Eddie A. Ramírez 09 de junio de 2022
Hay
alarmas que emiten sonidos y otras que encienden luces de advertencia.
Ocasionalmente fallan por defectuosas o por haber sido dañadas. Por lo general
funcionan, pero a veces aplica el refrán de que no hay peor sordo que quien no
quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver.
En las
refinerías de petróleo, por ejemplo, existe un sofisticado sistema de alarmas y
de alertas; además, el registro de incidentes y de accidentes indica el grado
de seguridad de las operaciones.
Como en la Pdvsa roja está una gerencia inepta que no realiza el mantenimiento preventivo, el mendaz ministro Tarek El Aissami se hace el sordo y el ciego, atribuyendo las fallas de las alarmas y los accidentes a sabotaje de opositores o del presidente colombiano.
En
política, las encuestas son la herramienta de alarma más utilizada para medir
el grado de aceptación o de rechazo de determinadas decisiones o de candidatos.
Cuando no son del agrado, tanto el régimen, como la oposición, alegan que son
sesgadas. Las mismas indican claramente un elevado rechazo a la gestión de los
rojos, pero también al desempeño del liderazgo opositor. Sin embargo, ambos se
hacen los desentendidos.
Del
lado del régimen está claro que el objetivo es perpetuarse en el poder por la
sumisión de genuflexos funcionarios de toga y birrete, y por la complacencia
del Alto Mando militar. La pobreza, elevada inflación, deficiencia de los
servicios médicos, educacionales, escasez de agua y de electricidad no le
importa. Mucho menos la huida de más de seis millones de venezolanos obligados
a buscar refugio en otros países.
Del
lado de la oposición es difícil explicar la sordera y ceguera de una parte de
la dirigencia para aceptar la validez de las encuestas y tomar decisiones que
conduzcan a la salida del Maduro y su equipo de ineptos. Lamentablemente, los
partidos políticos se han vendo a menos. Este es un fenómeno que no es
exclusivo de Venezuela, sino una realidad en muchos países. En nuestro medio,
no puede obviarse que algunos de nuestros dirigentes viven de la política y no
para la política y otros pretenden competir con los 70 años de actividad de la
apreciada reina Isabel. En los países desarrollados, un dirigente que pierde
una elección o que no cumple sus promesas se retira voluntariamente. En nuestro
patio el retiro político es casi impensable. Desafortunadamente, tenemos más
imitadores de Caldera y de Carlos Andrés, que de Betancourt, Leoni y Herrera
Campíns
Otro
factor que quizá explica parcialmente la desfavorable opinión pública sobre
nuestros partidos es la presencia de las redes sociales. Hoy, millones de
opinadores sin formación política quieren imponer su verdad. Frecuentemente
estos opinadores exigen a los políticos una gran inflexibilidad, la cual está
reñida con esa profesión. Es deseable que haya un número de compatriotas que
quiera aplicar con rigidez lo que Weber llamó la ética de la convicción, ya que
son la conciencia de que hay límites que no se pueden violar. Además, tienen la
excusa de que no son directamente responsables de las posibles consecuencias
negativas derivadas de esa inflexibilidad.
Por su
parte, los políticos no pueden darse ese lujo. Tienen que tomar en cuenta el
concepto de Weber sobre la ética de la responsabilidad. Es decir, prever el
grado de afectación de determinada decisión sobre la mayoría de los ciudadanos.
Esto viene a colación sobre el punto de acudir o no a votar. Los seguidores de
la ética de la convicción tienen razón al afirmar que Maduro no es presidente
y, por lo tanto, no debe haber una elección convocada para sustituirlo. Sin
embargo, como no hay otra opción válida, la consecuencia sería que Maduro
compita con unas marionetas y siga en Miraflores.
Como
menciona el colombiano Mauricio García Villegas, doctor en ciencias políticas y
articulista, “un político responsable puede verse abocado a ceder parte de sus
principios o incluso a negociar con sus enemigos políticos con tal de evitar
males mayores. Eso fue lo que hizo Mandela en Sudáfrica para acabar con el
apartheid. Otra cosa es negociar para obtener fines personales. La ética de la
responsabilidad nos exige afrontar las consecuencias de nuestros actos sin
liberarnos de la exigencia que tenemos de justificar los medios que
utilizamos”.
Los
políticos deben escuchar las inquietudes de los ciudadanos de a pie y estos
entender que no es lo mismo observar el juego desde las tribunas que dirigirlo
desde el campo. Las alarmas están activadas desde hace tiempo. En el caso de la
Pdvsa roja no quisieron escucharlas y por eso la empresa está quebrada. Todos
nosotros debemos contribuir a escuchar las verdaderas alarmas y descartar las
imaginarias para que el país no se siga hundiendo.
Como
(había) en botica: Al tener que escoger entre Petro y Rodolfo,
los colombianos están entre la espada y la pared. Tomás Páez, estudioso de
nuestra diáspora, anunció la creación de la Red Global de la Diáspora de
Venezuela. Páez declaró a El Nacional que este proyecto “es la iniciativa más
importante de facilitación para el trabajo conjunto de las organizaciones de la
diáspora”. Participan 200 organizaciones en Madrid, Toronto, Bogotá, Buenos
Aires, Miami y Washington. La farsa del juicio al apreciado periodista Roland
Carreño evidencia, una vez más, el sometimiento de los jueces a las órdenes de
Miraflores. Lamentamos el fallecimiento de Hugo Perich, compañero de Gente del
Petróleo y de Unapetrol. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Eddie
A. Ramírez
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