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miércoles, 18 de septiembre de 2024

CAP: Vete y no peques más [II] por @ovierablanco


Orlando Viera Blanco 17 de septiembre de 2024

@ovierablanco

El 20 de mayo de 1993 la Corte Suprema de Justicia [CSJ-ponencia de Gonzalo Rodríguez Corro] dictaminó que existían razones suficientes en el antejuicio de mérito para procesar a Carlos Andrés Pérez [CAP], el cual insistió en todo momento en su inocencia y en la tesis de una conspiración puramente política urdida por sus enemigos. Al conocerse el fallo judicial, CAP lanzó su propia sentencia en la cual alertaba que no era una decisión de un juez sino “el espíritu inquisitorial y destructor que no conoce límites a la aniquilación-moral o política-de la rebelión de los náufragos de las últimas cinco décadas: los rezagos de la subversión de los años sesenta, los derrotados en las intentonas subversivas del 4F y el 27N-1992 y los nuevos reclutas que conformaban la abigarrada legión de causahabientes”.

Con esta proclama CAP resumía medio siglo de reconcomios, soberbia e inmadurez política, cuya conjura histórica nos condujo injustamente a lo que podríamos denominar, el holocausto políticos venezolano que hoy padecemos: Más de 8 millones de venezolanos desplazados, millones en situación de hambruna, millones de muertos por violencia, criminalidad y delincuencia y millones sumergidos en la mas profunda miseria.

Del Petro-Estado a Estado liberal. Quiera Dios…

CAP justificó sus acciones de gobierno alegando que “ya no era posible el estatismo, porque el Estado macrocefálico había llegado a su fin”. La armonía social [Dixit Moisés Naím] financiada de manera ilimitada por el petróleo, colapsó.

Un país petrolero que generó cincuenta años de deformaciones. CAP asumió la impopular tarea de intentar un salto a la modernidad. Pero sus enemigos “no [le] perdonaron haber sido dos veces presidente por aclamación popular […] ser parte consustancial de la historia venezolana de este medio siglo […] enfrentar los avatares y salir victorioso de ellos”, por lo que concluía que “quienes han conducido al país a esta encrucijada dramática de su historia, tendrán que asumir su responsabilidad”. No la asumieron y los que aún viven, no la asumen.

CAP logró una visión muy exacta de lo que nos tocaría vivir. Lo anticipó con un poderoso acto de fe y dolor pero sin rencor: ”Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse”. Y ese proceso de contrición, redención y propósito de enmienda, aún lo estamos esperando. “Vete y no peques más…” como respondió Jesús, fue en pocas palabras la actitud de CAP. A sus enemigos los invitó a arrepentirse, los perdonó, y los alertó adonde nos llevaría tanta maldad. Pero sus adversarios que no sabían de nobleza, fueron capaces de redimir, no sólo a CAP sino a too un país. Por el contrario, querían hundirlo más, sin piedad y sin sentido.

El 18 de mayo de 1994 Pérez fue arrestado e ingresado en el Retén Judicial de la prisión del Junquito por decisión de la otrora CSJ. Más de tres horas esperaron CAP y su abogado, el Dr. Alberto Arteaga Sánchez por esa decisión. Los magistrados no sabían qué hacer y a dónde enviarlo. Dos días después, el Comité Ejecutivo Nacional de AD, en una tensa reunión, resolvió expulsarlo del partido. Encarcelado y expulsado, el ex presidente fue sometido a juicio el 22N de 1994. El Fiscal General, Iván Darío Badell, solicitó para el acusado la pena de prisión que contemplaba la ley venezolana y una multa de 700 millones de bolívares por los delitos de malversación y peculado. El 30 de mayo de 1996, la CSJ halló a Pérez culpable del delito de “malversación genérica agravada” y le impuso una pena de 2 años y 4 meses. Queremos detenernos en este episodio:

Bueno aclarar que no se encontró culpable de peculado porque CAP jamás dispuso de la partida secreta. Se trató de un acto de rectificación del cual no hubo apropiación. Tampoco el monto que se utilizó para la misión de seguridad a Nicaragua costó 250 millones de dólares sino 600.000 dólares, lo cual tampoco suponía malversación.

Hablando de indulto, recordemos que a CAP le fue allanada su inmunidad presidencial el 21 de mayo de 1993, asumiendo el cargo de Presidente Octavio Lepage, poco después sustituido por Ramón J. Velasquez [5/06/93], quién entrega la presidencia provisional al Presidente electo Rafael Caldera [2/2/1994]. CAP fue definitivamente destituido por el Senado en agosto de 1993. Posteriormente es llevado preso a El Junquito en mayo de 1994 donde permaneció tres meses. Luego por su edad [70 años] se acoge al arresto domiciliario hasta obtener sentencia. Dos meses antes [26 de marzo de 1994], Hugo Chávez quién protagonizó el golpe de estado del 4F-92 y era procesado por insurrecto, fue sobreseído por orden del Presidente Rafael Caldera [a escaso mes y medio de ocupar su cargo]. Mientras tanto CAP quedó sometido a juicio y privado de libertad.

Chávez ex golpista del 4F-92 sale de prisión. Por haber sido sobreseído antes de ser juzgado [indulto presidencial antes de recibir condena] queda habilitado para ser candidato a la Presidencia de la República, la cual ganó en diciembre de 1998. CAP siguió arrestado hasta 1996.

¿Pudo Caldera haber indultado a Carlos Andrés Pérez? ¿Por qué le concedió Amnistía al exministro Izaguirre [diciembre de 1994], sobreseimiento a Hugo Chávez [marzo de 1994] y dejó a CAP sometido a juicio y arresto? ¿Cuál hubiese sido el destino de Venezuela si Chávez era enjuiciado y CAP no hubiese sido depuesto? Volvemos con el decir de CAP: “Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse…” Los venezolanos nos hubiésemos ahorrado inéditos y horrendos sufrimientos, mucho odio y violencia ajena a nuestra cultura, y la pérdida de la democracia.

Un efímero y perseguido regreso…

CAP fue condenado por la CSJ el 20/05/1996. Fue liberado por haber cumplido sentencia durante su proceso. Pérez regresó a la arena política con ímpetu renovado. El 20 de marzo de 1997 presentó su nuevo partido, el Movimiento de Apertura y Participación Nacional. CAP perseguía el escaño de senador por Táchira en las próximas elecciones legislativas. Nuevos contratiempos judiciales le salieron al paso.

El 14/04/1998 el Tribunal Superior de Salvaguardia del Patrimonio Público (TSS) ordenó su arresto domiciliario y su puesta bajo custodia por nuevos cargos de enriquecimiento ilícito, presuntamente cometidos en CAP II. Caldera seguía siendo Presidente de Venezuela. A Pérez y a Cecilia Beatriz Matos Molero se les acusó de ocultar sendas cuentas abiertas en sucursales del Citibank y el Republican National Bank de Nueva York […] CAP inscribió su partido para concurrir en las legislativas del 8 de noviembre de 1998. Apertura cosechó el 1,7% de los votos de la cámara (tres diputados) y 2,4% del Senado (el escaño de Pérez).

El 6D-98 tuvieron lugar las presidenciales ganadas por Hugo Chávez. Asumiendo [CAP] su inmunidad como Senador el 7E- 1999, el TSS suspendió los autos contra el ex presidente. Sin embargo, en agosto de 1999 el Congreso quedó suspendido por el proceso constituyente impulsado por Chávez. Pérez renunció al senado para postularse a la Asamblea Nacional Constituyente convocada por Chávez. La elección (25J-1999) no le favoreció. CAP quedó expuesto a nuevas acciones judiciales. El 20D-2001, tres días después de reabrir el caso por dos fiscales del Ministerio Público, el juzgado de primera instancia del Área Metropolitana de Caracas, ordenó que Pérez y Cecilia Matos, cumplir arresto preventivo en sus domicilios, por las cuentas mancomunadas en EEUU.

Pérez se encontraba en la República Dominicana. Calificó el reinicio de las diligencias judiciales de “farsa”, “chantaje” y “amenaza” orquestados por Chávez, quien le estaba acusando de conspirar contra su Gobierno, aunque aseguró estar dispuesto a comparecer ante la justicia, bajo la convicción que no podría probarse ningún delito. El 24E-2002 la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo falló a favor de la extradición de Pérez y Cecilia Matos y el 3-Abril-2002, la Cancillería del Gobierno cursó petición oficial a República Dominicana y luego igual demanda a las autoridades de EEUU.

Días después se produjo el golpe cívico-militar que fracasó en el intento de derrocar a Chávez. Tras su regreso al poder, el Gobierno acusó al ex presidente de haber sido el “autor intelectual de la intentona del 11A-2002”. En los meses siguientes, las autoridades de Caracas presionaron intensamente a las de Santo Domingo, llegando a verse afectadas las relaciones energéticas bilaterales, para que les entregaran al imputado. Las acciones judiciales no cesaron contra CAP hasta su muerte. CAP falleció a los 88 años de edad, el 25D-2010. Sus últimos años los pasó envuelto en nuevas disputas judiciales, señalamientos de corrupción, acusaciones; problemas de salud, ostracismo y una inclemente persecución. Quiera Dios…

Hasta el mismo día, CAP tuvo a su patria en sus pensamientos, sus labios y en su corazón. Un corazón fuerte y bravío para mantener de pie a unos de los políticos más destacados y visionarios de nuestra historia. Un corazón que soportó mucho dolor e injusticias, duras traiciones e inquinas, y que a pesar de ellas, no lo llevaron a acumular una sola gota de rencor en su alma. Un corazón que hasta su último latido hubiese preferido otra muerte.

Un último aliento… No rectifico

“Me dirijo hoy a todos mis compatriotas y a todos los extranjeros que han hecho de Venezuela su patria. Quién como yo que ha dedicado su vida entera a la conquista, a la defensa y la consolidación de la democracia, no tiene que rectificar que acato la decisión de la Corte Suprema de Justicia. No la juzgo. Será la historia-implacable en su veredicto-la que lo hará más adelante. Y la acato, porque asumo mi responsabilidad como Presidente, como poder y como venezolano” [Yo sigo acusando. Habla CAP/Agustín Blanco Muñoz/En-2011].

Un último aliento de nobleza y dignidad, que sus detractores no demostraron. Un ejemplo de hombre de Estado, cuya virtud no asumieron quienes llegaron al poder y quienes hoy se mantienen en el mando. Un noble llamado a dejar de pecar y marcharse para dejar el país en paz.

Pero pudo más la ambición personal y la codicia, quizás por no ser presidentes, por no ser hombres de Estado, por no conocer el significado noble del poder y por no representar el sentir, el amor y el compromiso, de ser venezolanos.

Orlando Viera Blanco

@ovierablanco

 


 

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