Orlando Viera Blanco 17 de septiembre de 2024
@ovierablanco
El 20
de mayo de 1993 la Corte Suprema de Justicia [CSJ-ponencia de Gonzalo Rodríguez
Corro] dictaminó que existían razones suficientes en el antejuicio de mérito
para procesar a Carlos Andrés Pérez [CAP], el cual insistió en todo momento en
su inocencia y en la tesis de una conspiración puramente política urdida por
sus enemigos. Al conocerse el fallo judicial, CAP lanzó su propia sentencia en
la cual alertaba que no era una decisión de un juez sino “el espíritu
inquisitorial y destructor que no conoce límites a la aniquilación-moral o
política-de la rebelión de los náufragos de las últimas cinco décadas: los
rezagos de la subversión de los años sesenta, los derrotados en las intentonas
subversivas del 4F y el 27N-1992 y los nuevos reclutas que conformaban la
abigarrada legión de causahabientes”.
Con
esta proclama CAP resumía medio siglo de reconcomios, soberbia e inmadurez
política, cuya conjura histórica nos condujo injustamente a lo que podríamos
denominar, el holocausto políticos venezolano que hoy padecemos: Más de 8
millones de venezolanos desplazados, millones en situación de hambruna,
millones de muertos por violencia, criminalidad y delincuencia y millones
sumergidos en la mas profunda miseria.
Del Petro-Estado a Estado liberal. Quiera Dios…
CAP
justificó sus acciones de gobierno alegando que “ya no era posible el
estatismo, porque el Estado macrocefálico había llegado a su fin”. La armonía
social [Dixit Moisés Naím] financiada de manera ilimitada por el petróleo,
colapsó.
Un
país petrolero que generó cincuenta años de deformaciones. CAP asumió la
impopular tarea de intentar un salto a la modernidad. Pero sus enemigos “no
[le] perdonaron haber sido dos veces presidente por aclamación popular […] ser
parte consustancial de la historia venezolana de este medio siglo […] enfrentar
los avatares y salir victorioso de ellos”, por lo que concluía que “quienes han
conducido al país a esta encrucijada dramática de su historia, tendrán que
asumir su responsabilidad”. No la asumieron y los que aún viven, no la asumen.
CAP
logró una visión muy exacta de lo que nos tocaría vivir. Lo anticipó con un
poderoso acto de fe y dolor pero sin rencor: ”Quiera Dios que quienes han
creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse”. Y ese
proceso de contrición, redención y propósito de enmienda, aún lo estamos
esperando. “Vete y no peques más…” como respondió Jesús, fue en pocas palabras
la actitud de CAP. A sus enemigos los invitó a arrepentirse, los perdonó, y los
alertó adonde nos llevaría tanta maldad. Pero sus adversarios que no sabían de
nobleza, fueron capaces de redimir, no sólo a CAP sino a too un país. Por el
contrario, querían hundirlo más, sin piedad y sin sentido.
El 18
de mayo de 1994 Pérez fue arrestado e ingresado en el Retén Judicial de la
prisión del Junquito por decisión de la otrora CSJ. Más de tres horas esperaron
CAP y su abogado, el Dr. Alberto Arteaga Sánchez por esa decisión. Los
magistrados no sabían qué hacer y a dónde enviarlo. Dos días después, el Comité
Ejecutivo Nacional de AD, en una tensa reunión, resolvió expulsarlo del partido.
Encarcelado y expulsado, el ex presidente fue sometido a juicio el 22N de 1994.
El Fiscal General, Iván Darío Badell, solicitó para el acusado la pena de
prisión que contemplaba la ley venezolana y una multa de 700 millones de
bolívares por los delitos de malversación y peculado. El 30 de mayo de 1996, la
CSJ halló a Pérez culpable del delito de “malversación genérica agravada” y le
impuso una pena de 2 años y 4 meses. Queremos detenernos en este episodio:
Bueno
aclarar que no se encontró culpable de peculado porque CAP jamás dispuso de la
partida secreta. Se trató de un acto de rectificación del cual no hubo
apropiación. Tampoco el monto que se utilizó para la misión de seguridad a
Nicaragua costó 250 millones de dólares sino 600.000 dólares, lo cual tampoco
suponía malversación.
Hablando
de indulto, recordemos que a CAP le fue allanada su inmunidad presidencial el
21 de mayo de 1993, asumiendo el cargo de Presidente Octavio Lepage, poco
después sustituido por Ramón J. Velasquez [5/06/93], quién entrega la
presidencia provisional al Presidente electo Rafael Caldera [2/2/1994]. CAP fue
definitivamente destituido por el Senado en agosto de 1993. Posteriormente es
llevado preso a El Junquito en mayo de 1994 donde permaneció tres meses. Luego
por su edad [70 años] se acoge al arresto domiciliario hasta obtener sentencia.
Dos meses antes [26 de marzo de 1994], Hugo Chávez quién protagonizó el golpe
de estado del 4F-92 y era procesado por insurrecto, fue sobreseído por orden
del Presidente Rafael Caldera [a escaso mes y medio de ocupar su cargo].
Mientras tanto CAP quedó sometido a juicio y privado de libertad.
Chávez
ex golpista del 4F-92 sale de prisión. Por haber sido sobreseído antes de ser
juzgado [indulto presidencial antes de recibir condena] queda habilitado para
ser candidato a la Presidencia de la República, la cual ganó en diciembre de
1998. CAP siguió arrestado hasta 1996.
¿Pudo
Caldera haber indultado a Carlos Andrés Pérez? ¿Por qué le concedió Amnistía al
exministro Izaguirre [diciembre de 1994], sobreseimiento a Hugo Chávez [marzo
de 1994] y dejó a CAP sometido a juicio y arresto? ¿Cuál hubiese sido el
destino de Venezuela si Chávez era enjuiciado y CAP no hubiese sido depuesto?
Volvemos con el decir de CAP: “Quiera Dios que quienes han creado este
conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse…” Los venezolanos nos
hubiésemos ahorrado inéditos y horrendos sufrimientos, mucho odio y violencia
ajena a nuestra cultura, y la pérdida de la democracia.
Un
efímero y perseguido regreso…
CAP
fue condenado por la CSJ el 20/05/1996. Fue liberado por haber cumplido
sentencia durante su proceso. Pérez regresó a la arena política con ímpetu
renovado. El 20 de marzo de 1997 presentó su nuevo partido, el Movimiento de
Apertura y Participación Nacional. CAP perseguía el escaño de senador por
Táchira en las próximas elecciones legislativas. Nuevos contratiempos
judiciales le salieron al paso.
El
14/04/1998 el Tribunal Superior de Salvaguardia del Patrimonio Público (TSS)
ordenó su arresto domiciliario y su puesta bajo custodia por nuevos cargos de
enriquecimiento ilícito, presuntamente cometidos en CAP II. Caldera seguía
siendo Presidente de Venezuela. A Pérez y a Cecilia Beatriz Matos Molero se les
acusó de ocultar sendas cuentas abiertas en sucursales del Citibank y el
Republican National Bank de Nueva York […] CAP inscribió su partido para
concurrir en las legislativas del 8 de noviembre de 1998. Apertura cosechó el
1,7% de los votos de la cámara (tres diputados) y 2,4% del Senado (el escaño de
Pérez).
El 6D-98
tuvieron lugar las presidenciales ganadas por Hugo Chávez. Asumiendo [CAP] su
inmunidad como Senador el 7E- 1999, el TSS suspendió los autos contra el ex
presidente. Sin embargo, en agosto de 1999 el Congreso quedó suspendido por el
proceso constituyente impulsado por Chávez. Pérez renunció al senado para
postularse a la Asamblea Nacional Constituyente convocada por Chávez. La
elección (25J-1999) no le favoreció. CAP quedó expuesto a nuevas acciones
judiciales. El 20D-2001, tres días después de reabrir el caso por dos fiscales
del Ministerio Público, el juzgado de primera instancia del Área Metropolitana
de Caracas, ordenó que Pérez y Cecilia Matos, cumplir arresto preventivo en sus
domicilios, por las cuentas mancomunadas en EEUU.
Pérez
se encontraba en la República Dominicana. Calificó el reinicio de las
diligencias judiciales de “farsa”, “chantaje” y “amenaza” orquestados por
Chávez, quien le estaba acusando de conspirar contra su Gobierno, aunque
aseguró estar dispuesto a comparecer ante la justicia, bajo la convicción que
no podría probarse ningún delito. El 24E-2002 la Sala de Casación Penal del
Tribunal Supremo falló a favor de la extradición de Pérez y Cecilia Matos y el
3-Abril-2002, la Cancillería del Gobierno cursó petición oficial a República Dominicana
y luego igual demanda a las autoridades de EEUU.
Días
después se produjo el golpe cívico-militar que fracasó en el intento de
derrocar a Chávez. Tras su regreso al poder, el Gobierno acusó al ex presidente
de haber sido el “autor intelectual de la intentona del 11A-2002”. En los meses
siguientes, las autoridades de Caracas presionaron intensamente a las de Santo
Domingo, llegando a verse afectadas las relaciones energéticas bilaterales,
para que les entregaran al imputado. Las acciones judiciales no cesaron contra
CAP hasta su muerte. CAP falleció a los 88 años de edad, el 25D-2010. Sus
últimos años los pasó envuelto en nuevas disputas judiciales, señalamientos de
corrupción, acusaciones; problemas de salud, ostracismo y una inclemente
persecución. Quiera Dios…
Hasta
el mismo día, CAP tuvo a su patria en sus pensamientos, sus labios y en su
corazón. Un corazón fuerte y bravío para mantener de pie a unos de los
políticos más destacados y visionarios de nuestra historia. Un corazón que
soportó mucho dolor e injusticias, duras traiciones e inquinas, y que a pesar
de ellas, no lo llevaron a acumular una sola gota de rencor en su alma. Un
corazón que hasta su último latido hubiese preferido otra muerte.
Un
último aliento… No rectifico
“Me
dirijo hoy a todos mis compatriotas y a todos los extranjeros que han hecho de
Venezuela su patria. Quién como yo que ha dedicado su vida entera a la
conquista, a la defensa y la consolidación de la democracia, no tiene que
rectificar que acato la decisión de la Corte Suprema de Justicia. No la juzgo.
Será la historia-implacable en su veredicto-la que lo hará más adelante. Y la
acato, porque asumo mi responsabilidad como Presidente, como poder y como
venezolano” [Yo sigo acusando. Habla CAP/Agustín Blanco Muñoz/En-2011].
Un
último aliento de nobleza y dignidad, que sus detractores no demostraron. Un
ejemplo de hombre de Estado, cuya virtud no asumieron quienes llegaron al poder
y quienes hoy se mantienen en el mando. Un noble llamado a dejar de pecar y
marcharse para dejar el país en paz.
Pero
pudo más la ambición personal y la codicia, quizás por no ser presidentes, por
no ser hombres de Estado, por no conocer el significado noble del poder y por
no representar el sentir, el amor y el compromiso, de ser venezolanos.
Orlando
Viera Blanco
@ovierablanco
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