Miguel Méndez Rodulfo Caracas, 7 de marzo de 2014
Después de la muerte de Gómez, luego
de 27 años de tiranía, la estructura de poder que dejó huérfana el sátrapa de
La Mulera, compuesta por intelectuales que habían enajenado sus principios,
funcionarios profundamente corruptos, militares sanguinarios y políticos
aduladores, encuentra que ninguno de ellos garantiza la supervivencia del
régimen y deciden entonces que el único que puede transitar con éxito los
avatares del futuro incierto que se avecinaba sobre Venezuela, era un militar
muy profesional, de conducta intachable confinado por el propio Gómez al
ostracismo en el estado Táchira: el General Eleazar López Contreras. Este
singular hombre le daría un giro a la conducción del país durante su mandato,
alejando al poder de las prácticas dictatoriales de su antecesor. Bajo su
presidencia se crearon instituciones como: el Instituto Pedagógico de Caracas,
El Museo de Bellas Artes, el Museo de Ciencias, la Sociedad Bolivariana de
Venezuela, el Banco Central de Venezuela, el Ministerio de Agricultura y Cría,
el Consejo Venezolano del Niño, el Cuerpo de Bomberos de Caracas, etc.
En atención a la proliferación de
manifestaciones callejeras, aumento del abigeato y el cuatrerismo, incremento
de la delincuencia, intensificación del contrabando, etc., López Contreras inició
consultas y decidió crear en 1937 la Guardia Nacional de Venezuela, una Policía
Rural a caballo, a pie o en vehículo, a fin de defender a la población
venezolana y proteger las garantías individuales, así como la propiedad. De
manera que esta institución policial vino a llenar un vacío institucional y
tuvo el propósito de salvaguardar el orden público, así como garantizar los
bienes de los venezolanos. Actualmente la misión de este organismo se expresa
así: “La Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela conducirá las operaciones
exigidas para el mantenimiento del orden interno del país, cooperará en el
desarrollo de las operaciones militares requeridas para asegurar la defensa de
la Nación, ejercerá las actividades de policía administrativa y de investigación
penal que le atribuyan las leyes, así como también participará activamente en
el desarrollo nacional, en el territorio y demás espacios geográficos de la
República Bolivariana de Venezuela”.
Todos los expertos coinciden en que la
formación del personal de tropa de la GN tiene un perfil de contención
ciudadana, pero de respeto a los derechos humanos, sobre todo la protección de
la integridad de la persona, el derecho a la vida y la garantía de la propiedad. Siempre se dice que el
ejército no debe ser utilizado para controlar el orden público porque su
formación no le permite cumplir tal función; sin embargo vemos como la
ideologización de un componente militar revierte todos los valores de la ley
que lo creó. Hoy la conducta de la Guardia Nacional en el manejo de las
protestas callejeras de febrero y marzo de 2014, ha sido tan reprobable que no
merece otro calificativo que el de un cuerpo de la muerte. La saña conque sus
efectivos han reprimido a los estudiantes y a cuanto ciudadano se ha atrevido a
filmar sus desmanes, ha sido tal que se han equiparado a los cuerpos represivos
de Putin, Lukashenko, Gadaffi o Bashar al Assad.
Lo que hemos visto por los medios: un
grupo de guardias nacionales persiguiendo a un ciudadano que se cae y se
golpea, es hecho preso, metido en una tanqueta y llevado luego al Hospital
Vargas, con fractura del cráneo y múltiples contusiones que luego le causarían
la muerte, es un comportamiento salvaje, lleno de odio y que deja muy mal
parado a este componente militar. Las mujeres golpeadas en la cabeza por cascos
manipulados por efectivos femeninos de la GN, habla de la descomposición de la
otrora Policía Nacional que creó López Contreras. Los disparos a los balcones y
ventanas de vecinos que corean consignas contra el gobierno y la destrucción de
vehículos con tanquetas, no deja dudas que este es un cuerpo de que se comporta
como bandoleros.
Caracas, 7 de marzo de 2014
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