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lunes, 11 de enero de 2016

La madre Denise por @armandojanssens


Por Armando Janssens


El último día del año pasado falleció en Bruselas, Bélgica, en la clínica San Juan, la tan querida religiosa madre Denise Delens, a la edad de 92 años. A pesar de la tristeza que nos acompaña, siempre repito “que la gente tiene derecho a morir en paz”, especialmente a esta edad y después de una vida tan intensa. Muchos lectores mayores de edad la han conocido y admirado, por tal motivo quiero recordarla con un cariño especial que surge de mi aprecio y gratitud para con ella y sus obras.


Denise se incorporó, después de sus estudios como enfermera especializada, a la Congregación Francesa Hijas de Corazón de María, fundada en plena revolución francesa por Adelaida de Cicé, de la nobleza francesa, y el padre jesuita José de Cloriviére. Por tal motivo, no tienen hábito ni imagen exterior que las distinga, siguen sus carreras civiles variadas, y hasta viven en sus casas o apartamentos y en comunidades ocasionales. Para asegurar la solidez religiosa tienen un intenso proceso de formación permanente como leitmotiv: “Un solo corazón, una sola alma”, además la referencia evangélica: “Yo no les llamo siervas, sino amigas” (Jn 15,15).

Durante varios años trabajó en el Congo Belga donde, por motivo de la independencia y sus consecuencias violentas, se vio obligada a escapar. Sus superiores luego le solicitaron venir a nuestro país, Venezuela, para asumir la responsabilidad de la comunidad local con sede en La Florida, Caracas.

En poco tiempo logró motivar un equipo para crear una Escuela de Puericultura, Stella Matutina, para asegurar la formación profesional en el acompañamiento de recién nacidos. Un problema, en aquel momento, de primera importancia, tomando en cuenta la mortalidad infantil que a lo largo de los años ha ido bajando bastante, a pesar que no es todavía suficiente. Logró un equipo docente de alta calidad con la enseñanza práctica en los hospitales más importantes que aseguraba una formación de muy buen nivel, reconocido por las autoridades educativas de aquel momento. Para construir su bella sede logró el apoyo de mucha gente, entre ellos la del líder comunista de aquel momento, el doctor Gustavo Machado, que les donó su casa en este sector. Al mismo tiempo la Fundación Creole hizo aportes, junto a la organización Misereor de Alemania y otras más, para la construcción de la escuela y el hospedaje de las alumnas del interior. El impacto de la escuela ha sido importante. Partes esenciales de su enseñanza fueron incorporados en otras carreras similares a nivel universitario.

Pero en especial, la formación moral y religiosa, alcanzó una intensidad que hoy en día las ex alumnas siguen valorizando como esencial en su vida y en su trabajo profesional. Cada mañana, al iniciar las clases en el patio común, la madre Denise dirigía este proceso tan delicado. Su entusiasmo, su claridad conceptual, su cercanía con la gente de toda clase social y su religiosidad sólida, profunda y abierta, lograban moldear las mentes jóvenes de las alumnas con un sello definitivo en su vida. Todavía hoy en día, y especialmente en la actual directiva de Stella Matutina, se puede constatar el resultado que, a su vez, se sigue trasmitiendo hasta donde se es posible.

Simultáneamente la madre Denise promovió el Centro Comunal Don Bosco, en el tan conocido Barrio Chapellín, ubicado en medio de varias urbanizaciones. Este centro hoy en día, bajo la responsabilidad del Grupo Social Cesap, dispone de un kinder iniciado en aquel tiempo, al igual que una atención médica que logró la colaboración del ministerio de Salud y el cual aún se mantiene dando sus aportes. La madre Denise y su compañera, la hermana Michelle, de origen mexicano, visitaron todas las casas del sector para crear lazos de cercanía y conocer las verdaderas necesidades que a lo largo de los años cambiaron bastante. Iniciaron la Misa Dominical con el apoyo, en aquel momento, de los padres capuchinos de la Chiquinquirá y, donde todavía la señora Teresa junto a un grupo de gente del barrio se responsabiliza. Ambas religiosas, junto a la hermana Cristina, vivieron durante años en una casa, en medio de ese sector, con el nombre original de La Chispa, que se convirtió en un punto de referencia y dignificación de este sector popular. Recuerdo personalmente las reuniones frecuentes para hablar de la gente y de sus circunstancias y de la búsqueda de soluciones. Igualmente, los actuales líderes mayores recuerdan con valor estos momentos de convivencia y su impacto en su vida personal y comunitaria.

En los años 80, la madre Denise regresó a Bélgica para acompañar en la creación del primer Centro Paliativo de gran impacto en el mundo de la salud y en el país. Allí se atiende dignamente a la gente en su última etapa de la vida y donde ella, casualmente o no, dejó de existir hace pocos días.

Como hija mayor de uno de los más grandes constructores de su país de origen, heredó una suma importante con la cual ella creó la Fundación Talita Khoum, que significa “Niña, Levántate”, como referencia a ese milagro de Jesús tan conocido entre nosotros. Con especial atención a la problemática de la mujer, pero igualmente abierto a otras propuestas, esta fundación, desde hace casi veinte años, apoya proyectos en varias partes del mundo. Da prioridad a la situación del sector popular y a la educación familiar en especial y, como es de imaginar, los programas ya nombrados recibieron una especial atención. También por eso nuestra permanente gratitud.

Falleció una gran mujer, sólida en una fe sostenida con permanente oración y meditación. Como hija mayor de una familia numerosa, asumió el legado de valores familiares. Su mayor fidelidad es, sin duda, su vocación y su congregación, al igual que a sus amistades, basadas en un reconocimiento mutuo de la entrega a la causa de la gente, que es la causa de Dios.

10-01-16




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