BRIAN FINCHELTUB 03 de agosto de 2016
@BrianFincheltub
Hoy
quise expresar mi opinión sobre un artículo que leí esta semana en la BBC sobre
la crisis venezolana “http://bbc.in/2afBZRe“ . Es la segunda entrega de un
trabajo especial que publica el portal británico con un enfoque bastante
peculiar: Desmentir los “mitos” sobre la realidad venezolana. Comienzo citando
la definición de mito que recoge el Diccionario de la Real Academia Española:
“Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico”. Es decir, hechos
fantásticos contados fuera de contexto. Pudiéramos decir que son la antítesis
de la verdad.
Lo
primero que me llama la atención del relato es la parte del título que afirma
nos contarán “…lo que pasa en realidad” ¿Tamaña pretensión no? Pero resulta que
el periodista busca desmentir generalizaciones con una generalización: Su
visión del entorno social y económico venezolano. Démosle el beneficio de la
duda, asumamos que es un profesional de la comunicación ha hecho su trabajo y
ha recorrido el país en sus lugares más deprimidos, que no se ha limitado solo
a lo que ha visto en Caracas donde la crisis impacta de manera menos directa porque
representa la vitrina –de vidrios rotos- del madurismo… aun así, eso no le da
elementos para decir de manera tan tajante que la realidad es lo que él
escribe.Tampoco pretendo que mi respuesta sea calificada como tal, lo que si es
peligroso para un medio de comunicación tan prestigioso, es que trabajos como
este se presten para que internacionalmente se minimice la tragedia humanitaria
que vive el país, como de hecho ya lo hacen a lo interno los medios al servicio
del PSUV. Hoy se lee en la mayoría de los portales pro-gobierno: “BBC reconoce
que hay ´impresiones exageradas y mitos´ sobre la crisis en Venezuela”.
Particularmente
considero que los reportes de los medios se quedan cortos frente a nuestra
realidad, que tiende a empeorar cada día y se profundiza en las zonas más
alejadas. Hay poblaciones sometidas a la humillación de los CLAP´s, que a veces
tardan dos meses para montar un operativo y cuando lo hacen, lo que llevan no
satisface la demanda de una familia promedio. Muchos se quedan sin comprar porque
cuando tienen no hay y cuando hay no tienen. El articulo afirma “los
venezolanos tienen frutas y verduras disponibles en cada esquina”, seguramente
el periodista hará referencia a los puestos de yuca y mango que se han vuelto
un acompañante, muchas veces en solitario, de la dieta del venezolano. No hace
falta ver cuerpos como en Biafra para hablar de hambre o hambruna, la gente
está cada vez más desesperada y los más afortunados alcanzan a sustituir lo que
falta en la mesa con carbohidratos ¿Eso será sinónimo de estar bien
alimentados? Lo que pasa hoy no se vivió ni en tiempos donde abundaban
verdaderos mitos como el de la perrarina, hoy fuera del alcance hasta para los
propios perros.
Otro
de las afirmaciones que busca desmontar el periodista es que seamos como Cuba.
En eso le doy la razón, porque estamos peor. Que tengamos una cadena de comida
rápida todavía operando en Venezuela no es señal que sea diferente. Quienes han
visitado en los últimos meses la isla saben que los tiempos del “periodo especial”
quedaron atrás, que los alimentos no faltan en los mercados y que las
inversiones norteamericanas prácticamente se pelean para instalarse en el
naciente mercado cubano, abierto al turismo y
al flash de cientos de celebridades para quienes siempre será caché y
“progresista” pasearse en un carro antiguo por la Habana vieja.
En
contraste, en Venezuela las inversiones huyen, como huyen lamentablemente
hermanos venezolanos buscando oportunidades y sobre todo seguridad en otros
horizontes. Aquí me detengo en otro de los polémicos desmentidos del artículo y
cito “…aún hay muchos, no solo en Caracas, sino en todo el país, que salen a
las discotecas, bares y restaurantes”. Me pregunto ¿Esto que cambia? ¿Estamos
más seguros? Obviamente hay gente que a riesgo de su propia vida sale, sin
saber si va a regresar, como también habrá gente que salga en Damasco a la
calle ¿Acaso eso desmiente que hay una guerra civil en Siria?
Finalmente,
hablaremos del punto de la democracia y la apreciación de la figura
presidencial, que a Maduro no lo odie todo el mundo no lo exime de ser el
presidente más impopular de toda nuestra historia. Tampoco la totalidad de Alemania odió a
Hitler y en el plebiscito que lo sacó del poder luego de desapariciones y
torturas, Pinochet rozó el 50% de los votos. Por otra parte, no se puede
evaluar un país sin democracia con sistemas donde se respetan las garantías
constitucionales y la gente puede decir lo que piensa. Que haya periodistas y
políticos que se atrevan a opinar aunque eso implique ir a la cárcel no
significa que tengamos libertad de expresión. Como tampoco es sinónimo de
democracia que se celebren votaciones periódicas, por cierto, ya ni eso se
atreven a hacer ¿O es que acaso las trabas al revocatorio forman parte de otro
mito?
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