Tomás Guevara 14 de julio de 2022
El
comediante y académico Laureano Márquez ve a su natal Venezuela “atemorizada”
por el poder en turno. De raíces canarias, este actor ha vuelto a reencontrar
sus raíces en la tierra de sus ancestros.
El comediante, politólogo, académico, escritor y guinista venezolano Laureano Márquez defiende que "el humor es alimento para el alma" y lo sustenta entre explicaciones que van desde la perspectiva filosófica hasta el efecto anatómico que produce la risa, misma que él se encarga de provocar en los espectadores que acuden a sus presentaciones.
Este
reconocido comediante venezolano realizó recientemente una gira por la costa
este de Estados Unidos, donde un ávido público conformado mayoritariamente por
venezolanos y miembros de otras diásporas latinoamericanas, llenaron las salas
en Washington DC y Virginia para ver su más reciente producción: "El
miedo".
Y el
miedo -explica a los expectadores durante el espectáculo en formato de monólgo-
"afloja" y estar "chorreado de miedo" puede llegar a ser
literal, dice haciendo reír la audiencia.
Y si
se extrapola a la vida política de un país como el suyo -explica- el miedo ha
sido históricamente utilizado por "los poderes autoritarios para dominar a
los pueblos".
"La
sociedad venezolona está atemorizada [por sus gobernantes]", agrega.
Sus
reflexiones le llevan también a explorar otros senderos de la naturaleza humana
como el odio, y el efecto que produce tanto en lo individual como
en el colectivo cuando "el odio domina el espacio público", dice, en
algún momento deben sentarse para una reconciliación y en el peor de los
escenarios puede llevar a conflictos internos como los muchos reflejados en los
anales de la historia de los pueblos.
Laureano
Márquez, que divide su faceta de humorista con su rol como académico como parte
de su formación en ciencias políticas habla con la Voz de América en
su parada en Washington DC. Reflexiona sobre la Venezuela democrática, que
muchos jóvenes no reconocen, tierra fértil para humoristas y creadores, y sueña
con esa Venezuela democrática que es taréa de todos recuperar.
Y en
los tiempos más difíciles, agrega "la comedia ha sido en Venezuela un
elemento de resistencia".
Márquez
es autor de libros como: 'SOS VeneZuela', 'Amorcito
corazón', 'El código bochinche´ y 'Se sufre, pero
se goza', además de títulos en coautorías con otros escritores. Expone que en
cuanto a su trabajo, así como tiene una tropa de seguidores en su país y fuera,
están los detractores especialmente "a los personajes del régimen nunca
les ha gustado el tipo de homor que yo hago".
Sin
embargo, dice que desde su posición es muy tolerante a la crítica y respeta la
libertad de opinión, y que entre las críticas llegan muchos insultos, pero
también aquellas bien elaboradas que tienen argumentación: "En esos casos
me gusta responderla también con el mismos respeto que han sido hechas, e incluso
si han sido un poco irrespetuosas, pero tienen argumento, trato de responder
con respeto, porque creo que uno debe dar una lección de comportamiento".
En
todo caso, dice que como libre pensador es muy respetuoso de todas las
críticas, pero "cuando hay intolerancia con el humor, eso denota el
carácter de los pueblos, y sobre todo de los dirigentes".
Durante
la entrevista Márquez explica como en los países latinomericanos la debilidad institucional y
los convulsos procesos han llevado a generar confusión en la sociedad, y cómo
los poderes en turno utilizan la historia sesgada a sus propios intereses.
"Eso
es un fenómeno muy latinoamericano y en Venezuela y muchos países nuestros
confundimos Estado con gobierno, o sea nosotros no tenemos como esa
diferenciación institucional", dice, lo que ha complicado la situación de
los pueblos.
Si se
le pregunta a Laureano Márquez cómo vive un comediante, contesta entre risas:
"la vida de un comediante es como un poco aburrida", pero dice que
trata de ponerle alegría a las cosas que hace y que la gente a su alrededor
siempre esté feliz.
Reflexiona
sobre la dimensión del tiempo, y cómo disfrutar ese espacio existencial que es
el único tesoro que tenemos en la vida y el que se debe aprovechar al máximo,
sobre todo valorarlo en tiempos de hiperconexión a las tecnologías de la
información, como las redes que absorben gran parte de la vida.
A
Márquez, fueron sus compañeros de universidad los que le empujaron a dedicarse
al oficio de comediante. Cuenta que ellos se reían de sus comentarios, razón
por la cual lo conminaron a seguir un camino en el que "la energía del
público llena".
Sin
embargo, dice, para llegar aquí tuvo que superar antes algunos miedos como el
de hablar en público, uno de los primeros que aprendió como hacerlo y lo dice
al público.
Sobre
Venezuela, a la que espera volver pronto para seguir trabajando desde dentro de
su país, dice que no tiene la menor duda de verle florecer porque “Venezuela es
una tierra que siempre será promisoria, de esperanza".
"Estoy
seguro que encontrará nuevamente senderos de paz, senderos de democracia y de
justicia”, concluye.
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