Por Andrea Ballesteros, 17/03/2017
Los “panaderos de la revolución” con la venia del superintendente
William Contreras, sacaron a la fuerza de su panadería a Emilio, quien con su
socio manejaba desde hace 40 años. Mansion’s Bakery, uno de los tres comercios
“tomados” por los CLAP por supuesta especulación. Ambos, de nacionalidad
portuguesa, desconocen qué pasará con su negocio.
“Ni el efectivo de la caja nos dejaron sacar”, contó el sobrino de
Emilio mientras ordenaba la mercancía del abasto de su mamá. “Uno de los
integrantes de los CLAP nos dijo: ‘todo lo que está aquí adentro nos
pertenece’”.
Ni Emilio ni su socio pueden entrar a su panadería, los candados y las
cerraduras fueron cambiados al igual que el nombre del establecimiento. Aunque
según Contreras, jefe de la Superintendencia de Precios Justos (Sundde), la
“ocupación temporal” solo es por 90 días.
Hace dos semanas funcionarios de la Sundde visitaron la panadería y
obligaron a los dueños a que bajaran los precios de los panes. “El miércoles
vino el mismo superintendente y de manera arrogante obligó a los trabajadores a
vender todos los panes a precios muy bajos”, señaló a El Estímulo una habitante
de la zona que estuvo dentro del comercio cuando fue “tomada” por el Comité
Local de Abastecimiento y Producción La Pastora.
“¡Dónde están los dulces y los panes. Son unos ladrones!”, gritaban
algunas personas a las afueras del local un día después de la expropiación
forzosa, mientras funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana con fusiles
en mano, así como el CLAP de La Pastora, impedían el acceso hacia la panadería.
Varios vecinos de la céntrica avenida Baralt denunciaron a El Estímulo que
el CLAP de La Pastora sacaba la noche del miércoles jamones, quesos, jugos y
refrescos de la panadería, que se llevaron en diferentes carros. “Son unos
ladrones, pobre señor Emilio”, lamentó un comerciante de la zona.
Mansion’s
Bakery es una de las tres panaderías que el gobierno le dio a los CLAP, los
comités del Partido Socialista encargados de racionar los alimentos básicos,
luego de que el pasado domingo el presidente Nicolás Maduro
ordenara acabar -con nuevas restricciones- la severa escasez de pan en
Venezuela.
Producir y vender pan canilla y francés a precios irrisorios, darles
entre 300 y 500 panes diarios a los CLAP y trabajar muchas más horas son -según
el Ejecutivo nacional- la solución para la ausencia de harina de trigo, materia
prima importada y distribuida por el propio gobierno en el país.
Emilio y su socio no quieren hablar por temor, tampoco van a denunciar,
según el sobrino del inmigrante. “¿Con quién? Esto es como la historia de David
y Goliat solo que nosotros perdimos la guerra”.
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