ROSALÍA
MOROS DE BORREGALES
rosymoros@gmail.com
http://familiaconformealcorazondediosblogspot.com
@RosaliaMorosB
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Dedicado
a mis cinco hermanas y con ellas a todas mis hermanas venezolanas.
Hermana, sé que amas la vida, pero aún más que la vida amas el precioso don de dar a luz la vida. Tus hijos son tus estrellas en el firmamento. Sus vidas son los diplomas que cuelgan de tu pared. Tus fuerzas no tienen límites para luchar en el camino, tu amor vence todos los obstáculos; la ilusión de ver las caras de tus amados iluminadas con una sonrisa y con una mirada tierna son suficiente recompensa para que camines la segunda milla. Tú has entendido desde hace tanto que es más bienaventurado dar que recibir; por esa razón, tus manos siempre rebosan. Lo poco viene a ser mucho en tu regazo, en ti todo el bien se multiplica.
Hermana, eres roca firme e inconmovible, el corazón de tu esposo reposa confiadamente en ti, tú sabes darle bien y no mal todos los días de su vida; lo has amado con la pureza de tu alma, ha sido él tu deleite, bajo su sombra te ha sido grato el reposo. Por eso, cuando la extraña, la ajena que seduce con labios de ajenjo maquillados de miel, quiera usurpar lo que has cultivado con tanto amor, levanta tu cabeza y como valiente leona muéstrale que tus armas son poderosas en Dios. Si él merece tu precioso corazón sabrá discernir dónde está su nido de amor, si no entregará su honor a extraños y sus años a alguien cruel.
Hermana, todos tus miedos se desvanecen cuando al amanecer Dios trae su luz por tu ventana. Desde muy temprano en la mañana gobiernas tu casa, diriges tus asuntos, reparas, corriges, haces; del hacer están hechas tus manos, del acariciar las hidratas cada día. Cuando las provisiones escasean sabes administrar tus bienes; tu creatividad se convierte en una fuente de producción. Cuando la abundancia llena tu casa, cual hormiga previsiva sabes guardar porción para el invierno, y aún consigues traer para el disfrute, porque tú sabes celebrar la vida.
Hermana, el destino parece impenetrable, cuando piensas que con cada segundo que pasa la vida se te acorta es porque de alguna manera la tristeza ha invadido tu alma, y quizá ha permanecido en ella sin ser invitada. Porque cada segundo que pasa es inversión de vida; añade cada segundo a la suma de todas tus ganancias y no a la lista de la resta de todas tus pérdidas; pues tú sabes convertir tus pérdidas en ganancias. La clave está en desarraigar toda la amargura, pues ella comienza a tomar posesión de tu mente poco a poco y pronto todo tu cuerpo se convierte en su esclavo.
Hermana, es hermoso ver cómo hay cabida en ti para todos los afectos; para los hijos que te ven como un hada madrina; para el esposo que busca en ti el remanso de paz; para los padres que buscan en ti el sostén para sus debilitadas piernas; para los infinitos familiares que saben que en ti siempre encontrarán el corazón abierto y amable, para la amiga que necesita que la abraces con tus oídos y la escuches con el corazón... Pero al dar todos los amores, no te olvides, hermana mía, de ti. Ámate y cuídate con esmero. Invierte tanto en tu mente como en tu corazón, y recuerda que tu cuerpo va cargando con los dos.
¡Hermana, te he hablado con el corazón!, pero todas mis palabras serían como hoja seca que se lleva el viento si no te dijera lo más importante, hermana mía: ¡Dios quiere bendecirte la vida! Él quiere llenar tu casa con toda clase de bien. No busques por senderos apartados de la luz a quien es El Camino. Tan sólo ven a Él, ábrele tu corazón, reconócelo como tu Señor, como el único Dios de tu vida. Y cree, hermana, cree en su cruz, cree en su resurrección y cree en su Amor para darte la mejor vida.
¡Con todo mi corazón para ti, hermana mía!
Hermana, sé que amas la vida, pero aún más que la vida amas el precioso don de dar a luz la vida. Tus hijos son tus estrellas en el firmamento. Sus vidas son los diplomas que cuelgan de tu pared. Tus fuerzas no tienen límites para luchar en el camino, tu amor vence todos los obstáculos; la ilusión de ver las caras de tus amados iluminadas con una sonrisa y con una mirada tierna son suficiente recompensa para que camines la segunda milla. Tú has entendido desde hace tanto que es más bienaventurado dar que recibir; por esa razón, tus manos siempre rebosan. Lo poco viene a ser mucho en tu regazo, en ti todo el bien se multiplica.
Hermana, eres roca firme e inconmovible, el corazón de tu esposo reposa confiadamente en ti, tú sabes darle bien y no mal todos los días de su vida; lo has amado con la pureza de tu alma, ha sido él tu deleite, bajo su sombra te ha sido grato el reposo. Por eso, cuando la extraña, la ajena que seduce con labios de ajenjo maquillados de miel, quiera usurpar lo que has cultivado con tanto amor, levanta tu cabeza y como valiente leona muéstrale que tus armas son poderosas en Dios. Si él merece tu precioso corazón sabrá discernir dónde está su nido de amor, si no entregará su honor a extraños y sus años a alguien cruel.
Hermana, todos tus miedos se desvanecen cuando al amanecer Dios trae su luz por tu ventana. Desde muy temprano en la mañana gobiernas tu casa, diriges tus asuntos, reparas, corriges, haces; del hacer están hechas tus manos, del acariciar las hidratas cada día. Cuando las provisiones escasean sabes administrar tus bienes; tu creatividad se convierte en una fuente de producción. Cuando la abundancia llena tu casa, cual hormiga previsiva sabes guardar porción para el invierno, y aún consigues traer para el disfrute, porque tú sabes celebrar la vida.
Hermana, el destino parece impenetrable, cuando piensas que con cada segundo que pasa la vida se te acorta es porque de alguna manera la tristeza ha invadido tu alma, y quizá ha permanecido en ella sin ser invitada. Porque cada segundo que pasa es inversión de vida; añade cada segundo a la suma de todas tus ganancias y no a la lista de la resta de todas tus pérdidas; pues tú sabes convertir tus pérdidas en ganancias. La clave está en desarraigar toda la amargura, pues ella comienza a tomar posesión de tu mente poco a poco y pronto todo tu cuerpo se convierte en su esclavo.
Hermana, es hermoso ver cómo hay cabida en ti para todos los afectos; para los hijos que te ven como un hada madrina; para el esposo que busca en ti el remanso de paz; para los padres que buscan en ti el sostén para sus debilitadas piernas; para los infinitos familiares que saben que en ti siempre encontrarán el corazón abierto y amable, para la amiga que necesita que la abraces con tus oídos y la escuches con el corazón... Pero al dar todos los amores, no te olvides, hermana mía, de ti. Ámate y cuídate con esmero. Invierte tanto en tu mente como en tu corazón, y recuerda que tu cuerpo va cargando con los dos.
¡Hermana, te he hablado con el corazón!, pero todas mis palabras serían como hoja seca que se lleva el viento si no te dijera lo más importante, hermana mía: ¡Dios quiere bendecirte la vida! Él quiere llenar tu casa con toda clase de bien. No busques por senderos apartados de la luz a quien es El Camino. Tan sólo ven a Él, ábrele tu corazón, reconócelo como tu Señor, como el único Dios de tu vida. Y cree, hermana, cree en su cruz, cree en su resurrección y cree en su Amor para darte la mejor vida.
¡Con todo mi corazón para ti, hermana mía!
ROSALÍA
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