Por Mabel Sarmiento
Garmendia
Caracas. “Esto es como un
círculo vicioso, uno quiere salir y a la vez no”, alcanzó a decir una joven
contactada por medio de una persona transexual que trabaja en la avenida
Libertador, y que desde hace dos meses entró al oficio junto con otra amiga, también
menor de edad.
Ambas viven en Catia y salen
en la tarde hacia la avenida Libertador para captar clientes. “Pero ya a las
7:00 pm se están regresando porque son nuevas y aquí hay que trabajar por
cuadras y en grupos, debido a que hay mafias y mucha inseguridad”, dijo la
persona trans, con quien se hizo contacto vía telefónica.
Del dinero que ganan no cPoromentaron
mucho, pero extraoficialmente se conoció que las tarifas no bajan de 3.000
bolívares cuando se trata de jovencitas.
Ciertamente no es fácil
obtener un testimonio de un adolescente ejerciendo está actividad. Se amparan
en que son menores de edad y siempre hay alguien mayor haciendo presión para
que no den entrevistas. No obstante algunas frases que se les puede sacar es de
dónde son y la mayoría es de barrios o del interior del país. “¿Por qué lo
hace?” porque tienen un familiar o una amiga que se prostituye o porque hijos
que mantener. Hay otros casos en los que las muchachas cuentan que los hombres
les dan para vestirse a la moda.
Nury Pernía, presidenta de
la Asociación de Mujeres por el Bienestar y Atención Recíproca (Ambar), más
allá de lo alarmante que presenten las cifras (un estudio de esta organización
estimó que en Venezuela hay 45 mil niños y niñas víctimas de la explotación
sexual), dijo que el problema es la realidad social en la que se encuentran
estos menores.
“Se están prostituyendo como
única estrategia para sobrevivir”, señaló.
Una mujer joven camina en
una esquina de la avenida Libertador. Cristian Hernández/CU
Ambar, hace unos años,
realizó un estudio de campo precisamente en la avenida Lecuna, en Catia, Sabana
Grande, Chacaíto y plaza Caracas, en donde encontraron grupos de cinco a 15
muchachitas trabajadoras sexuales, entre los 14 y 16 años
Esa investigación arrojó
resultados preocupantes como el hecho de que las jovencitas, principalmente las
menores de 14, tenían poco conocimiento o casi ninguno de las enfermedades de
transmisión sexual, ni siquiera del VIH. Tampoco sabían cómo prevenir estos
males.
Según Pernía, los estudios y
los abordajes hechos a estas adolescentes, descubren que ellas caen en la
prostitución porque las ingresa una amiga, en primer lugar y, en segundo,
porque viven en situación de abandono, ranchos y pensiones. Hay casos, muy
puntuales y pocos, en los que son guiadas por su misma madre.
Lo más crítico de las
entrevistas con estas chicas es cuando les preguntaron por qué lo hacían y del
grupo de 104 encuestadas, 56 dijeron “porque me gusta”. A lo que Oscar Misle, de
Cecodap, sostuvo que ese “me gusta” está supeditado al dinero, pues estas
personas nunca se sienten bien cuando son manoseadas por muchos hombres, o
cuando se tienen que acostar con alguien que nos les agrada.
En el abandono
La prostitución infantil
está calando silenciosamente en las calles caraqueñas y no se observa una
política gubernamental liderada por los ministerios de Salud, Educación,
Deportes, Vivienda e incluso de las Comunas. Más bien hay, según los
investigadores, negligencia y abandono.
Según Nury Pernía, han
encontrado en esta población una precaria situación de salud, muchas de las
víctimas están ligadas al consumo de drogas y de licor, pertenecen a pandillas,
tienen mala alimentación y tienen una total falta de higiene. “Eso las hace mucho
más vulnerable”.
01-09-15
http://www.cronica.uno/las-adolescentes-se-prostituyen-para-ganarse-la-vida-2/
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