Por Erick Lezama
El sociólogo Daniel Fermín,
editor de la Revista Polítika Ucab, advierte que si no se producen las
elecciones regionales, aumentará la conflictividad, la insatisfacción y la
presencia de la gente en la calle. Su opinión es que en el país no hay
separación de poderes y que el gobierno de Nicolás Maduro “parece tener claro
que pasó el punto de no retorno y solo le queda ejercer control”. Sobre la Mesa
de la Unidad Democrática, dice: “Tiene que lograr que la gente común y
corriente, que no le interesa la política, se active y sienta que la oposición
puede generar calidad de vida”
-Vista las condiciones que ha
puesto el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la renovación de los partidos,
¿cree que la mesa está servida para que se produzcan elecciones sin la
oposición, como sucedió en Nicaragua?
-Las últimas decisiones del
CNE no pueden entenderse sin contextualizar. Aquí no hay separación de poderes
y hay, al mismo tiempo, una tendencia a la autocratización del régimen de
Maduro. Eso tiene un componente represivo, y un componente de
politización en lo judicial. Lo vimos en diciembre, cuando venció el período de
alcaldes y gobernadores y el CNE decidió alargar el período de esas
autoridades. Lo vimos también con el aborto del intento de referendo
revocatorio, y hoy lo estamos viendo con este reglamento sobre la renovación de
los partidos. Esto es grave porque apunta a un escenario que lesiona los
derechos políticos de los venezolanos. Ciertamente, el ente comicial está
restringiendo el derecho a la libre asociación, y, como lo ha dejado claro la
rectora Tania D´ Amelio, busca estirar la arruga. A este régimen lo
electoral ya no le conviene.
– El fallecido presidente
Chávez siempre sostenía que la democracia venezolana gozaba de buena salud dada
la gran cantidad de procesos electorales efectuados durante la revolución.
Ahora, voceros oficialistas -como el diputado Héctor Rodríguez- afirman que la
agenda del chavismo es otra.
–Sí, lo dicen así claramente.
Hay una aversión por el hecho electoral. Y eso lo vemos en la decisión del
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que suspende las elecciones estudiantiles en
la Universidad Central de Venezuela (UCV). Hay elecciones de todo tipo que
están suspendidas desde hace tiempo en el país: sindicales, de autoridades.
Este es un régimen híbrido, un autoritarismo competitivo. Estos gobiernos,
cuando pierden competitividad, se autocratizan más. Es es lo que está pasando:
como ya para el chavismo no le es favorable ir a elecciones, entonces no hay.
De modo que los pilares de esto terminan siendo unas Fuerzas Armadas y un
Tribunal Supremo de justicia parcializado.
– Muchos analistas coinciden
en que las elecciones son una válvula de escape que permite catalizar lo que la
sociedad está viviendo. ¿Cuál es el riesgo de que no se produzca un proceso
electoral?
– Partamos de un punto: hay un
gran descontento por la crisis que existe. Los venezolanos tienen muy claro de
quién es la responsabilidad de la crisis, lo han registrado distintos estudios
de opinión de diversas encuestadoras. Casi 90% de los ciudadanos
responsabilizan al presidente y a su gobierno de la crisis que vivimos. Frente
a eso, el chavismo no está apostando a recuperar el favor popular, cosa que sí
hizo en el pasado. Al contrario, parece tener claro sabe que pasó el punto de
no retorno, y entonces solo le queda el control.
-Cuando la popularidad de
Chávez se veía afectada de alguna manera, había una reacción en función de
recuperar el terreno perdido.
–Chávez tenía un margen de
maniobra mucho mayor, apalancado con un barril de petróleo a más de 100
dólares, con un tema cambiario completamente diferente, y con un liderazgo
carismático que es intransferible. Esas formas de reaccionar no eran campañas
publicitarias, sino programas basados en el clientelismo político. Es decir,
había dinero para lanzar misiones nuevas, nuevos programas asistenciales. Hoy
no lo hay. Y cuando a eso se le suma la incompetencia y la absoluta falta de
carisma, tienes allí un coctel potente para la impopularidad.
-Actualmente algunos canales
de señal abierta están transmitiendo cuñas con la voz del presidente Chávez…
– Sí. Están tratando una vez
más de apelar al imaginario y la emoción de un pueblo que alguna vez, en su
mayoría, fue chavista. Pero el chavismo sabe que con Maduro a la cabeza de ese
proyecto eso no es posible mantenerlo. Entonces, partiendo de ese diagnóstico,
y para responder tu pregunta, nadie tiene una bola de cristal para saber
qué va a pasar, pero seguramente aumentará la conflictividad, la
insatisfacción, la presencia de la gente en la calle. Pretender mediante algún
tipo de argumento burocrático suspender el derecho de participación política de
la gente, el derecho a elegir, puede tener consecuencias muy graves para la paz
del país. Hay que recordar la idiosincrasia del venezolano, de un pueblo que en
el siglo XIX llamaron “un cuero seco”, porque lo pisas por un lado y se levanta
por el otro. Eso está en nuestro ADN. Al gobierno lo único que le va a quedar
es la represión y la lealtad de unos represores que tendrán que ver hasta qué
punto están dispuestos a acompañar eso.
-Todo indica que, una vez más,
la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) está contra la pared, y, ya ha quedado
claro, no hay una estrategia unitaria.
-No hay un consenso. Hay
algunos partidos que han dicho que no hay que ir a ese proceso, otros que sí.
Con una postura unitaria sería más fácil enfrentar esto. Frente a esto, es oportuno
remitirse a hechos históricos concretos. Durante la dictadura de Pinochet en
Chile, se ilegalizaron muchos partidos. Esas toldas fueron acobijadas por otras
de la alianza y luego, en democracia, cada una recuperó sus siglas, sus
colores, su identidad. Aquí queda por demostrarse qué tan auténtica es la
oposición.
-Si bien la MUD no necesita
renovarse, los riesgos de que la oposición vaya sólo con esa tarjeta son muy
grandes.
– Sí, La MUD puede
participar, porque ha participado en los dos últimos dos procesos electorales,
pero ciertamente tiene una espada de Damocles, porque pesa sobre ella una
demanda por el supuesto fraude en la recolección de firmas, entonces en
cualquier momento el TSJ puede convertirla en una ilegalización. Ante ese
escenario, es importante tener alternativas legitimadas dentro de la MUD, que
haya una contingencia.
– ¿Las condiciones para la
renovación de partidos no afecta también al chavismo?
– Sí, hay partidos más
pequeños que han dicho: “Nos pondremos la capucha y nos vamos a la clandestinidad”.
Hay partidos que han señalado que esto sencillamente no es democrático. El
partido comunista, el partido de Juan Barreto, del PPT. Uno ve eso y comprende
que la unidad del chavismo también está en juego, porque en este intento de
cerrar la válvula de participación, no es la oposición la única que está
perjudicada. El gobierno está sobre estimando su capacidad de ejercer control.
-En verdad, los partidos del
Gran Polo Patriótico llevan tiempo manifestando sus inconformidades y no han
sido escuchadas.
-Hugo Chávez intentó crear un
partido único y fracasó. Los comunistas, el PPT , Podemos, dijeron “no,
gracias”. Y así muchos otros partidos que decidieron mantener su propia
identidad. Entonces, si Chávez no lo pudo lograr, no será Maduro, que representa
el punto más bajo del chavismo, quien lo logre. Esto, además de ser
antidemocrático, es una gran torpeza. El reclamo por las elecciones tampoco es
exclusivo de la oposición: en las regiones hay liderazgos chavistas que esperan
ser gobierno. Si algún día llega a haber elecciones en Venezuela, significa que
el chavismo podría ir dividido y eso puede marcar la diferencia.
-Si bien la popularidad del
chavismo ha caído, la oposición no se ha quedado atrás. Y las divisiones
cada vez son más públicas. ¿Qué puede esperarse de la reestructuración que se
acaba de anunciar?
-Hay una crisis de
representatividad. En Venezuela los ciudadanos no se sienten representados por
los partidos, sino por la Iglesia, por los estudiantes. Eso es por el ruido,
por el despelote de la MUD, la falta de estrategia. La MUD ha hecho promesas
que no ha podido cumplir, como salir del gobierno en 6 meses, aquello del
abandono del cargo del presidente no tuvo el más mínimo eco en la población. La
MUD ha sido una excelente plataforma electoral, pero una muy mala coalición
para enfrentar la dictadura. Tiene que ampliarse, tiene que hacer ese proceso
de revisión con la gente. Tiene que lograr que la gente común y corriente, que
no le interese la política, se active y sienta que la oposición puede generar
calidad de vida. Ese es el reto.
De
perfil
Daniel Fermín es el editor de
la revista Polítika Ucab, la publicación del Centro de Estudios Políticos de la
Universidad Católica Andrés Bello. Es sociólogo, egresado de esa misma
institución, donde además se desempeña como investigador y docente. Tiene una
especialización en Gerencia Pública, por la Universidad Metropolitana. En 2015
realizó el Programa de Estudios Avanzados en Conflicto No-Violento de la
FletcherSchool of Law&Diplomacy de la Universidad de Tufts (Boston).
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