Escrito por William Peña
(periodista) Martes, 03 de Septiembre de 2013
@williampm
A pesar del patriotismo, nacionalismo
y toda esa parafernalia que busca exaltar el orgullo por desarrollar y producir
bienes y servicios en el país, que ha intentando colocar en escena el Gobierno
buscando la "Venezuela Potencia", la realidad de los últimos 14 años
demuestra todo lo contrario.
Y es que la mayoría de los proyectos
que buscan beneficio para el país vienen del extranjero, condimentados con
alianzas entre naciones y buscando sólo beneficios para las economías de otros
países y muy pocos o ninguno para las empresas y los venezolanos.
En los últimos años, el golpe duro lo
ha recibido la industria del software, a pesar del cacareado software libre y
la ley que busca entronizarlo en la estructura del Estado. Los negocios con
Argentina (TDT), Uruguay (software) Brasil (TDT, software), Portugal
(computadoras) y ahora Cuba (software y aplicaciones), entres otros, han
permitido que esas economías hayan logrado incrementar sus capacidades de
desarrollo y producción tecnológica, mientras que el país sigue viviendo de
promesas, la mayoría de ellas engavetadas.
La decisión del Gobierno de
prácticamente entregar a Cuba el desarrollo de software para parte de la
Administración Pública Nacional, entre ellos entes como Saime, notarias,
registros y puertos, no sólo afectó lo que se hacía localmente, sino que además
le ha pasado por encima a la intención del propio Gobierno de implementar
software libre en toda la APN a través del CNTI, pues las soluciones
implementadas son propietarias y deben honrarse con pago de licencias y fees.
Además, en ninguna, hasta ahora permiten hacer cambios o tener a mano el código
para tropicalizarla. Lo mismo pasa con los proyectos con otros países, entre
ellos las canaimitas con Portugal, donde la mayoría del software es desarrollado
en el extranjero Con ello, no sólo cambiaron la estructura, sino que dejaron a
muchos profesionales de brazos cruzados, sin mucho futuro en el país y con cada
vez más intenciones de emigrar.
El golpe ha provocado que en
Venezuela, donde se contabilizaban más de 500 empresas de desarrollo de
software en el año 2000, a 14 años apenas se cuenten poco menos de 50, pues
además de los nulos incentivos para la producción, a pesar de las promesas, se
encuentran con el golpe de la preferencia por los negocios y software
internacionales.
Mientras tanto, los talentos
venezolanos migran. En los últimos años, centenares de ingenieros,
desarrolladores, programadores y técnicos, muchos con experiencia en áreas
claves para el desarrollo nacional de tecnologías mediante software y
aplicaciones, han migrado a países como Argentina y Brasil, en donde el nivel
de salarios no es competencia para Venezuela. "Un desarrollador puede
ganar en Brasil o Argentina unos seis mil dólares al mes mínimo, dependiendo de
su experiencia, mientras que en Venezuela lo máximo que se les puede pagar son
entre 10 mil bolívares ($1.500 oficiales) y 20 mil bolívares ($3 mil
oficiales), que se convierten en $250 o $500 a precio del mercado negro, por
eso las empresas no pueden ser competitivas" comenta una fuente
consultada.
Con Argentina se renovó el contrato de
la Televisión Digital Terrestre, donde el sobreprecio en los shelter y los
decodificadores son una evidencia.
El contrato establece la participación
del país austral en otros negocios dependientes de la TDT, entre ellos
contenidos y producción de equipos técnicos, además de la importación de
televisores. Los teléfonos seguirán siendo un negocio chino, con algunas pocas
cosas para la competencia asiática. Nada americano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico