Trino Márquez 14 de julio de 2016
@trinomarquezc
Movido
por la ambición de poder, Vladimir Padrino López aceptó asumir la conducción de
la Misión Abastecimiento Soberano y Seguro. El General, después de 17 años de
continuos fracasos, debería saber que la economía de un país no se dirige con
políticas intervencionistas y que los controles en vez de estimular el
crecimiento, lo frenan y aniquilan. No es a base del cepo militar como van a
resolverse las trabas de producción, distribución y abastecimiento que existen
en Venezuela. El aparato productivo nacional comenzó a ser destruido por Hugo
Chávez. Esta labor la ha continuado su delfín, Nicolás Maduro. Por añadidura,
se acabaron las divisas para importar, por el derrumbe de los precios
petroleros y la política de dispendio irresponsable aplicada durante más de tres
lustros.
Padrino López tiene el sello del fracaso en su
futuro inmediato. La FAN no logrará el éxito en un campo donde solo la economía
de mercado triunfa: producir en abundancia y distribuir con eficacia. Todos los
ensayos voluntaristas del gobierno han naufragado (Comités Locales de
Abastecimiento y Producción, Consejos Populares de Abastecimiento, etc.). El
rigor militar no sirve para resolver problemas económicos, ni los uniformados
pueden ganar guerras inventadas con el fin de ocultar el fracaso del
estatismo.
Padrino
asumió el nuevo papel para auxiliar a Maduro, el Presidente más débil que ha
tenido Venezuela desde finales del siglo XIX. Su fragilidad deriva de su propio
origen. Fue designado sucesor por Hugo Chávez y después obtuvo la presidencia
en unas elecciones amañadas en las cuales dilapidó, en apenas un mes, gran
parte del capital político que su mentor le había dejado en herencia.
Luego de tres años y medio al frente del Poder
Ejecutivo únicamente confía en los
militares. Por eso se acogió de forma incondicional a su tutela. A partir
de ahora cogobernará con Vladimir
Padrino, en la práctica sustituto del vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, quien
quedó descolocado en el Gabinete ministerial, pues su labor era coordinarlo y recibir
cuenta de los ministros. Esa tarea será ejercida en adelante por el General.
En su giro hacia el militarismo desembozado, Maduro, además de
Istúriz, se llevó por delante al PSUV, partido al que hace apenas unas semanas
había encargado de organizar los CLAP. Reconoce que esa maquinaria sirve para
amenazar, desfalcar al Estado, organizar brigadas de choque y grupos
paramilitares, pero no para cumplir tareas tan exigentes como supervisar la
producción de alimentos y garantizar su distribución en todo el país. Por
inútil, la deja de lado. A Freddy Bernal lo despidió sin entregarle la carta de
cesantía. El hecho de que los generales Carlos Osorio y Rodolfo Marco Torres,
entre varias decenas de oficiales, hayan sido responsables de la compra,
almacenamiento y distribución de alimentos en el pasado reciente, y hayan
fracasado de forma estruendosa, eso sí, saliendo de los cargos con los
bolsillos repletos de dinero, no significa nada para Maduro. El primer
mandatario quiere ganarse el apoyo irrestricto de los uniformados, sin
importarle cuán corruptos e ineptos sean.
Prefiere militarizar el Estado y la sociedad y
cogobernar con Padrino López, con el respaldo del TSJ y el CNE para impedir
cualquier forma de consulta popular, que apoyarse en esa maquinaria pesada,
corrompida e ineficaz que es el PSUV.
La inseguridad de Maduro es de tal magnitud
que da el vuelco hacia el autoritarismo militarista en momentos en los cuales
aspira asumir la presidencia de Mercosur. El argumento fundamental de Brasil y
Paraguay para oponerse a esa asunción reside en que en Venezuela se rompió el
hilo constitucional. El gobernante venezolano les da pruebas irrefutables de
que en efecto esa ruptura se produjo. El nombramiento de Padrino como
Presidente alterno, o Vicepresidente en los hechos, viola la Constitución y la
Ley Orgánica de la Administración Central.
Tampoco le importa lo que piensen Rodríguez
Zapatero, Torrijos y Fernández, mediadores que él buscó para que
facilitaran un diálogo democrático entre
el Gobierno y la oposición. ¿Cómo dialogar y llegar a acuerdos cuando el
verdadero Presidente es un militar que no fue electo para gobernar, sino
formado y designado para resguardar la integridad del territorio nacional?
¿Será que Maduro prepara a Padrino para que
sea el próximo Vicepresidente, de modo que él pueda renunciar en 2017 y el país
quede, constitucionalmente, bajo el dominio de la FAN?
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