Orlando Viera-Blanco 02 de agosto de 2022
@ovierablanco
“La
mayor empresa criminal de la historia que aniquiló 6mm de judíos, 1.5mm niños y
acabó con la vida más de 50mm de almas, fue un proceso de radicalización
predecible que se enhebró sin resistencia local ni global”
Para comprender un fenómeno tan complejo como fue la Shoá [El Holocausto], no basta una explicación historiográfica sobre la llegada de Hitler al Poder [30/01/1933], en el marco de la Alemania de la posguerra de la Republica de WAIMAR. A la zafra surge la revolución del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores [NSDAP] de progresiva narrativa racista, seguido de los jerarcas de la Alemania Hitleriana que condujeron a la Solución Final respecto a los judíos europeos.
Las
órdenes de exterminio autorizadas y ejecutadas por los rangos elevados e
intermedios del régimen nacionalsocialista en Alemania e involucrados en la
conquista del “espacio vital” en la Europa del Este (Bankier, 2001), fueron
producto de una apología propagandística, cruel e indetenible.
La
lógica Nazi: Una cuestión de “espacio”
El
plan de Hitler de exterminar a los judíos europeos fue secreto de Estado sólo
compartido con Himmler, responsable de la puesta en práctica de la Solución
Final. Fue en 1943 cuando se verbaliza a oficiales de las SS y líderes del
partido nazi, el exterminio necesario. El origen-al decir del historiador
Rafael Rafecas [Historia de la Solución Final], fue la búsqueda del “espacio
vital” devenido de “los fatídicos meses del verano y otoño de 1941, del Plan
Siberia, que consistía en generar un corredor hacia el este de Europa para el
asentamiento de judíos desplazados. Dicho plan se frustró tras la derrota de
Stalin a tropas alemanas. Era el preludio de la “cuestión judía” [Shoá] a
escala europea. Si no tenemos espacio para los judíos, pues no queda más…Nos
dice Rafecas: “El tránsito de la lógica nazi del imperialismo racial, de
expulsiones a asesinatos masivos, tuvo lugar en las operaciones bélicas en la
URSS, y no en Polonia…siendo el curso de la guerra antibolchevique, lo que
posibilitó la radicalización del temprano consentimiento judeofóbico
hitleriano, sostenido en complicidad de perpetradores y colaboraciones […] La
indiferencia cómplice de la población local, mucho antes de la apertura del
frente del este y de las consecuencias de Pearl Harbor, fue delirante y
trágica.
Denuncia
[Rafecas] que persiste la impresión-tranquilizadora–que el exterminio llegó
pura y exclusivamente “a merced del voluntarismo de un puñado de dirigentes
psicópatas encabezados por Adolfo Hitler”. Pero desde la retina de la
psicología social (Zygmunt Bauman, Giorgio Agamben, Enzo Traverso) la Solución
Final [exterminar a los judíos], no fue determinada sólo por unos alemanes
desquiciados [Hitler, Göring, Himmler, Goebbels] sino por la aquiescencia de
comunidades enteras que, en plena modernidad, no detuvieron la masacre…Nunca
fue más relevante la pregunta de Hanna Arendt, a Alemanes y paisanos Judíos: El
tema no es por qué obedeciste sino, ¿por qué cooperasteis?
Complicidad,
limpieza política, ideológica y étnica
El
1/4/1933 se puso en funcionamiento el primer campo de concentración en las
afueras de Múnich: Dachau […] El Lager (Dachau/ el establecimiento) previsto
para el encarcelamiento, “detención preventiva” de funcionarios comunistas, de
la Reichsbanner [fuerza de choque favorable a la República de Weimar] y
socialdemócratas. Comenzaba una furtiva estrategia de segregar comunistas y
socialdemócratas. Cárcel, muerte, tortura y exilio sobre la base de la “Ley de
Incendio del Parlamento” del régimen. Más de 3.000 diputados socialdemócratas
fueron encarcelados. Luego [Hitler] apunta a sectores de izquierda–rivales
históricos de los nazis–y a la minoría judía para “erradicar su influencia”.
En
Europa del Este, los judíos se destacaban en negocios y finanzas; periodismo,
actividades culturales; la medicina y la ley; política liberal y de izquierda.
El blanco de la agitación antisemita comenzó por reprochar su “éxito económico
y la creciente visibilidad colectiva sin poder político”. “Para el nazismo, los
judíos, el peligro judío y la lucha sin fronteras contra ‘el Judío’, eran un el
mito movilizante del régimen” concluye Rafecas…Había llegado la hora de agitar el
eslogan de Goebbels ‘¡Los Judíos son los culpables!’ y compeler al pueblo
alemán “a combatir esta amenaza mortal con todas las fuerzas disponibles,
ofreciendo a los miembros del partido el necesario aumento de retribución”.
El
obispo Otto Dibelius, principal autoridad protestante de Alemania justificó las
acciones del nuevo régimen en un discurso por radio a los EE.UU. “Mis queridos
hermanos: […] Siempre me he considerado antisemita. Uno no puede ignorar que
los judíos desempeñaron un papel importante en las manifestaciones más
destructivas de la civilización moderna [Friedländer, 2009: 68-69].
La
radicalización del problema Judío
Himmler
no se cansaría de repetir públicamente; ob cit: “Decidí encontrar una solución
absolutamente clara. Y es que no me sentí con derecho de extirpar a los hombres
y dejar crecer a los menores para que se vengaran de nuestros hijos y nietos.
Me hubiera parecido cobarde”. Y la “cuestión judía” la “resolvió” cobardemente,
exterminándoles sin piedad.
Entonces
el gaseamiento en el gueto de Lodz en Wartheland/Polonia; la inauguración del
campo de concentración Dachau [1933], Sachsenhausen (1936), Buchenwald (1937),
Mauthausen y Flossenbürg (1938), y Ravensbrück (1939) [un campo exclusivo para
mujeres]; de Belzec, [1942], la aniquilación sistemática de judíos europeos en
Sobibór, los crematorios a la interperie de Treblinka; el discurso de “guerra
total”; la propaganda nacionalsocialista que culpaba a los judíos de
manipular-desde las sombras-la dirigencia política norteamericana y soviética;
la responsabilidad de haber desencadenado la guerra contra Alemania-sic-; la
matanza de los judíos de Riga, capital de Letonia, [entre el 7 y el 9/12/1941,
donde fue asesinato el más destacado historiador judío, Simón Dubnov [81 años],
y Auschwitz…ocurrieron arbitrariamente, tiránicamente, impunemente, frente al
mundo moderno.
La
mayor empresa criminal de la historia que aniquiló 6 millones de judíos, 1.5
millones niños, y acabó con la vida más de 50 millones de almas, fue un proceso
de radicalización predecible que se enhebró sin resistencia local ni global. La
propaganda hizo el resto. ¿Historia previsible repetida de enfilamiento en el
siglo XXI? ¿Cooperación, por acción o por omisión? ¿Lo ataja la Justicia Penal
Internacional? ¿Responsabilidad de proteger aún sin regular?…
A
Dubnov-enfermo y con fiebre-con las piernas debilitadas, no pudo moverse lo
suficientemente rápido como para salir del gueto hacia el sitio de las
ejecuciones, y un guardia lo fusiló por la espalda. Según el relato, las
últimas palabras de Dubnov mientras caía, ¡fueron: “Schreibt un farschreibt!”:
“¡Escriban y registren!
Vale
citar a Theodor Adorno: “la exigencia de que Auschwitz no se repita es la
primera de todas en la educación”. Y eso intentamos: escribir, registrar,
educar…
Orlando Viera-Blanco
@ovierablanco
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