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viernes, 1 de diciembre de 2023

Venezuela y la teoría de la complejidad económica, por @vsalmeron


Víctor Salmerón 01 de diciembre de 2023

@vsalmeron

Enfocándose en la pérdida de capacidades productivas Ricardo Hausmann explica las causas del descalabro de la economía y precisa las medidas esenciales para iniciar el camino a la recuperación.

Ricardo Hausmann, director del Laboratorio de Crecimiento de la Universidad de Harvard, analiza el colapso de Venezuela y bosqueja el camino para superarlo a través de la complejidad económica, la teoría que desarrolló junto a investigadores como el físico César Hidalgo.

De acuerdo con esta forma de entender la economía, el componente esencial de la producción es el conocimiento tácito o know how, que a diferencia de las máquinas, o los manuales, no se adquiere fácilmente porque se basa en la práctica y la experiencia de equipos que combinan distintas capacidades.

Así como una orquesta sinfónica integra distintos talentos para interpretar una sinfonía de Gustav Mahler la construcción de un avión, por ejemplo, combina el conocimiento de grupos diversos mediante una red de interacciones.

Ricardo Hausmann recurre al juego del Scrabble para explicar el proceso. Para armar palabras largas, que en este caso son los productos más complejos, se necesitan muchas letras o conocimientos, mientras que las palabras cortas o productos simples, requieren pocas letras de uso común.

Una forma de medir la complejidad es si las exportaciones de un país son poco comunes: muchos países pueden exportar camisetas pero pocos exportan semiconductores o las piezas que requiere un Airbus.

La división del mundo indica que los países ricos son capaces de elaborar productos complejos o, siguiendo con el Scrabble, palabras largas que pocos producen y los países pobres, al contrario, elaboran productos simples que muchos pueden hacer.

 “Eso sugiere que lo que está detrás de la prosperidad económica es la diversidad de letras que hay en un país y la capacidad de juntar esas letras y hacer más palabras”, explica Ricardo Hausmann quien participó en el congreso organizado por la Academia de Ciencias Económicas para analizar los cambios estructurales que impactan al país.

Perdiendo letras

El Banco Central oculta las cifras oficiales pero existe consenso en que la economía venezolana perdió tres cuartas partes de su tamaño durante la larga recesión de 2014-2021 y la virulenta hiperinflación de 2017-2021.

La mayoría de los economistas se enfoca en el declive de la producción petrolera, pero Ricardo Hausmann considera que es valioso examinar qué ocurrió con las actividades no petroleras y recurre a las exportaciones, un indicador de la complejidad porque muestra cuántos productos elabora un país en cantidades significativas.

A dólares de hoy las exportaciones no petroleras de 1998, el año previo a la llegada del chavismo al poder, eran 7 mil 100 millones de dólares y en 2021 se habían reducido a tres mil millones de dólares, dice Ricardo Hausmann.

 “Se redujo la diversidad de las cosas que Venezuela es capaz de hacer, 25% de lo que exporta ahora es chatarra. Cuando medimos la complejidad económica del país vemos que hubo un colapso: Venezuela perdió letras y ahora hace menos palabras y palabras más cortas”, dice Ricardo Hausmann.

Agrega que “este colapso en la complejidad de Venezuela es solo comparable con la que han sufrido países como Timor Oriental, Eritrea, Chad y Yibuti”.

Un aspecto interesante es que la pérdida de complejidad ocurrió a pesar de una profunda depreciación del tipo de cambio real, una condición que en teoría debió ayudar a la competitividad e impulsar la cantidad y variedad de las exportaciones no petroleras.

Las causas

Desde su punto de vista el descalabro de la complejidad, en parte, “es consecuencia de un colapso en las capacidades del Estado, no solamente en la producción de petróleo, también en servicios como electricidad, agua, seguridad. Hay una pérdida en la capacidad de generar bienes públicos”.

Agrega a la lista la expropiación de empresas como Sidor, la principal siderúrgica del país, que en manos del Estado sufrió una dramática caída de la producción que incide en otros sectores de la manufactura y la construcción.

Complementa con otros aspectos como “un ambiente económico hostil, la usurpación de los derechos económicos de los venezolanos y la emigración masiva”.

Qué hacer

Al esbozar un plan para iniciar el camino a la prosperidad destaca “recuperar las capacidades del Estado; aquí no se trata de Estado versus mercado, sin un Estado funcional nada funciona y lo estamos viendo”.

 “El Estado es un complemento de la economía, de la sociedad; es como las vocales que permiten que las consonantes se junten”, añade.

Considera que la recuperación del Estado implica “concentrar su rol en los aspectos esenciales y redefinir su participación en aspectos donde puede usar las capacidades que hay en la sociedad y en el mundo para que su tarea no sea tan complicada”.

 “El Estado sabía producir petróleo y tenía cómo movilizar capital. Esas capacidades se han perdido. Hay que ver qué se puede recuperar y qué es necesario recuperar porque otros pueden organizar esas actividades”, dice Ricardo Hausmann.

Otro aspecto que considera esencial es “empoderar a la sociedad para que la sociedad pueda organizarse, usar sus letras y traer letras. Recuperar el derecho a la información. Una sociedad tiene que poder pensar sus problemas, discutir, debatir”.

Agrega la recuperación de “los derechos políticos porque una sociedad que va en la dirección equivocada tiene que tener el poder de cambiar de dirección”.

La diáspora

Alrededor de cinco millones de venezolanos han emigrado a otros países pero siguen siendo una herramienta para la recuperación de la economía.

 “La diáspora en estos años ha estado acumulando experiencia, know how y puede ayudar a la conexión con el mundo. Albania, de acuerdo a estudios que hemos hecho, exporta a donde hay comunidades albanesas porque son las que conocen al mercado local. Venezuela va a poder reinsertarse en el mundo no solo con la gente que regrese sino con quienes permanezcan en el exterior”, dice Ricardo Hausmann.

En materia de oportunidades destaca que el cambio energético va a implicar que industrias intensivas en energía se desplacen a países ricos en energías verdes baratas y “eso nos abre una oportunidad porque tenemos mucha energía verde, eso nos permitiría acumular capacidades productivas en nuevos productos”.

El renacimiento

El camino para regresar a una economía del tamaño de la que había en 2013, el año previo al comienzo de la crisis, será largo. Asumiendo que la economía se redujo en tres cuartas partes “si a partir de 2024 la economía creciera 7% cada año, recuperaríamos el PIB de 2013 en 2043”, precisa Ricardo Hausmann.

Señala que la crisis ha sido muy larga y a medida que pasa el tiempo dejan de estar quienes sabían producir lo que antes se hacía, por lo tanto, “no sabemos cuánto es la pérdida permanente de capacidades que habría que reiniciar de cero y cuáles están allí y se pueden recuperar”.

Otro aspecto a evaluar es que llegado el tiempo de iniciar la recuperación rápidamente surgirán “cuellos de botella, la falta de electricidad, agua, gas, los recursos humanos, las distintas cosas que una economía que crece rápido va a necesitar”.

Pero no duda en mostrarse optimista. “En cierto sentido no me interesa compararme tanto con el 2013, la obsesión sobre el pasado puede ser castrante. Este es el primer día del resto de nuestras vidas, tenemos que mirar hacia adelante y hacer la recuperación lo más rápido que se pueda”.

Víctor Salmerón

@vsalmeron


  

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