiembre de 1987, habría dicho: “¿Cómo distingues a un comunista? Bueno, es
alguien que lee a Marx y a Lenin ¿Y cómo distingues a un anticomunista? Es
alguien que entiende a Marx y a Lenin”.
El
justo medio entre Libertad y fraternidad.
Saint-Simon,
Fourier y Owen, pusieron de manifiesto que no existe un modelo único de
producción y consumo para la sociedad humana. No cabe pensar en aplicar el
ordenado régimen que existe en un hormiguero. No cabe pensar en una sociedad
que elimine la libertad individual de poder acertar, equivocarse o distinguirse.
El reto es definir un marco de reglas de juego que conjuguen la libertad y la
fraternidad.
No
estoy de acuerdo con la frase de Fourier que dice, “no es la conciencia del
hombre la que determina su ser sino, por el contrario, es su ser social lo que determina
su conciencia”. Ahí reposa pérfidamente el lenguaje socializante, esclavizante,
el silogismo falaz del ser socialista cooptado por la trampa marxista y
Engeliana del manifiesto comunista: la dictadura del proletariado.
En los
años posteriores, Marx y Engels [El Capital , La Guerra Civil en Francia,
Critica del programa de Gotha, El papel del trabajo en la transformación del
mono en hombre , El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado]
exhibieron con extraordinaria esencia suma cero “llegar a una lucha final a
vida o muerte entre el proletariado y la burguesía, con el objetivo de eliminar
la propiedad privada de los medios de producción e implantar la dictadura del
proletariado, como etapa de transición hacia la sociedad ideal comunista”.
Sin
duda alguna, nos han arrebatado el verbo, la verdad y con ello la
ilusión…Tiempo de reivindicar la democracia liberal, relanzar el camino
industrioso, armonioso/civilista entre capital y trabajo, de la prosperidad y
la inteligencia del hombre…peligrosamente abatido por el comunismo redentor.
Tiempo de entender a Marx y a Lenin…
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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