Por Marino J. González R.
El gobierno que tanto se
vanaglorió de haber constituido el “mejor sistema electoral del mundo”, ha
terminado por mostrar que todas esas supuestas virtudes se han evaporado. Los
resultados anunciados el pasado domingo con motivo de la elección de la
Asamblea Nacional Constituyente no son creíbles, contradicen el sentido común y
son consistentes con las innumerables objeciones que organismos internacionales
y nacionales formularon durante todo el proceso.
Los principios del Poder
Electoral, expresados claramente en el artículo 294 de la Constitución de 1999,
son: “independencia orgánica, autonomía funcional y presupuestaria,
despartidización de los organismos electorales, imparcialidad y participación
ciudadana; descentralización de la administración electoral, transparencia y
celeridad del acto de votación y escrutinios”. Un somero análisis de la
realidad política del país y las acciones del Poder Electoral, ilustran la
distancia que existe entre la letra y la práctica. Baste con citar que el Poder
Electoral aceptó sin titubeos que no se consultara al pueblo sobre la
convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente.
También los eventos del 30 de
julio demuestran la inexistencia de las garantías que son responsabilidad del
Poder Electoral, tales como: “igualdad, confiabilidad, imparcialidad,
transparencia y eficiencia de los procesos electorales, así como la
personalización del sufragio y la representación proporcional”. Solo con
indicar que en la elección se permitió que se eligiera un representante en cada
municipio, independientemente de la población, se aprecia la dimensión entre la
norma y la realidad.
De tal manera que luego de
setenta años de las primeras elecciones de sufragio universal, los venezolanos
no cuentan con un Poder Electoral que genere la confianza de todos los actores
políticos. Las acciones y resultados relacionados con las elecciones más que
unir a la población, se convierten en fuente de mayor división. Es obvio que la
responsabilidad de las máximas autoridades que ejercen la mayoría en el CNE en
esta situación es total. Con sus acciones y omisiones, han minado sistemáticamente
la confiabilidad en la institución que genera las decisiones para seleccionar a
los responsables de la gestión pública en el país.
En estas condiciones, es
decir, mientras permanezca la actual mayoría en el Poder Electoral, cada
elección que se realice seguirá disminuyendo la credibilidad de la institución
que debe velar por la majestad del voto de los venezolanos. Todo lo cual debe
ser motivo de especial reflexión para los ciudadanos. Sin confiabilidad en el
voto no hay posibilidad de democracia estable y bienestar. Los venezolanos de
esta época lo estamos viviendo todos los días.
02-08-17
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