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miércoles, 10 de agosto de 2022

Los dientes de China / Piero Trepiccione

 Por Piero Trepiccione

@polis360

Esta semana ha estado llena de eventos importantes en la geopolítica mundial, pero sin duda, el más controvertido y que ha generado mayor preocupación internacional ha sido la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la cámara de representantes del Congreso de los Estados Unidos, a Taiwán de manera oficial y en medio de reclamos diplomáticos por parte del gobierno chino. Conjuntamente a ello, se están realizando maniobras militares de potente escala en la zona, como respuesta en lenguaje de poder de una China que cada día muestra una nueva fase de su historia reciente: los dientes en la geopolítica global.

Y más allá de las consideraciones a los precedentes históricos en torno a Taiwán y su soberanía, debemos analizar lo que ya está a la vuelta de la esquina y que se venía anunciando desde hace décadas. El poderío chino se asoma como protagonista de la escena internacional más allá de su exponencial crecimiento económico. Hasta ahora, China se limitó a concentrarse en su desarrollo económico, en afianzar lazos comerciales y rutas de intercambio. Se miró a si misma por más de cuatro décadas desde que Deng Xiaoping le diera un vuelco desde la ideología al pragmatismo y convirtiera su legendario lema `un país, dos sistemas´ como bandera de acción en el conglomerado de políticas públicas que se desarrollaron a continuación, hasta que hoy día ya no basta la economía.

China quiere ser protagonista de la multipolaridad. Quiere tener influencia en las regiones donde ya es el primer socio comercial superando a EEUU, Japón y Corea del Sur. El planeta se le está haciendo cada vez más pequeño y es allí donde los conflictos parecieran tender hacia el escalamiento. Muchos analistas repitieron hasta la saciedad lo que en la narrativa oficial china ha sido una constante: «no somos ni queremos ser imperio, solo queremos jugar en el terreno de la economía» . Pero con el paso de los años y la acumulación de capital, como ningún otro país en la tierra, China quiere mayores espacios e influencia, como es natural en un país con sus características y sus necesidades a largo plazo.



En ese sentido, Taiwán es apenas la punta del iceberg. Detrás de ese conflicto en particular existen diferencias con Japón, Vietnam, India, Mongolia, Australia e inclusive, con la propia Rusia aún en medio de la alianza que se ha venido consolidando en los últimos tiempos y el apoyo soterrado de Beijing a Putin en el conflicto ucraniano. Ni que decir de la propia Alemania y toda la Unión Europea como actor geopolítico global. China, hoy por hoy intenta expandir su influencia por todo el globo terráqueo y tiene capital y condiciones para hacerlo, por eso muestra cada vez más sus dientes.

En todo caso, ojalá las diferencias que se están creando con la consolidación del Estado chino como superpotencia global no conlleven a una nueva guerra fría o algo parecido. Este siglo XXI pareciera estarnos llevando de vuelta a estadios duros en la diplomacia internacional. La guerra ha aparecido de nuevo en escena lo que significa que el orden global se viene rompiendo. Los mecanismos de resolución de las diferencias al parecer no se están ajustando a las acciones de muchos líderes políticos que han venido trastocando la democracia como sistema de convivencia pacífica. El autoritarismo viene reconcentrando estrategias que pueden impulsar conflictos bélicos mucho más severos de los que nos podemos imaginar. Los dientes de China quizás nos pudieran traer más problemas que soluciones en este nuevo siglo. Espero estar equivocado.

https://efectococuyo.com/opinion/los-dientes-de-china-2/


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