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sábado, 11 de julio de 2015

Grecia ¿para qué sirvió el referéndum?, por Miguel Méndez Rodulfo

Miguel Méndez Rodulfo 10 de julio de 2015

Hasta ahora para nada, aunque no sabemos que carta se guarda bajo la manga el impredecible profeta Tsipras. El domingo 6 de julio, en la tarde, cuando todos los sondeos anticipaban un margen estrecho a favor del NO, la euforia del gobierno y sus partidarios ya sacudía la plaza Sintagma. Cuando horas después se comprobó que el apoyo remontó al 61%, la euforia se convirtió en furor. El gobierno había recibido un mandato inequívoco para renegociar las condiciones que la UE le imponía a Grecia. El Primer Ministro prometía viajar el lunes a Bruselas y presentar su contrapropuesta el martes. El corralito financiero había comenzado desde el viernes 26 de junio, una vez pateada la mesa de negociaciones, lo que significó que no se pudiera sacar de los cajeros automáticos más de 60 euros diarios y no se pudieran hacer transacciones financieras fuera del país. Para entonces se habían fugado, sólo desde noviembre hasta lo que va de año, 44.000 millones de euros de Grecia. El cierre de los bancos y la restricción de sacar dinero diariamente, tropezó con el problema no previsto de que muchos jubilados no usan tarjeta, por lo que los bancos debieron abrir sólo para atender la tercera edad, por estricto orden alfabético, una vez a la semana y limitados a 120 euros semanales.

Algo que muchos prefieren ignorar, particularmente el gobierno heleno, es que el BCE, a través de su fondo de rescate, ha mantenido en pie a los bancos griegos con el programa de auxilios crediticios de liquidez de emergencia, para lo cual se han aportado 89.000 millones de euros, en estos últimos 5 meses de amargas negociaciones. Si nos preguntáramos ¿Por qué Grecia no ha dejado de pagar su deuda, tal como lo hizo Argentina en su momento?, tenemos que respondernos que no lo hace porque no puede, no porque no quiere. Los argentinos tenían fuentes de ingresos para sostener su economía, Grecia hoy carece de ello y subsiste gracias a los créditos de emergencia que le concede la Troika. Gústeles o no les guste, esta es la realidad. Dado que esto es así, que ya hubo una quita de deuda de 107.000 millones de  euros y que nunca en los últimos 5 años Grecia ha llevado a cabo las reformas profundas que saneen su economía, sino que ha puesto paños calientes, conservando toda clase de privilegios, ha mantenido la laxitud de su sistema tributario, ha mantenido el sistema social más oneroso de Europa (17,5% de su PIB), permite jubilaciones prematuras, mantiene un aparato militar desmedido, etc., no se puede admitir que haya que hacerle más concesiones a los griegos, como pretenden.

Del dinero que se la ha dado a Grecia, 4.000 millones los aportó Portugal, 25.000 España, 38.000 Italia, 43.000 Francia y 68.000 Alemania. Salvó este último país, todos los demás presentan serios problemas económicos. Particularmente Portugal y España fueron sometidos a severos planes de austeridad. Hoy sus economías repuntan. España va a crecer 3,1% en 2016,  más que Alemania. Estonia en los primeros dos años de su programa de recortes perdió el 25% de su PIB; sin embargo se levantó. De otorgarse un tercer rescate a Grecia, están pidiendo 53.000 millones más, cada país de la eurozona tendrá que hacer su aporte, a riesgo que un dinero que se puede aplicar en su propio país para hacer escuelas, hospitales, carreteras, etc., se pierda en el barril sin fondo de una nación despilfarradora. Esa es la disyuntiva. La propuesta que acaba de hacer Grecia el jueves, en la que propone una reducción de su gasto público de casi 15.000 millones de euros, más de lo que le habían pedido, parece indicar que aterrizaron. Así el mandato del referéndum se incumplió, están acogiendo condiciones más duras que antes. Extrañamente los derrotados del domingo, salían el jueves a presionar por la permanencia en Europa, lo que implica la aceptación de las condiciones de Troika. Los triunfadores se quedaban en su casa. La no apertura de los bancos el jueves 9, como prometió el gobierno, los convenció que no hay otra, sino tomarse el purgante. Veremos ahora si Tsipras patea de nuevo y conduce a su país al abismo.

Miguel Méndez Rodulfo

Caracas, 10/07/2015

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