Por Juan Marcos Colmenares, 25/02/2002
El 26 de Marzo de 1812 Venezuela sufrió el mayor terremoto de su
historia. Causó grandes daños en Caracas, La Guaira, San Felipe, Barquisimeto,
Mérida y otras poblaciones, y más de 20.000 víctimas. Estados Unidos fue la
primera nación extranjera en prestar ayuda, al enviar a su comisionado especial
Alexander Scott al frente de cinco fragatas cargadas de equipos, herramientas,
ropa, comida y medicinas.
El 15 de Diciembre de 1999 ocurrieron los deslaves en el estado Vargas
y de nuevo Estados Unidos fue la primera nación en acudir en nuestra ayuda. El
11 de Enero del 2000, dos barcos de transporte de la marina, el Tortuga y el
Nashville, zarparon de la base naval de Norfolk-Virginia con destino a La
Guaira-Venezuela, cargados con un formidable equipo de tractores, bulldozers,
pulverizadoras de piedras, niveladoras y maquinaria pesada para el movimiento
de tierra. A bordo venían 450 ingenieros de los “marines” y la Armada de los
Estados Unidos, con la misión de remover las miles de toneladas de barro y
piedras que habían tapiado autopistas, calles y avenidas de los pueblos
ubicados a lo largo del litoral central. Traían además carpas, equipos
purificadores de agua, alimentos, médicos, medicinas y todo lo necesario para
que los ingenieros y operadores militares norteamericanos vivieran y trabajaran
sobre el terreno sin demora alguna. Pero el rescate fue abortado porque Chávez
habría dicho que “tropas de Estados Unidos no vendrán a Venezuela”; rechazando
de esta forma esa ayuda humanitaria como si se tratara de la invasión de un
gobierno extranjero.
Ya durante los primeros días de la tragedia, Estados Unidos había
ofrecido el envío inmediato de 30 helicópteros que podían volar desde Puerto
Rico, a los cuales le seguirían uno o dos navíos porta-helicópteros, con
ambulancias y plantas potabilizadoras de agua. También el gobierno los rechazó,
diciendo que 3 o 4 helicópteros eran suficientes. Pero no lo fueron, porque de
aceptar esa ayuda se hubieran rescatado con urgencia a miles de personas que
sufrieron días de penurias y que padecieron robos, saqueos y agresiones.
El rechazo de la ayuda militar norteamericana solo puede interpretarse
como ese revoltijo mental de viejos prejuicios izquierdozos, complejo de
inferioridad y resentimiento social que aún perdura en la mente de muchos, en
contra del próspero país del norte. Además, políticamente siempre ha sido más
conveniente sumarse a la demagogia antinorteamericana, que explicar que en la
historia no ha existido una potencia más generosa con el resto del mundo y
abierta con los millones de extranjeros que van allí a buscar refugio escapando
de sus personales pesadillas.
Más de dos años después, en Vargas todavía no se han embaulado los ríos
ni las quebradas, los trabajos de canalización y remoción de piedras y
escombros están atrasados, las vías se encuentran intransitables y su pueblo
sufre necesidades, maltrato, abandono y penurias. La vergüenza que hoy es
Vargas es solo consecuencia de la incapacidad y del estúpido complejo de
inferioridad de este gobierno “chavista”.
* Abogado
jmcolmenares@gmail.com
Miembro de Vente Venezuela
jmcolmenares@gmail.com
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