San Josemaría 09 de julio de 2022
@sJosemaria
Sólo
serás bueno, si sabes ver las cosas buenas y las virtudes de los demás. –Por
eso, cuando hayas de corregir, hazlo con caridad, en el momento oportuno, sin
humillar..., y con ánimo de aprender y de mejorar tú mismo en lo que corrijas.
(Forja, 455)
Para curar una herida, primero se limpia bien, también alrededor, desde bastante distancia. De sobra sabe el cirujano que duele; pero, si omite esa operación, más dolerá después. Además, se pone enseguida el desinfectante: escuece -pica, decimos en mi tierra-, mortifica, y no cabe otro remedio que usarlo, para que la llaga no se infecte.
Si
para la salud corporal es obvio que se han de adoptar estas medidas, aunque se
trate de escoriaciones de poca categoría, en las cosas grandes de la salud del
alma -en los puntos neurálgicos de la vida de un hombre-, ¡fijaos si habrá que
lavar, si habrá que sajar, si habrá que pulir, si habrá que desinfectar, si
habrá que sufrir! La prudencia nos exige intervenir de este modo y no rehuir el
deber, porque soslayarlo demostraría una falta de consideración, e incluso un
atentado grave contra la justicia y contra la fortaleza.
Persuadíos
de que un cristiano, si de veras pretende actuar rectamente, cara a Dios y cara
a los hombres, necesita de todas las virtudes, por lo menos en potencia. Padre,
me preguntaréis: ¿y de mis flaquezas, qué? Os responderé: ¿acaso no cura un
médico que esté enfermo, aun cuando el trastorno que le aqueja sea crónico?;
¿le impedirá su enfermedad prescribir a otros enfermos la receta adecuada?
Claro que no: para curar, le basta poseer la ciencia oportuna y ponerla en
práctica, con el mismo interés con el que combate su propia dolencia. (Amigos
de Dios, 160-161)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/cuando-hayas-de-corregir-hazlo-con-caridad/
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