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sábado, 1 de marzo de 2014

Se debilita la posición interna de Nicolás Maduro ante militares venezolanos

ANTONIO MARIA DELGADO 28 de febrero de 2014

Sabiéndose débil ante la mayor amenaza que el chavismo enfrenta en una década, Nicolás Maduro les ha dado carta blanca a los guardianes de la “revolución bolivariana” para que aplasten con violencia las multitudinarias manifestaciones en su contra. Pero la represión solo está reforzando la imagen de un régimen totalitario, lo que a su vez alimenta las protestas y acentúa el riesgo de una intervención militar, dijeron analistas.

Y es que el heredero de Hugo Chávez ya no puede garantizar la estabilidad para los militares, que ante el creciente descontento popular en las calles y las denuncias internacionales de violaciones a los derechos humanos podrían optar por considerar la posibilidad de un futuro sin Maduro.

“Cada vez es más obvio que el tiempo de Maduro está contado. Va a costar mucho sostenerlo, porque ya no garantiza estabilidad en el país, ni gobernabilidad”, comentó Antonio De la Cruz, director ejecutivo de la firma de asesores Inter American Trends.

“Ya Maduro no es parte de la solución entre los chavistas que quieren seguir operando desde el poder. Y ya los actores comenzaron a buscar en qué otro lado podría estar la solución”, agregó el analista desde Washington.

Esa percepción no es bien recibida por un segmento de las Fuerzas Armadas que aún respalda a Maduro y que lo considera el legítimo mandatario del país.

Pero ese sector, que es minoritario, es contrarrestado por otros dos sectores que han llegado a la conclusión de que está por llegar, o incluso ya llegó, la hora de un cambio en el país, dijo una fuente que mantiene una relación sostenida con la oficialidad venezolana.

Uno de los dos grupos que adversa a Maduro es liderado, pero no controlado, por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.

El otro es un grupo más nebuloso de oficiales institucionales, describió la fuente que habló bajo condición de anonimato.

“El problema aquí es que ninguno de los tres grupos tiene un liderazgo definido”, dijo.

“El grupo de Diosdado, no es que él los comanda, sino que de alguna manera se identifica con las posiciones y los negocios de Diosdado”, comentó.

Lo mismo incluso sucede con el grupo que está vinculado con Maduro, que hasta el momento sostienen al gobernante pero que en el fondo siente más respeto por el cargo que por el hombre, dijo la fuente.

“Y el tercer grupo, no tiene un liderazgo definido. Los une el rechazo hacia los otros dos y siente alguna afinidad hacia el general Raúl Isaías Baduel, pero él [Baduel] está preso”, señaló.

Estas divisiones serían un problema en una eventual intervención militar, ante el riesgo de que las distintas facciones terminen disparándose entre ellas.

Pero los observadores expresaron que si las manifestaciones de protestas en las calles siguen tomando fuerza, lo hombres de uniforme no tendrán más alternativa que actuar para poner orden.

“Después de 14 años de chavismo y 10 meses de madurísmo, y después de haberse desmontado las instituciones democráticas, la única institución que permanece en pie en el país con el poder para poder presionar a los distintos actores para obtener resultados concretos, es la fuerza armada nacional”, comentó desde Londres Diego Moya-Ocampos, analista senior para las Americas de IHS Global Insight/IHS Jane’s.

El riesgo de una intervención va en aumento tras las acusaciones en los foros internacionales de que Maduro ha desplegado una brutal represión contra las manifestaciones, documentadas por fotos y videos tomados durante las protestas.

Esa documentación ha llevado a Estados Unidos, la Unión Europea y a diferentes organizaciones a condenar a Venezuela por cometer violaciones de los derechos humanos, e incluso algunos gobierno evalúan la posibilidad de adoptar sanciones contra el país petrolero.

Maduro da muestra de fortaleza en cada una de sus intervenciones diarias por radio y televisión, pero De la Cruz aseguró que eso es solo una pantalla.

“La situación interna del chavismo es realmente desesperada”, dijo De la Cruz.

El país está quebrado y las reservas internacionales líquidas suman solo $250 millones, el equivalente a dos días de importaciones.

A eso se le suma una abrupta caída en la recolección fiscal, producto de las últimas medidas de intervencionismo económico introducidas por Maduro que, al tratar de obligar a los empresarios a vender por debajo de los precios de productor, lo que ha hecho es que el empresario cierre sus puertas, agregó.

Y a eso se le agregan estas manifestaciones de protesta en la calle que no se apagan pese a que Maduro ordenó a la Guardia Nacional y a los grupos paramilitares obedientes al chavismo a usar la fuerza para aplastarla. El saldo hasta ahora es de 16 muertos, casi 200 heridos y más de 700 detenidos, incluyendo al líder opositor Leopoldo López.

Para Moya-Ocampos, el componente militar del chavismo está observando con mucho detenimiento y preocupación el acelerado deterioro de la situación política y social del país, y lo que hasta ahora ha sido un manejo muy torpe de la situación.

“Hasta el momento no hay evidencia de fractura interna, pero sí hay mucha preocupación y un constante monitoreo de lo que está pasando”, comentó Moya.

“La gran preocupación aquí, además de la reacción internacional que es adversa, es la posibilidad de que las manifestaciones en contra de Maduro sigan escalando hasta el punto de contagiar a los barrios”, agregó.

El que las clases populares se sumen a las manifestaciones de protesta podría terminar siendo determinante porque es ahí donde tradicionalmente ha descansado la gran fortaleza del chavismo.

“[Y] eso ha comenzado a verse”, dijo Moya-Ocampos, quien ha estado observando la crisis venezolana con detenimiento.

“Muchas personas de bajos recursos han comenzado a sumarse a las manifestaciones de protestas, no en sus barrios, porque temen la represión de los colectivos [los grupos paramilitares del chavismo], pero sí en las concentraciones que están siendo convocadas por los estudiantes”, agregó.

De la Cruz enfatizó que ya las manifestaciones populares contra Maduro han cobrado vida propia y que el gobernante chavista no tiene manera de resolverlas.

La protesta que comenzó como un clamor estudiantil de que el gobierno brindara una mayor seguridad en las instalaciones universitarias, terminó convirtiéndose en un clamor nacional para que el gobierno termine por brindar respuesta a los graves problemas económicos y sociales del país.

Y Maduro está atrapado por la insuficiencia de la renta petrolera y por la agenda que le impusieron desde Cuba cuando el régimen de La Habana maniobró para colocarlo a él como heredero de Chávez para conducir el proyecto bolivariano, afirmó De la Cruz.

Esa agenda implica darle prioridad al sostenimiento económico de Cuba y al movimiento antiestadounidense en América Latina, puntualizó.

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