Agencias 23 de diciembre de 2022
La
llegada masiva de migrantes a la ciudad fronteriza de El Paso, en Texas, está
provocando situaciones de discriminación como el hecho de que haya albergues
que no acepten a personas que hayan cruzado a Estados Unidos de forma irregular.
Al
menos tres albergues de la ciudad, incluido un enorme refugio inaugurado el
jueves con capacidad para 1.500 personas, rechazan a estos migrantes, según
comprobó EFE en uno de ellos y contaron testigos sobre los otros dos.
Cientos de personas, en su mayoría venezolanas, se han visto obligadas en los últimos días a dormir en las calles bajo temperaturas gélidas, arropadas con mantas donadas por buenos samaritanos. La situación empeorará este fin de semana, cuando una tormenta invernal llegue a la ciudad.
A
menos de 200 metros de una zona donde muchos se han asentado, la ciudad de El
Paso habilitó el jueves el Centro de Convenciones como albergue, con ayuda de
voluntarios de la Cruz Roja. Sin embargo, sus puertas están cerradas para los
migrantes que entraron al país de forma irregular.
“Para
dormir acá, tienen que tener documentación. Si entraron al país de manera
ilegal, no pueden entrar”, dijo a EFE una trabajadora de la ciudad en la
entrada del edificio.
Además
de este centro, EFE tuvo conocimiento de otros dos refugios en la ciudad que no
reciben a personas sin estatus migratorio.
La
noche del jueves, tapados de pies a cabeza con mantas que los habitantes de El
Paso pasaban a regalarles, los migrantes intentaron protegerse del frío
inclemente.
Las
autoridades locales (Policía y funcionarios de la Oficina de Emergencia)
comenzaron a acercarse a la zona para informarles que había un albergue,
manejado por la Iglesia católica y a varios kilómetros de distancia, que estaba
recibiendo a personas sin importar su estatus migratorio.
“No
quiero que me deporten, he luchado mucho para llegar hasta aquí”, dijo a EFE
Kevin (nombre ficticio para ocultar su identidad), que se mostró escéptico ante
el ofrecimiento de los agentes.
Las
mismas personas que durante días les repitieron el mensaje de que para entrar a
un refugio debían tener papeles, ahora los intentaban convencer de que la
situación había cambiado.
Unos
30 migrantes aceptaron la propuesta de los oficiales, sin embargo muchos se
quedaron durmiendo en la intemperie por desconfiar del ofrecimiento.
El
alcalde de El Paso, Oscar Leeser, declaró el pasado sábado el estado de
emergencia en la ciudad para atender la llegada de miles de migrantes a la
ciudad, precisamente con el objetivo de poder dar un techo a más personas
durante la temporada invernal.
Además,
la ciudad recibirá esta semana más de 6 millones de dólares en ayuda de la
Agencia Federal del Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) para atender la
crisis humanitaria.
Las
autoridades de El Paso aseguraron a EFE que el refugio que se le da a los
migrantes es “indiscriminado” y explicó que muchos prefieren quedarse en las
calles.
“Hay
un gran número de personas que cuando se les ha ofrecido el servicio para
llevarlos a albergues o a hoteles han declinado la oferta”, dijo el portavoz de
la Oficina de Emergencia de la ciudad.
Sin
embargo, según fue testigo EFE, los trabajadores de la ciudad que se acercan a
los migrantes en las calles para ofrecer albergue les preguntan antes si tienen
papeles de migración estadounidense.
“Para
mí eso es discriminación”, dijo a EFE un joven venezolano que lleva tres días
pasando las noches en un callejón frente a la estación de autobuses. “¿Nosotros
no somos seres humanos?”, recalcó.
Para
Fernando García, director ejecutivo de la organización Border Network for Human
Rights, negar el albergue a personas sin estatus migratorio es “lo más
hipócrita e inhumano que pueden estar haciendo las autoridades de la ciudad”.
“Es
realmente condenable, nosotros cuando damos ayuda humanitaria no preguntamos
por los papeles”, aseguró el activista.
En
esto coincide Sandragrace Martínez, terapeuta y activista que ha pasado varios
días en El Paso dando ayuda a los migrantes.
“Este
no es el momento para estar preguntando a la gente por su estatus. Estamos
hablando de una situación donde la gente está ante un peligro grave e
inminente” con la fuerte disminución de las temperaturas.
El
Título 42, una normativa federal impuesta por el Gobierno del expresidente
Donald Trump (2017-2021) y mantenida por la actual Administración demócrata,
permite que las autoridades expulsen de manera inmediata a los migrantes de
Venezuela que llegan a la frontera, sin darles oportunidad de pedir asilo.
Desesperados
ante la posibilidad de quedarse indefinidamente en México, donde enfrentan
extorsiones y amenazas por parte de los carteles, muchos deciden arriesgarse y
cruzar la frontera sin ser detectados por las autoridades fronterizas.
Desde
que entró en vigencia en 2020, el Título 42 ha permitido cerca de 2,5 millones
de expulsiones en la frontera, según datos del International Rescue Comittee.
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