Por Luis Manuel Aguana, 27/12/2014
Resulta interesante y a la vez refrescante ver como las nuevas
generaciones hacen esfuerzos para tender puentes entre lo viejo y lo nuevo,
tratando de renovar las viejas estructuras a los nuevos tiempos y a las nuevas
herramientas. El enfoque novedoso de los muchachos del Partido de la Red
argentino (http://partidodelared.org/)
es de una trascendencia inédita en el mundo, porque va al centro del problema
de la representatividad de los elegidos a ocupar cargos de elección popular, en
especial aquellos que se eligen para la elaboración de las leyes en un
Parlamento. Sin embargo, es importante ampliar la idea de acuerdo a la
información disponible y ver cómo se podrían extender esos conceptos a otros
países de acuerdo con sus propias particularidades, muy en especial los
latinoamericanos, a sabiendas del sesgo cultural que nos identifica.
De la conferencia dictada por Santiago Siri y Pía Mancini (El Partido
de la Red en Argentinahttp://youtu.be/scCKzU2jQWc),
explicando esta novedosa iniciativa de utilizar los nuevos medios masivos de
comunicación, como el Internet, la telefonía celular y las redes sociales para
remozar la manera de actuar de las estructuras obsoletas de representación
popular, podemos extraer varias enseñanzas que pueden ser aplicadas a muchas
realidades de nuestros países.
La primera es la juventud haciendo cosas nuevas, innovando, dándole la
vuelta a los problemas que sabemos que existen en política, donde vemos día a
día que se secuestra la voluntad popular después de haberle arrancado el voto a
fuerza de dinero y engaño a la población, dejando la participación como un
suceso aislado en la periodicidad de un mandato que se renueva cada X años.
¡Qué bueno es ver jóvenes intentando hacer cosas distintas, no lo mismo que
hacían los viejos! Tratar de crear inteligencia colectiva y no proseguir en el
seguimiento a un liderazgo mesiánico obsoleto.
Como sabemos, todos nuestros partidos políticos tienen la misma partida
de nacimiento. Un líder que aglutina en base a un carisma, que deriva en una
propuesta que presenta al país y luego de hacer una promesa básica que repite
hasta el cansancio, se entroniza y es difícil que alguien le sustituya como
“líder fundamental”. ¿Les suena conocido?
Pues bien, eso fue lo que pasó antes con los partidos iniciales de la
democracia en Venezuela, AD y COPEI y luego continuando en una generación
posterior con los “nuevos” partidos, Primero Justicia y Voluntad Popular, y
posiblemente algún otro en gestación. Las mismas estructuras verticales y
estalinistas de “líneas de partido”, que aunque siendo los últimos fundados por
jóvenes, se pusieron viejos inmediatamente, imitando lo que hacían los
anteriores porque “esa es la manera en que se hace política en Venezuela”.
¡Basura! Cero creatividad, cero aplicar la propensión natural de los jóvenes
hacia un cambio en la manera de hacer las cosas.
La juventud de estos partidos debería reinventarse, y aplicar nuevos
métodos para llegarle a la participación de la gente. Deberían fabricarse sus
propias versiones de esos “troyanos” políticos que se están inventando los
muchachos de Buenos Aires para penetrar la claque de sus partidos, que se quedo
atrasada en el tiempo, igual que aquí. El solo ver a un joven diputado de la
“oposición” de las nuevas generaciones-y para colmo proveniente del movimiento
estudiantil-, votando a favor del régimen, imitando una exudación maloliente de
ese pasado político que nos ha hecho tanto daño, debería ponernos a pensar en
qué clase de juventud política queremos para Venezuela.
Por eso me dio envidia positiva la iniciativa de esta joven agrupación
argentina que todavía no se ha convertido en partido, para hacerle frente a los
desafíos políticos de los nuevos tiempos. Bien haría la juventud de nuestros
partidos de estudiar esa iniciativa para ver como la aplican en Venezuela,
habida cuenta de la penetración de las redes sociales en nuestra cultura.
Me hizo sonreír esa comparación que hacen estos jóvenes de la
Constitución como el “Sistema Operativo” de los gobiernos y las Repúblicas y
los abogados como los hackers de un viejo sistema basado en la tinta y el
papel, porque son los únicos que saben interpretar los códigos que solo se leen
en los Parlamentos que hacen las leyes. Cuando alguien como esos muchachos se
hace preguntas como “Si Internet es la nueva imprenta, ¿cuál es la nueva
democracia?”, entonces hay algo denso y sumamente importante detrás de eso.
Cuando se dice que la imprenta fue la tecnología de la información que
prevaleció cuando se inventaron las instituciones que nos rigen y que
democratizó el simple hecho de saber leer y escribir, que era un coto cerrado
de unos pocos, poniendo el conocimiento al alcance de la humanidad en el
pasado, ¿por qué nosotros no hemos hecho nada con esta nueva imprenta que
genera inteligencia colectiva? ¿Eso lo puede poner en marcha una generación
pasada que no entiende esta nueva manera de comprender al mundo? Muchas
interesantes preguntas y pocas respuestas.
Estos jóvenes ven absurdo votar cada cierto tiempo. En eso difiero de
ellos. Hay que votar cada cierto tiempo para renovar las caras y los
compromisos. En lo que sí concuerdo es que el mecanismo de comunicaciones entre
el elector y su elegido debe ser obligante y tan fluido como sea posible,
entregando con una herramienta como la que proponen, esa comunicación que haga
que la participación ciudadana se incremente en grado superlativo,
comprometiendo al elegido a votar en una línea que coincida permanentemente con
los intereses de sus electores. En eso la tecnología puede ser de una ayuda
inimaginable y hay que ahondar muchísimo en esa dirección en nuestros países.
Me gustó el concepto esbozado por los jóvenes de que Internet es una
red de personas NO de máquinas. Y es cierto, porque como bien afirman ellos,
eso es lo que genera la inteligencia colectiva que cambia las sociedades. De la
misma manera el concepto de que los tweets (o “trinos” del Twitter) son
unidades de pensamiento que cuando se comparten (“retuitean”) se está haciendo
sinapsis con otras mentes. Esta idea es poderosa ya que genera una sinergia
imposible de detener. Y eso es lo que ha venido pasando con la red en Venezuela.
Poco a poco se han ido estableciendo ideas y conceptos que han venido calando
en la población, como la idea de cambiar el modelo del Estado.
Por eso, siguiendo en la línea de la comparación donde la Constitución
es el “Sistema Operativo” de los gobiernos y las Repúblicas, en Venezuela
estamos proponiendo un cambio del Sistema Operativo del país. Significa cambiar
todas las formas, los programas y los procedimientos. Cambiarle las correas a
un motor en marcha. Eso, como con cualquier sistema operativo, es un cambio
mayúsculo que implica cambiar la manera en que una máquina interactúa con sus
usuarios, pero llevado a esa comparación, significa cambiar la manera en cómo
el Estado interactúa con los ciudadanos.
Ojalá que la juventud venezolana tome las riendas de ese proceso,
porque son ellos los que mejor entienden los cambios transformadores de la
Democracia en Red que está naciendo en nuestros países. Nosotros trabajaremos
para cambiar el modelo que ya no responde a resolver las necesidades de los
venezolanos y genera más pobreza. Pero su desarrollo ulterior le corresponde a
esos muchachos que están reinventando-como debe ser-, las relaciones políticas
en el futuro. Yo no veré eso, pero haré todo lo posible para que si lo vean
nuestras futuras generaciones…
http://ticsddhh.blogspot.com/
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
http://ticsddhh.blogspot.com/
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico