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martes, 15 de agosto de 2017

Back to black, por @CarlosRaulHer



CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ 14 de Agosto de 2017
@CarlosRaulHer

La sociedad avanzó gradual hasta el brillante, espectacular éxito de 2015, previos varios triunfos electorales. Épicas de coraje de la Unidad sobre el gobierno que abusó de los mecanismos institucionales y no institucionales con sus incontrolados ventajismo y violencia. Hombres y mujeres de los partidos se la jugaron en comicios que parecían más bien las carreras de San Fermín. En elecciones se construyó esa gran fuerza, -pe­se al gatuperio maloliente de que era “para conseguir puestos”- y el triunfo abría dos años para transar las regionales y fijar mecanismos de garantía de un tránsito presidencial a la nicaragüense en 2018. Era negociar desde una posición de poder. Pero de Luzbel puso estulticia en la lengua de 22 ángeles opositores que dijeron ¿para qué gobernadores si vamos al asalto del cielo? Así volvieron al terreno charlatanes abstencionistas, filosofantes de barbería y peluquería.

Regresaron los calle-calle, los ya estamos cerca y otras guacharacadas dichas con solemnidad. Habían sido responsables del holocausto de 2005, el retiro de las candidaturas a la Asamblea, una de las operaciones políticas más tarúpidas en la historia, argumentada con razonamientos recogidos en las colas para pagar en el supermercado. Varios capitostes de poderes fácticos (estuvieron a punto de quebrar -o lo hicieron- las empresas que controlaban) pusieron una cámara en la sien de cada uno de los dirigentes para que se retiraran del proceso y así le hicieron el trabajo a la avanzada totalitaria que logró unanimidad en la AN. Eran sus mejores amigos sin darse cuenta. La revolución se apropió de todo, ese año negro para las fuerzas democráticas. Pero en 2006 comenzaron lentamente a restañarse, vuelven al camino electoral y destierran los graznidos radicales.

Hablan y ven al revés

Los mismos señores, más unos nuevos que advinieron con facultades igualmente mermadas, hoy propiciaron otro desastre igual o peor. Hubo esperanza mientras estuvieron fuera de juego, pero quién sabe por qué aquelarre, influencia astral negativa, paso de luna, gran Sabbat, noche de brujas, nació el Anticristo entre centellas y en 2016 tales desvaríos, primitivos y letales como las medusas, con sus tentáculos abrazaron la fuerza opositora. Poseídos sus cuerpos, varios dirigentes hablaron al revés, en lenguas desconocidas y radicales, se salieron  de la autopista y aceleraron en la oscuridad hacia el barranco. El Oscuro trabajaba y el éxito se hizo fuego y escombro. Según decían, los calle-calle, trancas, escuderos, secuestros de vecinos en sus urbanizaciones, plantones, y demás zarandajas desacreditadas desde 2014 (y dolorosas para la ciudadanía) conducirían ¡a la derrota militar de la GNB!

Estaba fácil porque “solo le quedaban bombas lacrimógenas para dos días”. El más simple instinto humanitario, paternal o de conservación, lleva a proteger a los nuestros. Si grupos de gatilleros con o sin uniformes  disparan en la esquina, nadie envíe a su hijo a comprar pan. Y los aspirantes a dirigentes tienen que cuidar la seguridad de quienes los siguen y confían en ellos. Ante la preocupación por el número de muertos y heridos que crecía, la espeluznante respuesta fue, como si se tratara del desembarco de las tropas aliadas en Normandía y no de unos adolescentes con escudos de cartón: “en toda confrontación hay bajas”. Eisenhower nunca dio una respuesta parecida ¿Cuál es nuestro destino si tales aspirantes creen que los gigantes son molinos y los civiles soldados de infantería? No deberían salir aplazados en un examen de respuestas tan evidentes.

Mantenerla mojada

Al llamado de cabezas calenturientas y desorganizadas, la sociedad civil se lanzó de pecho a derrocar al gobierno armado hasta las muelas. “Maduro vete YA”, “elecciones generales este año”, y el resultado era previsible: el gobierno se atornilló, Maduro no se fue y hoy tenemos 115 familias de luto, inhabilitaciones, miles de heridos y detenidos, alcaldes acosados y encarcelados, destrucción del ambiente urbano. Y al ilusorio, poético 350, el gobierno respondió con la Constituyente, demoledora porque es real, y demostró que juega duro y en serio. En cambio por el otro lado florecieron disertaciones que rompen el récord mundial de candidez. La acción militar de los buenos que sacaría al gobierno, y generosa lo entregaría a quienes los han amenazado con juicios y ajustes de cuenta. Cuando la Unidad decidió, aún groggy, participar en las elecciones regionales oscuras y borrosas de 2017, reaccionó con buen reflejo y cintura de boxeador.

Esto podría sortear la ofensiva de exterminio que viene del gobierno con  la intención de borrarla de la faz de la tierra. Pero lo más trágico, lo que genera risas y llanto es ver como los inspiradores intelectuales de la chambonada calle-calle, en vez de retirarse a hacer penitencia por el daño que gestaron, abren sus bocas para lanzar oleadas de cucarachas sobre los demás. Repitieron la salida con peor resultado y, para mayor asombro, quieren insistir. Cada declaración que despotrica de la Unidad, cada graznido integrista los hunde más en la vacuidad intelectual y política. Después de menospreciar las elecciones regionales cuando íbamos en la locomotora del triunfo, dieciocho meses después concurriremos con una pistola en la cabeza. Regresamos al año negro de 2005. Salgamos de ahí.

Carlos Raúl Hernández
@CarlosRaulHer

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