Orlando Viera-Blanco 21 de diciembre de 2022
@ovierablanco
Desde
la instalación del Gobierno Encargado [G.E] del Presidente Juan Guaidó Márquez
sería injusto e incorrecto concluir que su desempeño ha sido negativo. Sin duda
la tríada, cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones
libres, representa un pasivo político de peso. Sin embargo, existen buenas
razones para concluir que la báscula de gestión y rendimiento es buena.
Cese
de la usurpación vs. ventajismo y represión
La respuesta al carácter democrático e institucional del G.E. reconocido por 60 países, ha sido una represión desmedida. El régimen también ha contado con aliados no democráticos con poder de veto en el Consejo de Seguridad, como China y Rusia. Una realidad [poder de veto] que viola y contradice el espíritu, propósito y razón de la Carta de la ONU [C.N.U.]. Es un veto a la paz y a la seguridad de los pueblos.
El
Art. 1 de la C.N.U. reza: Los propósitos de las Naciones Unidas son:
“1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin, tomar
medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para
suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por
medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del
derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones
internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz”. Ucrania
y Venezuela son víctimas de hacer de este mandato, letra muerta.
En el
despacho de la Alta Comisionada de O.N.U para los DDHH [A.C.D.H.N.U] y de la
Corte Penal Internacional [C.P.I] reposan graves incidencias sobre crímenes de
lesa humanidad y violación de los DDHH en Venezuela. Más de 15.000 casos de
persecución política, juicios sumarios de civiles en jurisdicción militar;
centros de torturas; miles de desaparecidos y ajusticiados; partidos
confiscados, líderes políticos de oposición inhabilitados y más de 7 millones
de venezolanos desplazados o muriendo de hambre. Estas incidencias demuestran
que la lucha por la democracia ha sido violenta y muy desigual. Cuando no
existe Estado Derecho, institucionalidad, ni justicia, la política es
una tómbola, es suicida.
A
pesar de que las democracias más solventes del planeta han demostrado su
solidaridad con el G.E y la causa restauradora, su empeño no ha sido
suficiente. La C.P.I. por su parte ha determinado que en Venezuela se habrían
cometido crímenes de lesa humanidad. Lo mismo ha concluido la Sra. Michelle
Bachelet [A.C.D.H.N.U.], así como la Comisión independiente de Determinación de
Fechos del Consejo de DDHH de la O.N.U. en sus tres reportes consecutivos
[2020, 2021 y 2022], más expertos de la O.E.A y decenas de NGOs. Esta avalancha
de criminalidad es la que enfrenta una oposición que sólo lleva en el cinto
letras, códigos y tratados a los que los dictadores le responden: soy soberano.
Que
los principales tratados en materia de DDHH, políticos y civiles, Convenios en
defensa de los niños y la mujer, Tratados sobre trata de personas o protección
del medio ambiente; que la declaración de los Derechos del Hombre o la Carta
Democrática Interamericana sean impunemente desoídos y transgredidos, es una
carga muy peligrosa. El Genocidio de Ruanda, las barbaries del Congo, Zimbabue
o Siria, las lleva Venezuela sobre sus hombros. Y aún algunos afirman, “la
oposición en Venezuela es cobarde”. Pues buen, que lo asuma quien lo acusa.
Es un
reto resolver el dilema de la soberanía y la no intervención vs. la violación
de DDHH. Cuando el Estado sustituye al ciudadano y la autoridad es
tiranía la obligación es la rebeldía. Un Estado tirano no es benefactor de
soberanía. La soberanía reside en el pueblo quien la ejerce y la ejecuta
mediante el voto. Pero si el derecho a elegir y las instituciones no existen,
tampoco existe autoridad soberana. El mundo aún no desanuda esta peligrosa
parábola por lo que las democracias están en proceso de extinción.
En
pleno siglo XXI, era de la postmodernidad, la humanidad observa perpleja e
impávida pero inmóvil y ausente, como seres humanos son colgados y ahorcados de
grúas en plaza pública, mientras otros cuelgan imperturbables en restaurantes
exóticos. Torturados languidecen en la tumba o la casa de los sueños bajo
asfixia, aislamiento o calada, amparados en el principio de la “autodeterminación”
de los pueblos.
Este
ha sido el carrusel represivo que ha encarado Guaidó et all. Cada vez que se
quiera medir el desempeño de la clase política en Venezuela, tomen en cuenta
que muchos han terminado en mazmorras, en el exilio o en el cementerio…
Irán,
Venezuela, FIFA y diálogo
Las alianzas internacionales que han sancionado al régimen lo han hecho con
rigurosidad y evidencias. Venezuela e Irán no están en una lista negra por
falsas imputaciones. Pero las sanciones no bastan. ¿Dónde está la FIFA para
elevar su voz e impedir la ejecución de un joven futbolista en Irán? ¿Dónde
están los Organismos de tutela del Ambiente o los movimientos de izquierda para
proteger la devastación del Arco Minero, la trata de niños y mujeres y la tala
indiscriminada en el Parque Imataca de Bolívar?
La
negociación en México perdería su leverage político de no
existir el G.E., figura constitucional que debe continuar para salvaguardar
nuestros activos en el exterior [Citgo, el oro en Londres, defensa en juicios y
arbitrajes, sedes diplomáticas] y mantener vigente nuestra lucha. Desmantelarlo
sería un delicado error estratégico, diplomático, político y jurídico en favor
del régimen. No se trata de defender o mantener al frente a Juan Guaidó. La
causa libertadora no es personal.
Se
trata de honrar el último bastión constitucional de lucha democrática que
confiere el 233 de la CBV y el 350 al G.E. […] Eliminar el interinato sería un
acto de incuria constitucional que le dejaría el camino libre al régimen
Las
transiciones son pacíficas si nos ponemos de acuerdo
La transición a la democracia es violenta o pacífica dependiendo de la unidad
de los grupos de interés y la clase política. Las caídas de las dictaduras en
LATAM, como la de Bánzer en Bolivia, Videla en Argentina, Stroessner en
Uruguay, Pinochet en Chile, Velasco Alvarado y Morales Bermúdez en Perú o
Emílio Garrastazu Médici en Brasil, se alcanzaron por la coherencia política y
republicana derivada de la unidad operativa, política, ciudadana y moral de los
actores políticos, civiles, corporativos, religiosos o seculares de esas
naciones. Esa fue la trascendencia del Pacto de Punto Fijo. Nos ahorró
dictaduras diseñadas prêt-à-porter a la usanza del Plan
Cóndor. Vivimos una democracia ejemplar mientras otros sufrían en las salas de
torturas y caían en fosas comunes.
Entonces
es hora de un nuevo pacto de recuperación del Estado. Ese es el rol del G.E y
de las primarias. Esa debe ser la etiqueta de consciencia de los partidos
políticos. No eliminar la última herramienta jurídica para librar esta desigual
pelea. P.J. debe reflexionar sus imposturas y es bueno recordarle al Sr.
Borges, que un Gobierno Colectivo, NO está contemplado en la Constitución
Bolivariana de Venezuela. Bájese de ese pastoreo.
Muy
orgulloso, seguiremos de pie…
He tenido el gran honor de haber sido Embajador de mi país en una nación
ejemplar, campeón en la defensa de los DDHH como Canadá. Tengo
la suerte de haber compartido el Servicio Exterior del G.E. con distinguidos,
educados y valientes venezolanos, que representan a la Venezuela digna y
preparada que viene.
La
lucha no ha sido en vano. Tengo la convicción que con voluntad política,
racionalidad y pudor republicano, se impondrá la voluntad sensatez que se
antepone al interés personal y partidista.
El
cese de la usurpación llegará. No por cese oficioso del usurpador, sino por el
cese de nuestra incapacidad para ponernos de acuerdo. ¡Y lo lograremos,
victoriosamente!
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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