Por Lester L. Lopez, 20/03/2017
Apreciación
de la situación política #100
Las últimas declaraciones del
jefe del régimen denunciando que grupos internos de la revolución pretenden
darle una puñalada por la espalda no deberían tomarse a la ligera. La “puñalada
trapera”, porque de eso se trataría, el jefe denunciante no precisó, para
variar, de donde provendría, solo especificó que algunos grupos internos
querían ¿O le estaban solicitando? proponer un plan reformista que sería una
traición a los postulados de la revolución bolivariana y del legado del difunto
eterno.
La declaración revela, como dice
el dicho “algo huele mal en Dinamarca” que las cosa no están bien dentro del
régimen. Y tampoco debería sorprendernos, pues desde la llegada del actual
mandamás hace cuatro años, los analistas y estudiosos del tema político en
nuestro país y específicamente del PSUV y del gobierno, siempre han intentado
destacar que el régimen no es lo homogéneo que le gustaría ser, que en realidad
existen facciones internas con diferentes intereses y cuotas del poder que
hasta ahora el jefe no ha podido desarticular o someterlos completamente. Desde
planificadores, ministros y economistas que formaron parte del gobierno del
difunto, hasta militares retirados que abrogan ser los auténticos chavistas y
defensores de su legado, han dejado testimonios de que al interno conviven
grupos de presión que no están de acuerdo con la conducción del gobierno.
La desastrosa situación de
escasez de alimentos y otros insumos, con una alta inflación que ha pulverizado
el poder adquisitivo de más del 80% de los venezolanos y la inseguridad
imperante en las calles, son realidades a las que diariamente los simpatizantes
del chavismo, los militares y sus familias deben enfrentarse continuamente sin
importar el color o la simpatía política de su preferencia. La crisis económica
está allí, existe, y parece que los únicos que no lo ven son precisamente los
del gobierno.
Así que no es de extrañar que
muchos con las camisetas rojas ya estén convencidos que con las medidas
económicas actuales las penurias no van a desaparecer y, por el contrario, se
van a agravar en el futuro cercano, por lo que la presión hacia el gobierno
para que cambie su visión económica deben ser muy grandes, de allí que tampoco
es de extrañar que exista un “plan o propuesta reformista” desde el propio
régimen que le permita ir saliendo del marasmo en el cual nos encontramos. En
consecuencia, de ahí a pasar a solicitarle su renuncia al mandatario no hay
mucho espacio y tiempo. No se puede pedir a un pueblo con hambre y en penurias,
seguir defendiendo una revolución de malandros, eso fue con el difunto, no con
este.
¡Puñalada trapera! exclama el
conductor del autobús. “Cuando el rio suena es porque piedras trae…” dirán
otros.
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