Por Carlos Vilchez Navamuel, 22/12/2014
El impuesto, nos dice el DRAE, es un tributo que se exige en función de
la capacidad económica de los obligados a su pago. Existen varias clases de
impuesto, el directo, que es el que grava las fuentes de capacidad económica,
como la renta y el patrimonio, el indirecto, el que grava el consumo o gasto y
hasta existe el llamado el impuesto revolucionario que es aquél sistema montado
por una organización terrorista para financiarse mediante extorsión y amenazas.
Se sabe que los impuestos tienen objetivos claros como son la seguridad, la
infraestructura del país, la defensa y el mantenimiento de todas las zonas
públicas.
El sitio eumed.net nos explica que “La historia de los impuestos es
casi tan antigua como la historia del hombre pensante. Desde las primeras sociedades
humanas, los impuestos eran aplicados por los soberanos o jefes en forma de
tributos, muchos de los cuales eran destinados para asuntos ceremoniales y para
las clases dominantes. La defraudación de impuestos teniendo el carácter y
destino que se les daba eran poco comunes, debido al control directo que de la
recaudación hacían sacerdotes y soberanos. Las primeras leyes tributarias
aparecen en Egipto, China y Mesopotamia”. Hoy día los impuestos supuestamente
son utilizados para el bienestar común, sin embargo existen países con
gobiernos estatistas que utilizan la mayoría de esos impuestos para mantener
una burocracia estatal.
Antes de continuar este comentario deseamos aclarar que no estamos en
contra de los tributos, LO QUE NO ENTENDEMOS ES PORQUÉ DEBEMOS PAGAR TANTOS Y
TAN ALTOS IMPUESTOS. ¿Por qué permitimos que el Estado siga aumentando el
personal en las instituciones públicas duplicando funciones y generando más
gastos? Nos preguntamos también ¿Por qué no tener un Estado más pequeño, funcional,
fiscalizador, y FACILITADOR? ¿Acaso es tan difícil de comprender que un Estado
pequeño beneficia a la mayoría?
Cuando se nos dice que se necesita un Estado fuerte, en lo único que
pensamos es en el costo que se tiene y en el cómo se puede sostener, un Estado
fuerte en países como el nuestro significa MUCHOS EMPLEADOS y ALTOS IMPUESTOS,
en estas circunstancias el Estado se convierte en el socio de toda actividad
comercial, industrial, educativa y social, UN ESTADO VORAZ, enemigo de la
empresa y enemigo de las mayorías, y si a esto le agregamos las inflaciones que
muchas veces producen, las gollerías que se forman en las instituciones
públicas y los contratos laborales desmedidos que se firman, el resultado con
el tiempo es garrafal.
Imaginen un Estado con menos gastos y con menos impuestos, seríamos un
país más barato para los ciudadanos que lo habitamos, atractivo para las
inversionistas, y con ello se podría tener más empleo, los exportadores podrían
vender sus productos a menor precio y por lo tanto estaríamos en mejor posición
para competir, vendrían más turistas y consecuentemente estas medidas
generarían más riqueza para todos.
Está comprobado que la recaudación de impuestos es mayor cuando estos
son más bajos, también se ha comprobado que la corrupción se reduce, contrario
a los políticos latinoamericanos que piensan que la soluciones del Estado se
solucionan solo con impuestos, Canadá, Suecia y Gran Bretaña han decidido bajar
los impuestos.
En nuestra región, lamentablemente la mayoría de los impuestos se
utilizan generalmente para pagar salarios y beneficios desmedidos a los
empleados públicos, en Costa Rica por ejemplo, existen instituciones que gastan
el 80% de sus presupuestos para pagar a los funcionarios del Estado. ¿Cómo
se puede avanzar y hacer proyectos que el país necesita de esa forma? Y aquí de
nuevo nos preguntamos ¿Es acaso lógico que esto sea así? ¿Por qué por ejemplo,
no se invierte la ecuación y se utiliza un 80% de ese presupuesto para hacer lo
que necesita en el país y el resto para pagar salarios? TODO LO QUE NECESITAMOS
ES REDUCIR EL ESTADO DE FORMA INTELIGENTE.
Nosotros en el caso de los impuestos pensamos como Milton Friedman
cuando dijo “Estoy a favor de reducir impuestos bajo cualquier circunstancia y
por cualquier excusa, por cualquier razón, en cualquier momento en que sea
posible”. La razón de pensar así es muy simple, generalmente quienes
administran los impuestos son irresponsables y muchas veces los utilizan para
beneficiarse directamente.
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