DANIEL LOZANO 20 de marzo de 2017
La
orden es de Jorge Rodríguez, alcalde del municipio Libertador de Caracas y jefe
de la delegación chavista en la ahora suspendida Mesa
del Diálogo: "Comercio que saque basura en horario que no está
establecido, lo vamos a cerrar".
Cuando
en junio del año pasado la periodista Diana Sanjinés, hoy en Barcelona,
describió por primera vez cómo centenares
de personas hurgaban en la basura acumulada en las calles de Caracas,
muchos pensaron que se trataba de focos de marginalidad en medio de la crisis.
Los más optimistas quisieron justificarlo culpando al implacable desabastecimiento
de alimentos, que había alcanzado su punto más crítico a mitad de año. Un mal
pasajero.
La
iniciativa gubernamental nueve meses después, que busca evitar que se vea a
pobres y hambrientos buscando alimentos entre desechos, confirma las imágenes
que todos los días asaltan las calles y las redes por todo el país. No se trata
sólo de indigentes o marginales, también padres de familia desesperados o
jóvenes con hambre. Miles de personas, que la oposición evalúa de forma
exagerada en un 10% de la población, han encontrado en la basura su despensa
para combatir el hambre y la miseria.
Una
imagen, realizada en la capital por el fotógrafo de AFP y que ilustra este
reportaje, insiste de forma descarnada en un fenómeno que airea de la peor
forma posible el drama venezolano. Una niña, en cuclillas entre bolsas
de basura, busca algo para meterse en la boca, el resto de un alimento con el
que llenar su estómago.
A
pocos metros, el Simón Bolívar de un cuadro asiste de forma imperturbable a la
escena.
Dirigentes
opositores han denunciado la muerte, por hambre, de ocho niños en San Félix. La
ex diputada María Corina Machado añade 15 menores en Monagas y medio centenar
en Anzoátegui en lo que va de año. Cifras terribles que el Observatorio
Venezolano de la Salud reclama desde hace meses ante la sordera del gobierno de Nicolás Maduro,
empeñado en tapar el sol con su dedo bolivariano.
Desnutrición infantil
En una
jornada de trabajo realizada en el barrio caraqueño de Carapita, la ONG Cáritas
detectó que el 34% de los niños presentaban déficit nutricional. Y
de ellos, un 7% con desnutrición moderada-severa. Una mala alimentación que
pone en riesgo su salud.
Yohan
tiene 10 años y sólo levanta un palmo del suelo, como si su hubiera olvidado de
cumplir años hace tiempo. Durante el día da vueltas en torno a las panaderías
del barrio caraqueño de Santa Mónica, sabedor de que para él no es difícil
conseguir algo de comer, casi siempre le basta con sonreír con sus ojos
tristes. A la que puede, intenta desviar alguno de sus trofeos para sus
hermanos y padres, demasiado mayores para dar pena. Ellos simplemente esperan
que los locales saquen sus desperdicios a la calle. Entonces comienza la
búsqueda frenética, como si se tratase de mineros a la caza del oro.
Uno de
ellos, flaco como un tallo, escruta como todas las noches los restos de la
Panadería Royal tras corretear las basuras de varios edificios. Aquí
por los menos les separan lo que es comestible en bolsas: trozos de pizza,
restos de almuerzos, sobras del pan... Ya son varios en la misma carrera,
la búsqueda es ávida, una competición. No da tiempo para hablar, sólo resaltar
lo que es tan evidente: "Chamo [chico], tenemos hambre".
"Se
ve a diario, son miles de personas. La gente acuclillada comiendo, recogiendo
con bolsas. Trasegando residuos de líquidos en una sola botella", se
lamenta el conocido investigador Roberto León Briceño.
'La economía más miserable del planeta'
El
81,8% de los hogares venezolanos viven en pobreza y el 51,5% lo hacen en
pobreza extrema, según las conclusiones de la Academia
Nacional de Ciencias Económicas, elaboradas a partir de las encuestas de varias
prestigiosas universidades. La economía más miserable del planeta, según el
ránking de Bloomberg. Y también la de mayor inflación y mayor recesión, tan
pronunciadas que al 93% de los venezolanos no les alcanzan sus sueldos
para comprar la comida que necesitan.
"Le
echo pichón [trabajo duro] todo el día y muchas veces no tengo nada que llevar
a casa para mis hijos. Mientras, Maduro se la pasa hablando del presidente de
Perú, que algo dijo de unos perros. ¿A quién le importa? Estamos pasando muchas
penalidades", se queja Junior P., 32 años, trabajador de una panadería que
no tiene harina.
En la
otra dimensión, la bolivariana, nada de lo aquí narrado sucede en el país.
Tanto es así que el diputado oficialista Mario Arias se descolgó el lunes
justificando las colas de escasez producto de que "los ciudadanos tienen
más dinero". Según el articulista chavista crítico Juan Linares Ruiz,
estamos ante el "mundo mágico de Maduro", en el que "todas
las ventanas democráticas se cierran y el gobierno propicia el hambre porque la
considera su aliada".
Hambre
que, según los agricultores, se agravará durante el año ante la falta del
inventario y los insumos para sus cultivos. "Si existiera suficiente
inventario (como asegura el Gobierno), ¿por qué estamos viendo en cada cuadra
(manzana) en Caracas gente revisando en la basura para ver cómo consigue
alimento?", reclama Antonio Pestaña, presidente de la patronal agrícola.
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