Por Economista Jesús Alexis González, 02/03/2015
La reciente historia económica de Venezuela está impregnada de variados
acontecimientos contradictorios, tal como los referidos al periodo 1989/1992 cuando
a pesar del golpe militar (04/02/92) la tasa de variación (%) del PIB real fue
de 3,17; siendo que durante 1999/2003 dicha tasa reflejó un (3,79) habiendo experimentado menor conflictividad
política. Es de destacar, que con el arribo de H. Chávez a la presidencia se
inicia la instrumentación de variados
referentes ideológicos que al principio se vincularon en lo económico con los principios
ortodoxos de la ciencia económica lo cual consagraron en distintos
documentos como el Programa Económico de Transición 1999/2000 donde se señala
que “las acciones específicas de la estabilidad monetaria, financiera y
cambiaria tienen su pivote central en una prudente política fiscal….”; al igual
que en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001/2007 donde
plantean la construcción de un modelo económico productivo y diversificado,
definiendo que “el modelo planteado está vinculado con un sistema productivo
diversificado, competitivo, abierto hacia los mercados internacionales, basado
en la iniciativa privada….”. Tal intención de una sana economía se truncó a partir
del 2003, cuando se visualiza un devenir estatista a tono con un socialismo del
siglo XXI aupado, entre otras circunstancias, por el “triunfo” sobre el paro
empresarial y petrolero de finales 2002 e inicios 2003 en momentos cuando la
economía estaba acusando una aguda contracción (¿excusa para la ruptura con el
sector privado?), cuyo detonante se
puede vincular con la aprobación de la Ley de Tierras (¿inicio de la
hambruna?), con el control del sector agroindustrial al crearse en 2005 la
Corporación Venezolana Agraria, y con la
comercialización de alimentos por parte del sector público con la creación de
Mercal y Casa (¿burocratismo ineficiente?). La acción encaminada hacia la
estatización, es profundizada por Chávez luego de su ratificación como
Presidente en el Referendo Revocatorio del 15/08/ 2004 asumiendo públicamente el socialismo como norte de su Gobierno, y
más tarde cuando nuevamente triunfa en 2006 y da inicio a un control estatal de la economía con la
intención subyacente de demoler el sector privado con estrategias concretas
como el reforzamiento del control de cambio instrumentado en 2003, la
asignación de divisas, las regulaciones de precios y ganancias, disminución de
la rentabilidad empresarial, apalancamiento del Estado empresario; escenario
que en mucho explica que se promulgara en 2008 la Ley Contra el Acaparamiento,
la Usura y el Boicot afectando la disposición de bienes y el manejo de
inventarios, y posteriormente la Ley de Precios Justos en aras de reducir las
posibilidades de reinversión de la empresa privada.
Mención aparte merece la creación en 2005 del Fondo de Desarrollo
Nacional (Fonden), previa reforma (un mes antes) de la Ley del BCV lo cual
facilitó que el ente emisor transfiriera de inmediato unos US$ 6.500 millones de las reservas internacionaleshasta
acumular dicho Fondo más de US$ 92.000
millones, de los cuales unos US$ 42.000 millones fueron aportados por el
BCV quien fue autorizado por la Superintendencia de Bancos (Sudeban) para sustituir los activos en divisas por
activos en moneda nacional; es decir la sustitución de las reservas por un
activo sin recibir el BCV algún titulo público para documentar la operación,
convirtiéndose en la práctica en una “donación”
de reservas internacionales al Fonden para ser ejecutadas como un presupuesto
paralelo libre de control (¡paraíso
parafiscal!) en perjuicio de la economía real.
Mediante una cronología de
eventos noticiosos, podemos visualizar el avance de la estatización de la
economía y la subyacente hambruna que induce; veamos: 19/01/09: WikiLeaks, espiral de corrupción en importación de
alimentos en Venezuela; 22/01/09: Gobierno
prefiere importar alimentos para Mercal y comprar menos en el país; 05/03/09: Chávez ordenó expropiación de
Cargil, transnacional estadounidense de alimentos: 18/07/09: Gobierno asumirá importaciones de alimentos esenciales,
para evitar que las empresas privadas sigan negociando con dólares al cambio
oficial; 13/12/09: Chávez anuncia
que 13 barcos cargados de cientos de contenedores vienen para traernos
productos argentinos; 16/03/10: Aseveran
empresarios que 68% de los alimentos siguen siendo importados; 10/06/10:Chávez declara la “guerra
económica” a la “burguesía apátrida”; 22/03/11:
Gobierno controlará compra de productos terminados para el Plan Alimentario
Nacional 2011/2012; 05/09/12: Chávez
asegura que Venezuela importa el 37% de los alimentos que consume; 28/01/12: Inti estima expropiar 397 mil
hectáreas durante 2013 para continuar la política de rescate iniciada en 2005; 2013: Gobierno denuncia “guerra económica”
contra la Revolución Bolivariana; 24/10/13:
El Gobierno realizará importación masiva de alimentos; 06/04/14: Importaciones de alimentos del Estado se dispararon 51%
en 2013; 04/07/14: La gente sigue
entre colas y sobreprecios al persistir los problemas de abastecimiento de
varios productos de la cesta básica; 16/07/14:
Precio de los alimentos subió 90,5% en el último año, 28/07/14: Aumenta 90% el uso de tarjetas de crédito para pagar
alimentos; 02/08/14: Hay que patear
calle para conseguir buenos precios de alimentos;20/02/15: La inflación de alimentos en Venezuela 2014, es siete
veces mayor a la del resto de América Latina;26/02/15: Acusan a Fedecamaras y a Consecomercio de participación
en “guerra económica”; 26/02/15: Maduro
se declaró en campaña permanente contra supuesto golpe de Estado. A manera de reflexión final: De no emanar en 2015 la autocrítica y un diálogo sincero en el marco de un Plan de Entendimiento Nacional, muy
probablemente el oficialismo profundizará la ofensiva ideológica y continuará con el tema de la “guerra
económica” y del golpe de Estado tratando de desviar la atención sobre eldesastre económico que ha propiciado, a
la par de continuar intentando la demolición del sector privado en pro de impulsar la estatización a la
sombra de un indefinido socialismo;
escenario que puede conducirnos por caminos indeseables.
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