Por Miguel Velarde, 16/02/2015
Lo
que vivimos no es normal
Los venezolanos le tienen miedo al Carnaval, porque desde hace algunos
años los días previos a esta celebración están acompañados de malas noticias.
Esto no es casualidad, porque el gobierno encuentra conveniente anunciarlas en
estas fechas confiado en que muchos ciudadanos estarán distraídos en la “rumba”
y la playa y así las duras medidas pasarán inadvertidas.
Este año no fue la excepción. La semana pasada, el vicepresidente para
el área económica, Rodolfo Marco Torres, anunció la inauguración de un sistema
de libre compra y venta de divisas regido por el mercado. En éste, llamado
Sistema Marginal de Divisas (SIMADI), el dólar estadounidense cotizó en su
primeros días a Bs. 174,46, un valor 28 veces mayor al del dólar oficial de Bs.
6,30. Esto hace que el país no solo sea el único en el mundo con múltiples
tasas de cambio, sino también que tenga una diferencia gigantesca entre ellas.
Así mismo, finalmente el viernes pasado y con un mes de retraso, el
Banco Central de Venezuela anunció que en diciembre la inflación llegó a 5,3%.
Según estos mismos números oficiales, el 2014 el país registró una inflación de
68,5%, la más alta del mundo. Eso, agregado a los niveles de escasez y
desabastecimiento de toda clase de bienes, hacen que la situación económica del
país sea innegablemente crítica.
Ligado a todo esto está un problema que podría ser el más grave de
todos: el desabastecimiento de medicinas e insumos médicos. Este problema, de
no solucionarse a corto plazo, puede generar una crisis incluso mayor a la
falta de alimentos. En escenarios en los que muchos de ellos no se encuentren,
pueden reemplazarse unos con otros: si no hay carne, se come pollo. Si no hay
pollo, se come pan. Sin embargo, en el área de los medicamentos, especialmente
cuando se trata de enfermedades crónicas, esto no es posible. Si los enfermos
no encuentran la medicina que necesitan para tratar su padecimiento, no pueden
substituirla con otra.
Ante este escenario, lo más racional sería ver al Gobierno tomando
medidas urgentes que solucionen los problemas y permitan la estabilización de
una economía que parece la de un país en guerra. Sin embargo, lo único que
podemos ver son medidas que profundizan un modelo que ha fracasado rotundamente
y buscando culpables de la crisis en cualquier parte antes que asumir su
responsabilidad.
Los niveles de inflación , escasez, inseguridad, impunidad, corrupción,
ineficiencia y muchas otras variables de las que no podemos sentirnos
orgullosos nos han puesto en la mira del planeta.
Lo que vivimos no es normal y, por eso, la mala noticia es que son
muchas las cosas que hacen que Venezuela sea un país único en el mundo.
Miguel Velarde
@MiguelVelarde
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico