Luis Velásquez 16 de agosto de 2024
El
proceso electoral vivido en Venezuela el 28 de julio de 2024 ha sido un
acontecimiento de gran relevancia en el panorama político latinoamericano. Esta
elección tiene un profundo impacto en la política regional, revelando una
crisis de credibilidad que afecta a toda la izquierda latinoamericana.
Como es ampliamente conocido, la elección presidencial en Venezuela ha sido objeto de intensos cuestionamientos y acusaciones de fraude por parte del gobierno de Maduro, lo que ha provocado un cambio significativo en el panorama político de la región. Es precisamente desde la izquierda en general y la chilena en particular, desde donde provienen las críticas más duras, que consideran un fraude histórico el llevado a cabo por el gobierno de Maduro.
Cabe
recordar que, adelantándose a otros mandatarios latinoamericanos, el presidente
Gabriel Boric fue el primero en condicionar el reconocimiento de los resultados
a la publicación de las actas oficiales, poniendo en duda así la legitimidad
del proceso electoral y los resultados anunciados por el gobierno venezolano.
Este tipo de tensiones, relacionadas con asuntos internacionales, han sido
frecuentes en el gobierno chileno desde que asumió Boric. Una parte del
oficialismo, especialmente el Frente Amplio (FA), se ha mostrado distante de
Venezuela, Cuba y Nicaragua, mientras que el Partido Comunista ha reafirmado su
adhesión a los regímenes de esos tres países.
Analistas
políticos de Chile coinciden en que ha sido una constante en la izquierda
chilena que sus reflexiones, debates internos, propuestas, así como sus cambios
de posición y giros programáticos, se vean influenciados por experiencias
internacionales, muchas de ellas latinoamericanas.
Es
importante señalar que la crisis venezolana ha dado al presidente Boric una
bocanada de aire al obtener la mayor aprobación ciudadana en los últimos 14
meses. Según datos publicados por la encuestadora Cadem, la desaprobación ha
retrocedido a un 55%. Esta recuperación del apoyo popular ha estado marcada por
su dura posición contra Nicolás Maduro tras las elecciones en Venezuela.
Por
ello, lo acontecido no solo afecta a Venezuela, sino que también cuestiona la
legitimidad de los movimientos de izquierda en toda Latinoamérica. La comunidad
internacional, junto con organismos como la OEA, la ONU y el Centro Carter, han
manifestado su preocupación por la falta de transparencia del proceso electoral
venezolano, documentando irregularidades que han incrementado la desconfianza
en el sistema electoral del país.
Como
era de esperar, este escenario plantea un debate crucial sobre el futuro de la
izquierda en la región y su compromiso con los principios democráticos. Las
elecciones en Venezuela representan un punto de inflexión para los partidos de
izquierda en Latinoamérica, y la necesidad de demostrar un auténtico compromiso
con los valores democráticos se vuelve cada vez más necesario.
Todo parece
indicar que en la región existen dos corrientes dentro de la izquierda: una
comprometida con la democracia, representada por Chile, con el presidente
Gabriel Boric siendo uno de los primeros líderes latinoamericanos en pedir
transparencia en el conteo, aludiendo a que los resultados son «difíciles de
creer»; y otra que parece dispuesta a legitimar regímenes autoritarios,
compuesta por Cuba, Nicaragua, Bolivia y Honduras, un número interesante, pero
reducido en comparación con los años de esplendor de la Alianza Bolivariana de
los Pueblos de América (ALBA) y del proyecto hegemónico de Hugo Chávez, además
de cuatro países del Caribe: Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San
Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, que también saludaron
la victoria del régimen chavista.
Hasta
el momento, los gobiernos de México, Colombia y Brasil han mantenido una
postura neutral respecto a la victoria de Maduro y al proceso electoral en
Venezuela. Estos países han intentado mediar en la crisis venezolana, lo que
les ha permitido evitar una declaración abierta sobre los resultados del
Consejo Nacional Electoral de Venezuela. Es relevante destacar que Brasil y
Colombia han liderado estos esfuerzos de mediación, mientras que el presidente
mexicano, López Obrador, ha adoptado un perfil bajo en las negociaciones. Según
las autoridades brasileñas, el presidente mexicano se habría «descolgado del
pelotón de cabeza de mediadores».
De
esta mediación han surgido dos propuestas:
1. La
realización de una nueva elección.
2. La
creación de un gobierno de coalición.
Esto
sugiere, en primer lugar, que el objetivo principal podría ser preservar al
chavismo, debido a las posibles consecuencias que su colapso podría tener para
la izquierda latinoamericana. En segundo lugar, como lo señala el politólogo
José Natanson en una reciente entrevista, “la izquierda en la región está
dividida y no sabe qué hacer con esa criatura indescifrable que se llama
chavismo”.
En
varios países de la región, los movimientos de izquierda están viendo
deteriorada su credibilidad, ya que la situación en Venezuela actúa como un
espejo que refleja temores sobre autoritarismo y falta de transparencia.
Es
pertinente mencionar las palabras de Antonia Urrejola, quien fuera canciller de
Chile durante el primer año del gobierno de Gabriel Boric. Ella afirma que “la
voz de Boric en la crisis venezolana responde a la necesidad de un recambio en
la izquierda latinoamericana, que aún cree que nada ha cambiado desde la Guerra
Fría”. Además, indica: “Este cambio puede resultar incómodo para la vieja
guardia de la izquierda, que incluye a los presidentes de Colombia, México y
Brasil, quienes provienen de esa tradición. El tono de Boric es completamente
distinto”.
Los
eventos en Venezuela tienen un impacto considerable, no solo reflejando la
situación interna del país, sino también actuando como un barómetro para medir
la salud de la democracia en la región. La forma en que se condujo el proceso
electoral y sus resultados tienen implicaciones amplias para la estabilidad y
las dinámicas políticas en los países vecinos y en todo el continente.
Durante
años, Venezuela ha sido un bastión de la vieja izquierda en la región, y los
resultados de esta elección han puesto a prueba la cohesión y las estrategias
de los partidos y líderes afines. La respuesta de la izquierda regional a la
situación en Venezuela podría redefinir sus estrategias políticas y alianzas,
afectando desde la cooperación entre partidos hasta la manera en que los
movimientos de izquierda presentan sus agendas en sus respectivos países. Este
fenómeno ofrece una oportunidad para observar cómo las crisis internas de un
país pueden influir en la política regional y en la capacidad de los partidos
de izquierda para movilizar apoyos y establecer prioridades comunes.
Las
controversias sobre la transparencia y legitimidad de los procesos electorales
brindan una perspectiva crítica sobre las debilidades y fortalezas de las
democracias en la región. En este caso particular, evidencian cómo las crisis
políticas en un país pueden tener efectos en cadena en otros países cercanos y
en el continente en general.
El
proceso electoral en Venezuela también tiene consecuencias económicas y
sociales que trascienden sus fronteras. La crisis prolongada en Venezuela ha
tenido un impacto significativo en la economía regional, afectando los flujos
migratorios y las economías de los países vecinos. La elección del 28 de julio
podría repercutir en la estabilidad económica de la región y en las políticas
migratorias, dado el alto número de venezolanos desplazados. Analizar cómo los
eventos políticos en Venezuela afectan a las economías y sociedades vecinas
permite comprender mejor la interconexión de las economías latinoamericanas y
cómo las crisis internas en un país pueden influir en el bienestar y las
políticas en toda la región.
El
escritor argentino Martín Caparrós, en un reciente artículo, señala: “Parejas
como Fidel y Raúl Castro, Rosario y Daniel Ortega, Maduro y Hugo Chávez, Néstor
y Cristina, AMLO, han conseguido que la noción de ‘izquierda’ quede
automáticamente asimilada a unos regímenes donde el personalismo, la represión,
la miseria y la violencia, en proporciones variables, dominen el espacio”.
Luis
Velásquez
Embajador
Tomado
de: https://americanuestra.com/el-proceso-electoral-venezolano-y-su-impacto-en-la-politica-regional/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico