Por Jesús Chuo Torrealba, 14/12/2014
El camarada Raúl Ortuño está sancionado. Su sanción consiste en tener que arrastrarse en el
barro en invierno, o tragar polvo en verano, para poder llegar a su casa.
Cuando conversamos con él, allá arriba en el sector “La Quinta” de la Cota 905,
Caracas, Municipio Libertador, Raúl era chavista y vocero principal del Consejo
Comunal “Guerreros de la Esperanza”.
Nos dijo que estaba harto: “Aquí
recibimos la visita del camarada Jorge Rodríguez cuando vino a buscar votos.
Nos ofreció reparar la carretera principal. Jamás y nunca volvió por aquí
después que se instaló en el cargo. Es posible que yo después de esta
conversación sea catalogado como ‘escuálido’, porque desgraciadamente eso es lo
que ocurre cuando nosotros los revolucionarios denunciamos a quienes no nos
cumplen. Esa carretera fue aprobada hace años en FundaCaracas. Esos recursos,
150 millones de bolívares, fueron aprobados y desviados. Alguien se quedó con
los millones. Nosotros nos quedamos con nuestra pobreza”.
El camarada Eliecer Thomas Tapia también
fue sancionado. Su sanción consistió
en quedarse sin casa porque los constructores del urbanismo gubernamental
“Ciudad Belén”, en Guarenas, Miranda, abrieron unos diques en los que
represaban aguas de varias quebradas. Al abrir los diques el agua enfurecida
bajó por los zanjones y arrasó varias viviendas en el sector Tocorón (parte
alta), entre ellas la humilde casita donde Eliecer vivía con su familia. “Nos prometieron una vivienda, pero no me
cumplieron”.
En vez de reponer su vivienda, el gobierno lo mando al refugio Las
Cabañas, de donde salió espantado: “Yo
tengo una hija, que aquel momento tenía 16 años, no podía estar en un refugio
con gente extraña, expuesto a que le pasara algo a mi muchacha”. De allí se
fue arrimado con una familia amiga, situación que la burocracia oficial llama
“refugio solidario”. Allí estaba cuando nos contó, con rabia: “Soy un revolucionario, estoy con el
proceso, yo le maneje a mi Comandante las Mesas Técnicas de Empleo del Metro
Caracas-Guarenas, y ni por eso fui tomado en cuenta. Somos revolucionarios y a
los revolucionarios no nos están tomando en cuenta”.
El camarada Alejandro Caraballo también
fue sancionado. Su sanción consistió
en quedarse a la intemperie durante años. El gobierno le tumbó el rancho, allá
en el Barrio Santa Eduvigis, Parroquia Urimare, Estado Vargas, con la promesa
de que en tres meses le entregarían su vivienda. Cinco años después conversó
con nosotros: “Soy revolucionario,
inscrito en el PSUV. Después que me tumbaron el rancho pase mucho tiempo
pagando alquiler, y luego tuve que mudarme a una casa prestada. Cada vez que el
presidente va al aeropuerto sale por la Rampa 4 de Maiquetia. Ojalá levantara
la vista, porque exactamente al frente de la Rampa 4 está Santa Eduvigis, y
podría ver toda esta desidia, toda esta miseria”.
Los camaradas Raúl, Eliecer y Alejandro fueron sancionados, pero no por
el Senado Norteamericano. Su delito no consistió en ser corruptos, o en ser
violadores de los derechos humanos. A
ellos quien los sancionó fue el Gobierno venezolano, el gobierno pesuvista, y
su único delito, su única culpa, fue la de ser pobres. Estos testimonios
son del tiempo en que ellos y otros millones de chavistas decían “mi Comandante
es bueno, mi Presidente tiene buen corazón, pero está mal rodeado por unos tipos
que le ocultan la verdad”.
Hoy la situación es mucho peor, porque los “tipos” que “mal rodeaban”
al Presidente Chávez ahora tienen en sus manos directamente el poder, y en la
actualidad en vez de ignorar a los chavistas del pueblo los agreden. El Diosdado-Madurismo en el poder no se
limita a incumplir los compromisos con su propia base militante. Ahora las
cúpulas podridas “sancionan” con mucha más saña a los chavistas del pueblo, los
persiguen, los agreden con gas lacrimógeno y con perdigones, los ponen presos y
los someten a tortuosos e injustos procesos judiciales.
En efecto, la camarada Massiel Pacheco (una
chavista de 21 años de edad, habitante del Barrio Villa Zoyla, vendedora
ambulante de arepas frente al Parque del Este) fue cruelmente sancionada: detenida por la Guardia Nacional y la “Milicia
Bolivariana” el 2 de abril de este año, acusada de “terrorista” por el Ministro
de Relaciones Interiores en televisión nacional, presa desde el 11 de abril en
la Cárcel de Mujeres de los Teques, fue obligada a destetar a su bebé antes de
tiempo pues no podía amamantarlo en prisión. Aunque ya está en libertad, aun
espera una disculpa.
Los camaradas Rederick Leyba, Legnys
Quijada y Heberto Bastardo, trabajadores de SIDOR, chavistas y militantes del
Movimiento Revolucionario Orinoco, también han sido sancionados con saña: Fueron detenidos por el SEBIN el pasado 19 de
septiembre, en el marco de las protestas obreras contra el contrato colectivo
impuesto ilegalmente a los trabajadores. En la actualidad sus compañeros de
trabajo recogen un diezmo en el Portón 3 de SIDOR para alimentar a sus
familias, pagar sus abogados y colaborar con el Niño Jesús...
Como Massiel, como los tres sidoristas
presos, son numerosos los chavistas de base que han sido víctimas de las
“sanciones” impuestas en meses recientes por el Diosdado-Madurismo: En Guayana tras las amenazas vinieron las tanquetas;
En Lara la dirección sindical revolucionaria que libremente se dieron los
trabajadores cementeros fue desconocida por la burocracia de MinTrabajo;
Trabajadores chavistas de la Corporación de Servicios del Distrito Capital han
sido amenazados de muerte por sus patrones pesuvistas, mientras que en Guanta y
Puerto Cabello el gas lacrimógeno fue la respuesta a los reclamos de los
trabajadores de Bolivariana de Puertos…
Esos chavistas del pueblo, sancionados por el gobierno de la
boliburguesía, no generan preocupación ni solidaridad en el Diosdado-Madurismo:
Ellos están preocupados es por los sujetos que están “full de billetes verdes”,
que tienen tantos dólares que optaron por depositarlos en bancos “del imperio”
y que han comprado mansiones y empresas en “el imperio”, y que ahora están
angustiados porque el Senado de ese país los amenaza con sancionarlos si están
incursos en violaciones de los derechos humanos. Ni Maduro ni Diosdado hicieron nada nunca en solidaridad con Raúl, con
Eliecer, con Alejandro o con Massiel, pero ante la posibilidad de “sanciones” a
los boliburgueses si reaccionaron, convocando a una “marcha” de la nómina de
los ministerios, para que los chavistas pobres marchen en defensa de los
diosdado-maduristas ricos así hayan perpetrado violaciones a los Derechos
Humanos. Aunque lo parezca, esto no es un chiste: Es una tragedia, es la
quiebra moral de un proyecto político que nació hablando de redimir a los
pobres y que ahora los “moviliza” a juro para defender las riquezas mal habidas
de los cazadores de renta.
La más dura sanción que recibirá el
Diosdado-Madurismo se la dará el pueblo unido. De esa sanción si es verdad que no los salva nadie,
aunque nombren a Maradona presidente del CNE.
Hagan lo que hagan, este pueblo unido,
los que siempre nos hemos opuesto al ladronaje y los chavistas de base
indignados, les pasaremos por encima, a punta de lucha y a punta de votos. ¡Palante!
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