Trino Márquez 22 de diciembre de 2022
@trinomarquezc
La revista norteamericana ‘Time’ designó a Volodímyr Zelensky como ‘el personaje del año’. El presidente ucraniano no tenía rivales. Estaba claramente por encina de los otros jefes de Estado y de figuras científicas, políticas y artísticas que podían competirle. La forma valiente y clara como ha enfrentado la brutal e injustificada agresión de Vladímir Putin, lo convirtieron en 2022 como el hombre más relevante del planeta. Lo más probable es que sin su recia personalidad y su capacidad de convocatoria y conducción, el autócrata ruso se habría apoderado del territorio ucraniano, al igual que lo hizo hecho con Crimea en 2014 y con algunas naciones vecinas en las cuales instaló o apuntaló gobiernos títeres con mandatarios bufos. Tal es el caso de Bielorrusia y esa figura de opereta llamado Alexander Lukashenko.
Zelensky
–el antiguo actor, productor y director cinematográfico- le plantó cara a Putin
hasta lograr convencer a Estados Unidos, a la Unión Europea y a la OTAN de que
si Ucrania caía en las garras del ejército ruso, luego vendrían los otros
países del Este que limitan con Rusia o se encuentran cerca de ella. Esta
expansión territorial recrearía en gran medida el antiguo imperio
soviético y le daría a Putin una plataforma suficientemente sólida para reafirmar
la alianza con la China de Xi Jinping en términos más equilibrados, lo cual
convertiría a Putin y a Xi en los hombres más poderosos y peligrosos del
planeta. La democracia se pondría en alto riesgo. Y la globalización, entendida
como cooperación y complementación entre naciones que deben armonizar sus
diversos intereses, también sufriría un duro revés. La Unión Europea
quedaría muy debilitada frente al poderío de la alianza ruso-china. Putin
aportaría el poderío y la audacia militar; mientras Xi Jinping contribuiría
poniendo el inmenso músculo financiero que China posee.
La
alianza entre Rusia y China fue definida y sellada en el documento firmado por
ambos mandatarios el 4 de febrero de este año, en la víspera del inicio de las
Olimpíadas de Invierno realizadas en Beijín. En ese texto –cargado de
descalificaciones a las democracias occidentales- se define el marco
estratégico de la cooperación entre ambas naciones. Dentro de esa estrategia,
la invasión a Ucrania era un paso importante porque expandiría las
fronteras rusas hacia el oeste, dándole a Rusia y, de paso a China, una zona de
seguridad y confort mucho mayor.
La
operación no salió como los rusos y, en menor medida los chinos, esperaban. El
peligro advertido desde el comienzo por Zelensky fue divisado por Estados
Unidos, por la UE y la OTAN cuando, a comienzos de 2022, Putin desplegó sus
tropas a lo largo de la frontera oriental de Ucrania, en la zona del Donbás.
Los servicios de inteligencia ucranianos, británicos y norteamericanos
advirtieron que la invasión, planificada con suficiente anticipación, era
inminente y en gran escala, y que la ‘operación militar especial’ anunciada por
Putin no era sino un eufemismo con el cual pretendía encubrir sus verdaderas
intenciones: apoderarse de Ucrania e imponer un gobierno fantoche que
obedeciera sin chistar las órdenes de Moscú.
En el
fracaso de la operación ha sido crucial el papel desempeñado por Zelensky,
quien se convirtió en héroe nacional y ejemplo mundial de resistencia frente a
los apetitos imperiales de Putin. Todos los argumentos que el autócrata ruso ha
esgrimido para justificar la agresión han sido demolidos por el presidente
ucraniano, quien ha evidenciado la falta de escrúpulos de Putin al distorsionar
la realidad de lo que sucede con en la zona del Donbás con los pobladores de
origen ruso que habitan desde hace siglos esa región. El verdadero
comportamiento nazi ha sido el de Putin quien prohibió la información veraz
sobre lo que ocurre en Ucrania y en el frente de guerra, ha cerrado medios de
comunicación, encarcelado periodistas y adversarios, y cometido toda la clase
de desmanes contra quienes se oponen a esa invasión injustificada y criminal.
El
costo que están pagando los ucranianos es altísimo. Numerosas ciudades han sido
devastadas por la brutalidad de los ataques rusos. Millones de personas se
encuentran sin agua, electricidad, medios de transporte, hospitales y acceso a
la salud. Las vías de comunicación y numerosas fábricas han sido
devastadas. Reconstruir a Ucrania tomará mucho tiempo y mucho dinero. La
solución política no se vislumbra en el corto ni en el mediano plazo. Putin
propone que Ucrania acceda a la amputación de su territorio. Cosa inaceptable
para una nación soberana que ha sido agredida por un megalómano
ambicioso.
Zelensky
exige el retiro de las tropas rusas para que las fronteras vuelvan a ser las
mismas que existían antes de comenzar la invasión en febrero pasado. Cosa que
Putin no admite.
Ahora,
el gran reto de Zelensky será mantener el apoyo de Estados Unidos, la UE y
otros países democráticos para lograr que Putin retroceda o admita negociar en
términos aceptables para una nación independiente que no admite la tutela de un
dictador. El haber sido nombrado personaje del año puede ayudarlo.
Trino
Márquez
@trinomarquezc
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