Antonio de la Cruz 04 de octubre de 2023
@antdelacruz_
Este
lunes la Comisión Nacional de Primaria y los 13 aspirantes de las fuerzas
democráticas de Venezuela ratificaron la fecha del 22 de octubre para la
elección del candidato unitario de la presidencial de 2024. Fue la respuesta a
la propuesta del nuevo Consejo Nacional Electoral de aplazarla para el 19 de
noviembre a fin de facilitar los centros de votación y las máquinas
correspondientes, entre otros elementos.
“La
situación actual es muy distinta a la que teníamos el 5 de junio, (…) cuando se
buscaba con insistencia la definición de las condiciones de la primaria a fin
de que nuestros candidatos se inscribieran conociendo la configuración del
proceso, esto es si sería con votación manual o con el sistema automatizado del
CNE”, señaló en un comunicado la comisión presidida por Jesús María Casal.
La lectura del régimen de Nicolás Maduro sobre la solución electoral a la crisis política de Venezuela es equivocada. La renuncia forzada de los rectores del ente comicial vinculados al oficialismo y la oposición funcional en junio, así como las maniobras a través de las inhabilitaciones, la renuncia de algunos miembros de la CNP y los métodos de coacción aplicados a los precandidatos, a los miembros de la comisión y responsables de los centros electorales, están siendo percibidas como radicales por una parte significativa de la población.
Asimismo,
las medidas de una primaria autogestionada con voto manual propuestas por las
fuerzas democráticas, que en otro momento podrían haber sido vistas como
radicales, ahora son percibidas como sensatas o incluso populares.
Lo que
antes le funcionó al régimen, inhabilitando candidatos y escogiendo a su
opositor en las últimas elecciones, no es aceptable como práctica política por
las mayorías. Es rechazado por 8 de cada 10 venezolanos, según los recientes
estudios de opinión pública.
Si
Maduro y sus cómplices siguen obstaculizando la expresión popular que
representa la primaria, el régimen quedará aislado socialmente y obligará a las
fuerzas democráticas a establecer mecanismos para alcanzar la libertad y vivir
en democracia.
Por
supuesto, la solución de aislarse es una opción a través de su Tribunal Supremo
de Justicia, como lo ha hecho recientemente Daniel Ortega en Nicaragua y el
régimen cubano por más de 60 años. Sin embargo, esta decisión lo colocaría en
una situación difícil ante las democracias de Estados Unidos, Reino Unido, la
Unión Europea, y frente a aliados como Colombia y Brasil que intentan blanquearlo,
entre otros.
No hay
que olvidar, además, que la Corte Penal de Justicia sigue documentando los
casos de crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno de Venezuela y no
quedarán exentos los nuevos hechos de violación de derechos humanos ante un
eventual incremento de la represión para sostenerse en el poder. Porque el
pueblo quiere un cambio que reclamará en las calles pacíficamente ante el
bloqueo de su derecho a elegir en un proceso semilibre, justo, competitivo y
verificable quién dirigirá los próximos seis años el país.
Ante
este escenario, el régimen de Maduro invoca la figura del «enemigo externo»
como una estrategia para evitar la confrontación electoral. Esto, confía, le
permitirá mantenerse en el poder y consolidar su control sobre la población.
En
este sentido, en el IX Encuentro del Grupo de Puebla, Delcy Rodríguez –miembro
clave del madurismo– denunció que “el Comando Sur se ha planteado ese espacio
geográfico [Guyana] como un excelente territorio para agredir a Venezuela”.
La
intención es crear la condiciones para desviar la atención del pueblo de los
problemas de corrupción y se olvide de que “no es bloqueo, es saqueo”; del
informe de la Misión Independiente de la ONU sobre la violación de los derechos
humanos y de la crisis económica que atraviesa el país. En un año se ha
devaluado el bolívar 320% frente al dólar. El nacionalismo también ha sido la
excusa para justificar medidas represivas que silencien a opositores,
etiquetados de «traidores» o «agentes extranjeros»; así como para legitimar su
permanencia en el poder y presentar el liderazgo de Maduro como esencial para
la supervivencia del país. En este contexto controlar la FANB y las fuerzas de
seguridad es crucial para mantenerse en el poder. Y por último, justificar
medidas excepcionales en nombre de la defensa nacional para poder imponer leyes
marciales, restringir libertades, censurar medios de comunicación
independientes en la web y llevar a cabo arrestos sin el debido proceso.
Esto
tampoco logrará mantener al régimen en el poder porque son más los contra que
los pro.
El
aislamiento es su peor opción porque los beneficios que hoy existen para
negociar una salida democrática a la crisis en Venezuela dejarían de existir en
lo personal, como en lo económico para el régimen.
Actualmente,
Maduro tiene un abanico de opciones para facilitar la transición democrática en
Venezuela y que los podría beneficiar a él y a sus compinches.
Hay un
cambio de percepción política en Venezuela: de radical a sensato, que todos
debemos saber leer para lograr la salida pacífica -una elección presidencial
libre, justa, competitiva y verificable en 2024- que quiere la gran mayoría de
venezolanos. Un deseo inquebrantable.
Antonio
de la Cruz
@antdelacruz_
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