ALFREDO MEZA 14 de julio de 2016
La
resurrección del diálogo entre el Gobierno venezolano y la oposición se
debe a los esfuerzos de Timoteo Zambrano (Caracas, 1955), quizás el político de
su país más experimentado en las artes de la diplomacia. Y la oposición
venezolana no ha dudado en apelar a su largo recorrido para intentar avanzar en
el espinoso camino del referéndum revocatorio. La posición de Zambrano, miembro
de la formación socialdemócrata Un Nuevo Tiempo, muy favorable al diálogo,
podría ser una nota discordante dentro de una oposición que solo acepta fijar
la fecha del plebiscito para iniciar un diálogo. Él defiende que hay que
sentarse a la mesa con el chavismo.
Pregunta.
Unasur anunció que Gobierno y oposición se reunirían el 12 y 13 de julio. ¿Por
qué no se reunieron?
Respuesta.
Nosotros hicimos cinco peticiones, pero en el transcurrir de las horas esas
peticiones derivaron en condiciones para sentarnos a la mesa. Estamos en un
punto complicado todavía y tendremos que ver la respuesta del Gobierno sobre
esas condiciones que exigimos.
P. ¿No
hay avance?
R. Yo
creo que estuvimos más cerca. En mayo no estábamos cerca, pero aún seguimos en
una fase exploratoria, evaluando si estamos listos para avanzar en una cita y
si el Gobierno lo está.
P. El
presidente Maduro ha dicho que está listo para dialogar. ¿Ustedes aún no lo
están?
R. Yo
podría responder por mi partido. Nosotros sí estamos listos. Pero hay
realidades de otros partidos que es importante considerar.
P. ¿No
ir al diálogo es decirle al mundo que la oposición no está en capacidad para
gobernar?
R. Es
generar una matriz equivocada. El diálogo político es fundamental en una
democracia. El grave problema de Venezuela es la ausencia de diálogo político.
Una sociedad que no dialoga se fractura e inicia un conflicto como el que
sufrimos desde hace 17 años. No nos hemos sentado cara a cara, pero hemos
avanzado en esa posibilidad cierta de sentarnos. Lo veo muy inminente.
P. El
revocatorio de 2004 fue precedido de una intensa negociación política en la que
usted participó. ¿Qué está impidiendo que este referéndum avance y qué
posibilitó que aquel se cumpliera?
R. Entonces
nuestra estrategia fue presionar en la calle y negociar en la mesa. Eran
movilizaciones enormes y lo que no obteníamos en la mesa la calle lo empujaba
con su presión. No era posible llegar al revocatorio sin condiciones mínimas.
Hoy hay factores opositores que consideran que la única política ha de ser el
revocatorio. Yo he dicho que esa sola política no es correcta porque la presión
popular también ayuda. Tenemos que replantearnos esa estrategia.
P. Usted
parece confiado en el diálogo, pero hay sectores de la oposición que no
expresan ese mismo optimismo. Se desconfía mucho de los mediadores. Se ha
propuesto sumar a otras personas. ¿Es posible que se cumpla?
R. La
ampliación debe tener cualidad. No tiene sentido tener un expresidente al que
nadie le atienda el teléfono. Yo creo más en una ampliación con el Vaticano
porque genera confianza en la oposición. El papa Francisco, además, tiene una
enorme ascendencia entre los líderes y su participación sin duda impulsaría el
proceso. He planteado formar a un grupo de amigos con Estados Unidos, Colombia,
Ecuador y la Unión Europea. Eso robustecería el diálogo. Lo que no tiene
sentido es que en ese grupo de amigos solo entren los amigos de la oposición.
P. ¿Qué
es lo más importante en el diálogo?
R. Yo
coincido con Zapatero cuando dice que los acuerdos deben ser de largo plazo.
Una visión de Estado te lleva necesariamente a pensar en el largo plazo, pero
vivimos en un país sujeto a la coyuntura. Yo no quisiera responder a esa
pregunta porque si lo hago van a pensar que estoy dejando por fuera la urgencia
del referéndum revocatorio. Yo creo que el revocatorio debe organizarse este
año y que ofrezca salida para ambas partes. Habría que garantizar que no haya
persecución, que habrá inclusión. El tema de la institucionalización de
Venezuela es clave para el futuro.
P. ¿La
invocación de la Carta Democrática Interamericana ha torpedeado el diálogo?
R. No.
Va por un riel distinto, pero ese tren se detuvo a favor del diálogo. La OEA
respalda el diálogo. Ahora, que se pretenda activar la Carta para suspender a
Venezuela es un objetivo de algunas individualidades que, tanto en la OEA como
el Mercosur, quieren ahogar el diálogo para ellos actuar. Y eso sería muy
peligroso. Jamás aceptaríamos que nos expulsen de esos organismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico