San Josemaría 06 de agosto de 2022
@sJosemaria
Nunca te habías sentido más absolutamente
libre que ahora, que tu libertad está tejida de amor y de desprendimiento, de
seguridad y de inseguridad: porque nada fías de ti y todo de Dios. (Surco, 787)
El amor de Dios es celoso; no se satisface si se acude a su cita con condiciones: espera con impaciencia que nos demos del todo, que no guardemos en el corazón recovecos oscuros, a los que no logra llegar el gozo y la alegría de la gracia y de los dones sobrenaturales. Quizá pensaréis: responder que sí a ese Amor exclusivo, ¿no es acaso perder la libertad?
(…) Cada
uno de nosotros ha experimentado alguna vez que servir a Cristo Señor Nuestro
comporta dolor y fatiga. Negar esta realidad, supondría no haberse encontrado
con Dios. El alma enamorada conoce que, cuando viene ese dolor, se trata de una
impresión pasajera y pronto descubre que el peso es ligero y la carga suave,
porque lo lleva Él sobre sus hombros, como se abrazó al madero cuando estaba en
juego nuestra felicidad eterna. Pero hay hombres que no entienden, que se
rebelan contra el Creador -una rebelión impotente, mezquina, triste-, que
repiten ciegamente la queja inútil que recoge el Salmo: rompamos sus ataduras y
sacudamos lejos de nosotros su dominio. Se resisten a cumplir, con heroico
silencio, con naturalidad, sin lucimiento y sin lamentos, la tarea dura de cada
día. No comprenden que la Voluntad divina, también cuando se presenta con
matices de dolor, de exigencia que hiere, coincide exactamente con la libertad,
que sólo reside en Dios y en sus designios.
Son
almas que hacen barricadas con la libertad. ¡Mi libertad, mi libertad! La
tienen, y no la siguen; la miran, la ponen como un ídolo de barro dentro de su
entendimiento mezquino. ¿Es eso libertad? ¿Qué aprovechan de esa riqueza sin un
compromiso serio, que oriente toda la existencia? Un comportamiento así se
opone a la categoría propia, a la nobleza, de la persona humana. Falta la ruta,
el camino claro que informe los pasos sobre la tierra: esas almas -las habéis
encontrado, como yo- se dejarán arrastrar luego por la vanidad pueril, por el
engreimiento egoísta, por la sensualidad. (Amigos de Dios, 28-29)
Tomado de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/nada-fias-de-ti-y-todo-de-dios/
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