Orlando Viera-Blanco 11 de septiembre de 2024
@ovierablanco
En
1992 el periodista José Vicente Rangel reveló que el presidente venezolano,
Carlos Andrés Pérez [CAP], había utilizado 250 millones de bolívares
pertenecientes al presupuesto del MRI para financiar las elecciones en
Nicaragua y apoyar al gobierno de la recién electa presidenta, Violeta Barrios
de Chamorro.
Esta
denuncia se convirtió en el preludio de un despojo antihistórico del poder y de
la democracia. En marzo de 1993 el Fiscal General de la República en ese
momento, Ramón Escobar Salom, introdujo una acusación contra Pérez por
malversación de fondos, y en mayo de 1993 la Corte Suprema de Justicia (CSJ)
determinó que había méritos para abrir juicio contra CAP.
Lo que sobrevino fue el peor calvario republicano vivido por país alguno en Latinoamérica. ¿Estaba CAP persuadido de la conjura que se batía en su contra? ¿Podía evitarla? ¿Tenía que acatar la decisión de la otrora CSJ manifiestamente injusta, politizada y amañada? Como le alcanzó decir uno de sus jóvenes Ministros [CORDIPLAN] al tiempo que conocían el conteo de votos de los magistrados de la CSJ, quienes dieron mérito al levantamiento de su inmunidad.
-¿Qué
debo hacer? preguntó CAP a Ricardo Haussmann. -Presidente Ud. es un demócrata.
¿Cuántas formas tenía CAP de interpretar aquel regio consejo del joven
Ministro. ¿Aceptar esa decisión? ¿Rebelarse cómo demócrata a la emboscada?
¿Acatar una sentencia express que ponía en peligro la democracia, la vida y la
paz? o morir de otra manera..
Justo
revisar los hitos que llevaron a la defenestración de CAP porque en el ascenso,
vida y caída de Pérez, están muchas respuestas de nuestra cultura
política-carencias y virtudes democráticas-de cuyo atalaje llegó la oscuridad y
el terror.
Primer
gobierno de Pérez: El Estado soy yo
El
primer gobierno de Pérez fue la representación de la Venezuela
saudita-energética, central e industriosa-representada en el V Plan de la Nación.
La pobreza bajó a un 30%, sin duda, a un costo faraónico.
Con el
apoyo de Betancourt, AD postuló a CAP, quién ganó las elecciones el 9/12/73.
Con ese carácter enérgico, extrovertido y jovial, el Gocho desarrolló una
campaña triunfalista asistido de un programa centralista y contralor de la
riqueza petrolera. El lema de Pérez fue Democracia con Energía. CAP se impuso
con el 48,7% de los votos válidos al candidato del oficialismo copeyano,
Lorenzo Fernández, que obtuvo el 36,7%. Además AD obtuvo la mayoría en las dos
cámaras del congreso, asambleas legislativas y los concejos municipales. La
participación llegó el 96,5% del censo. Venezuela amaba votar en democracia.
A raíz
de la guerra de Yom Kippur [octubre/1973] la OPEP reduce las cuotas de
producción ‘castigando el mercado consumidor’ que apoyó a Israel en la
contienda contra Egipto y Siria. El precio del barril de crudo se triplicó de
l3,5$ a 10$PB. CAP-con poderes extraordinarios del Congreso-ejecutó su programa
económico, ambicioso, nacionalista y social, estableciendo una política de
fuertes inversiones industriales. Decretó la nacionalización de la industria
del hierro [16/12/1974, vigente el 1/1/1975] y la Ley Orgánica que Reserva al
Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos [Enero/1976]. Era el
comienzo de la Venezuela rentista, repartita, colosal y de vacas gordas.
El
Estado venezolano puso fin a la disputa con las corporaciones privadas. Atrás
quedaba al Fifty-Fifty de 1948; el 65% de renta del 58; la Corporación
Venezolana del Petróleo (CVP) y la misma OPEP [Juan Pablo Pérez Alfonso/1960] y
la nacionalización de la industria del gas [Caldera]. El V Plan Nacional
[1976-1980] condujo a la ampliación de la Siderurgia del Orinoco (Sidor) y el
vasto complejo extractivo de Ciudad Guayana; la creación de nuevas plantas de
refinado de bauxita y fundición de aluminio y el acometimiento de obras
hidroeléctricas en los caudalosos afluentes del Orinoco. Una inversión de
53.000 MMM$.
La
euforia petrolera de la Venezuela Saudita acompañada del voluntarismo y la
audacia desarrollista de CAP hizo que Venezuela entrara en una transición de lo
rural a lo industrial, petrolero y universal, a un costo elevado. No se suponía
que en época de vacas gordas habría que recalentar la economía al punto de recurrir
al endeudamiento externo. Venezuela se acostumbró a no ahorrar. El gobierno de
CAP I terminó convirtiendo al país en marcadas contradicciones. Teníamos la
gasolina más barata pero una economía de puertos que importaba el 80% de los
alimentos a precios subsidiados.
En su
política exterior CAP [I] fue un opositor tenaz a la dictadura de Anastasio
Somoza en Nicaragua. Su amistad con el panameño Omar Torrijos lo acompañó en
las negociaciones con EEUU para la devolución del Canal de Panamá y fue cercano
con el presidente mexicano Luis Echeverría, de donde nacen los tratados de
estabilización comercial del eje Norte-Sur [975], artífices del Sistema
Económico Latinoamericano (SELA).
El
primer gobierno de CAP colocó a Venezuela en la agenda mundial. Un país percibido
como de crecimiento, influencia estratégica y oportunidades [Henry Kissinger
Secretario de Estado de los Presidentes de EEUU Richard Ford y Gerald Nixon],
de destino migratorio y desarrollo sostenido. Nace la beca Gran Mariscal de
Ayacucho que lanzó a los venezolanos a los campos de Oxford, Harvard o Yale. El
Estado era el caudillo, acentuando el culto al presidencialismo y al
centralismo. Se engrosó la deuda externa, patrocinio del estado clientelar.
Emerge una Venezuela desruralizada con agua, electricidad, luz, vialidad,
hierro, energía, salud pública y educación, pero sin control fiscal ni
aseguramiento tecnológico. Una visión gloriosa de grandeza, que la ‘rebelión de
los náufragos’ no le perdonó.
Un
demócrata en su laberinto. LA otra era: CAP II
Mientras
duró la crisis Irak-Kuwait (agosto de 1990 a marzo de 1991) Venezuela-con CAP
de regreso al poder [1989-1994]-mejoró sensiblemente sus variables económicas,
como la balanza de pagos y la tasa de crecimiento, la cual alcanzó un
sobresaliente 9,1% en 1991. La privatización de la Compañía Anónima Nacional
Teléfonos de Venezuela (CANTV), la aerolínea Viasa (comprada por la española
Iberia y Sidor compensó la caída de los precios del petróleo de la post crisis
del medio oriente. La inflación, que en 1991 había descendido al 21%, rebotó al
32% en 1992. El encarecimiento del coste de la vida revivió el malestar social
latente desde febrero de 1989.
CAP
entró en otro complicado y denso laberinto en su segundo mandato: salir de un
estado rentista, clientelar y burócrata, a un Estado de libre mercado,
descentralizado, privatizador, disciplinado fiscalmente y propietario, de la
mano de un programa de políticas económicas del Fondo Monetario Internacional,
del cual no tenía mucha escapatoria. Acompañado de un grupo de jóvenes
venezolanos “Gran Mariscal”, ansiosos de dar un “Gran Viraje” [Miguel
Rodríguez, Moisés Naím y Ricardo Hausmann] lanza un desafío que sólo un líder
del carácter y talante de CAP podía encarar. Se distancia de su propio partido,
asume el riesgo inflacionario y después de 30 años de borrachera petrolera y
democrática, trata de tragarse y contener una turbulenta resaca política y
social.
En
este ambiente se produjo el golpe de Estado del 4F/92. Debutaba Hugo Chávez
Frías. En la madrugada del martes 4F CAP apareció en la televisión anunciando
el fracaso del levantamiento y la lealtad al orden constitucional expresada por
el Alto Mando de las FFAA. Se rompían 34 años de historia democrática sin
agitación militar. La antipolítica, la acumulación de expectativas de bonanza
de un pasado pleno de riquezas súbitas, colosales pero fugaces, administradas
no con criterio de escasez sino para muchos con escasez de criterio, nos trajo
a unos lodos difíciles de campear.
Permitir
el debut de Chávez y su por ahora fue un error. Saber que existían militares
complotados y subestimarlos, fue otro error. El encarcelamiento de Chávez y sus
camaradas [Movimiento Bolivariano Revolucionario-200], los nuevos sobresaltos
antes de acabar 1992 [noviembre] demandaban un acuerdo político a profundidad.
Pero no. El ‘mar de fondo’ continuó con muchos actores de la vida política e
intelectual del país, trepando y arañando la caída de CAP.
El 5
de marzo de 1993, en un intento de recuperar la iniciativa política, CAP
propuso la reforma de la Carta Magna y la convocatoria de una Asamblea Nacional
Constituyente, pero no encontró eco. Días después, el principio del fin. El 11
de marzo 1993, el Fiscal General de la República, Ramón Escobar Salóm, elevó
ante la CSJ la solicitud de antejuicio de mérito contra CAP imputando el delito
de corrupción por una denuncia del partido Causa R, a su vez investigado y
divulgado por José Vicente Rangel y Andrés Galdo. A Pérez se le acusó de
malversación y peculado, o apropiación indebida, de 250 millones de bolívares,
o 17 millones de dólares de la partida secreta del MRI.
Comenzaba
una letanía política, social e institucional que sacaría de la alforja de
nuestra génesis cultural y política. Nuestros reflujos y rencores republicanos.
Conociendo CAP nuestra cultura política, nuestra tendencia sensible a la
desagregación, al “mando galbano” de tirar la burra pal’ monte, a la animosidad
de lanzar al pajón al más encopetado, ¿podría atajar a tiempo ese mar de fondo
de conjuras y traiciones?
CAP
alcanzó describir su propia tragedia como la rebelión de los náufragos. Y quién
naufragó-desafortunadamente- para él y para el país fue CAP. Un hombre que
vivió 10 años en el exilio, que regresó al país para complotar contra Pérez
Jiménez en el 52, que enfrentó la guerrilla y que lideró la Venezuela saudita
pero pujante de grandes avances y desarrollos [CAP I] de una renovación,
modernidad y redención político-social [CAP II].
Un
hombre que sí camina, que tenía fuerza y energía no pudo o no quiso contener la
ignominia y el odio de caminos ya transitados…En nuestra próxima entrega un
demócrata saliendo de su laberinto, dando su último gran salto: el salto a la
nada, a una costosa defenestración.
PS: Y
se fue Edmundo…[Esta historia continuará]
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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