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lunes, 21 de agosto de 2017

Las siete razones que explican por qué el gobierno de Venezuela se convirtió en una dictadura, por @dariomizrahi


Darío Mizrahi 20 de agosto de 2017

El teniente coronel Hugo Chávez entró de cabeza al centro de la escena política venezolana el 4 de febrero de 1992 con un alzamiento militar. Su intento de golpe de Estado fue derrotado y el líder encarcelado. Sin embargo, el hastío con la clase política tradicional era tan grande, que Chávez recuperó la libertad dos años después, convertido en la figura política más popular del país. No le costó demasiado ganar las elecciones de 1998 y convertirse en presidente.

Con esos antecedentes, no sorprende que su gobierno haya sido cuestionado desde el comienzo por su falta de apego a las reglas de la democracia. Su voracidad por el poder y su desprecio por las opiniones disidentes lo convirtieron en un líder con fuertes rasgos autoritarios. Si, a pesar de todas las críticas, no se podía decir que era un dictador es porque arrasaba en las urnas. Haber sufrido él mismo un intento de golpe en 2002 lo legitimó aún más.

Pero Chávez murió en 2013. Su sucesor, Nicolás Maduro, heredó un gobierno que se iba cerrando cada vez más. Sin el carisma ni el liderazgo de su jefe, le resultó muy difícil convencer a la mayoría de los venezolanos de que era deseable vivir en un país en el que todos —menos los altos funcionarios— veían cómo sus derechos menguaban día a día. Ganó sus primeras elecciones presidenciales por un estrechísimo margen y los resultados fueron muy discutidos por la oposición, que denunció una larga lista de irregularidades.

Aunque hizo todo lo posible por torcer las reglas a su favor, no tuvo forma de evitar una estrepitosa derrota en los comicios legislativos de diciembre de 2015. En el último gesto democrático de su gobierno, reconoció la victoria de sus adversarios. Pero no soportó que la oposición controlara con una mayoría calificada la Asamblea Nacional (AN). Su ofensiva para terminar con la democracia en Venezuela comenzó el miércoles 30 de marzo de este año, con la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de asumir todas las funciones del Poder Legislativo. La presión internacional fue tan grande que Maduro le ordenó al TSJ dar marcha atrás dos días después. Pero el plan terminó de concretarse este viernes, cuando, a través de la fraudulenta y plenipotenciaria Asamblea Constituyente, disolvió definitivamente al parlamento.

Hoy ya casi nadie pone en duda que Venezuela se transformó en una dictadura. Estas son las siete razones principales:

1. Fue cooptado el Poder Judicial

El chavismo, como todos los populismos, desprecia a la Justicia desde sus orígenes, porque es un poder que no se elige por voto popular. Con ese razonamiento, siempre rechazó que se lo considerara poco democrático por colonizar a los jueces. Pero por más que un régimen tenga legitimidad de origen —dada por el voto—, para que haya una democracia plena tiene que haber también legitimidad de ejercicio, que significa gobernar con ciertos límites, respetando la multiplicidad de opiniones que existen en una sociedad. Para eso es clave que el Poder Judicial sea independiente.

La persecución de los magistrados con vocación de autonomía empezó poco después de la asunción de Chávez. Hay casos paradigmáticos, como el de la jueza María Lourdes Afiuni, que fue arrestada el 17 de diciembre de 2009 por haber concedido la libertad condicional al banquero Eligio Cedeño, que había pasado tres años preso sin condena. A la par que se perseguía a los díscolos, se nombraba a jueces militantes, para asegurarse de que fallen siempre según los dictados del gobierno. Franklin Nieves, el fiscal que llevó adelante la causa que terminó con la condena al dirigente opositor Leopoldo López, reconoció desde el exilio en octubre de 2015 que “el 100% de las pruebas se inventaron” y que “Maduro es el que gira todas las instrucciones para poner presa a cualquier persona”.

El Presidente dio el paso final para anular todo vestigio de independencia judicial en diciembre de 2015, tras la derrota en las legislativas. Nombró en sesiones extraordinarias a 12 de los 32 jueces del TSJ con una mayoría inferior a los dos tercios que exige la ley. Los designados tenían pocas credenciales y un estrecho vínculo con el partido de gobierno. Por ejemplo, el presidente de la Sala Constitucional que dio el primer golpe contra el parlamento, Juan José Mendoza, había sido diputado por el oficialismo.

2. Se bloqueó el referéndum revocatorio

El Consejo Nacional Electoral (CNE), que está totalmente sometido a la voluntad del gobierno, obturó por primera vez la posibilidad de que se exprese la voluntad popular cuando paralizó el referéndum revocatorio que impulsaba la oposición para que los venezolanos decidieran si querían seguir siendo gobernados por Maduro o no. Fue el 21 de octubre de 2016, días antes de que se organizara la recolección del 20% de las firmas del padrón electoral, necesarias para convocarlo. El organismo argumentó que se habían cometido irregularidades en el paso previo, la junta de adhesiones del 1% de los electores.

El revocatorio es un derecho incluido en la Constitución bolivariana de 1999 para darle un carácter plebiscitario a la democracia. El propio Chávez se había sometido exitosamente a uno en 2004, para legitimar su mandato.

3. Se terminaron las elecciones libres y limpias

El principal contraargumento del chavismo cuando lo acusaban de ser antidemocrático era que ganaba todas las elecciones, lo que fue cierto hasta 2015 (con la excepción del referéndum constitucional de 2007). Eso se esfumó el martes 18 de octubre de 2016, cuando el CNE anunció, sin ninguna explicación, que posponía para 2017 los comicios regionales pautados para diciembre del año pasado. Los gobernadores de todos los estados del país, y los diputados de sus respectivas legislaturas, ejercen el poder de facto desde enero, cuando se les venció el mandato. Días atrás, en un contexto desnaturalizado por todo lo que ocurrió en estos meses, el CNE anunció que se realizarían el 10 de octubre de este año, pero nada garantiza que eso vaya a ocurrir.

Una aún más flagrante violación al principio de elecciones libres y competitivas se produjo el 30 de julio pasado, cuando se eligieron los 545 integrantes de la flamante Asamblea Nacional Constituyente (ANC). El sistema de votación violaba el principio de una persona—un voto, al darle la misma representación a un pueblo de 2.000 habitantes que a una ciudad de un millón, y al incluir una porción de asambleístas elegidos por las corporaciones sectoriales, cuyos órganos de representación controla el chavismo. Como si fuera poco, fue tan poca gente a votar que el Gobierno decidió hacer fraude, inflando el número de votantes. Smartmatic, la empresa a cargo del sistema de voto electrónico empleado en los comicios, denunció que la diferencia entre la cantidad de participantes anunciada y la verdadera fue de al menos un millón de electores.

4. Se creó un órgano político por encima de la Constitución

La ANC, instaurada el 4 de agosto, debería tener la función exclusiva de redactar una nueva Constitución. Así es en todo el mundo. Sin embargo, ésta tiene un período de vigencia indeterminado primero se dijeron dos años, pero luego Diosdado Cabello sugirió que podían ser cuatro y además tiene poderes que le permiten intervenir en la política cotidiana, como si fuera un parlamento, sólo que mucho más poderoso. Quedó claro en el decreto que se dictó este viernes: “Todos los órganos del poder público se encuentran subordinados a la Asamblea Nacional Constituyente”. Si un ente que no está concebido por la Constitución está por encima de todos los poderes existentes es porque la Constitución dejó de tener vigencia.

5. Fue disuelto el Poder Legislativo

Como prueba de su carácter absolutista, la ANC resolvió este viernes “asumir las competencias para legislar sobre las materias dirigidas directamente a garantizar la preservación de la paz, la seguridad, la soberanía, el sistema socioeconómico y financiero, los bienes del Estado y la preeminencia de los derechos de los venezolanos”. En otras palabras, disolvió la Asamblea Nacional, el parlamento legítimo y constitucional de Venezuela.

No es la primera vez en la historia de América Latina que un gobierno da un golpe de Estado anulando el Poder Legislativo. Lo hizo en 1973 Juan María Bordaberry en Uruguay, y en 1992 Alberto Fujimori en Perú. El Parlamento es el máximo representante de la voluntad popular porque es el único poder en el que están reunidas las principales expresiones políticas que hay en un país. Por eso no puede haber democracia sin Poder Legislativo.

6. Hay presos políticos

Maduro resolvió la crisis desatada por la ola de protestas opositoras que se sucedieron en 2014 y en 2017 como lo hace cualquier jefe de Estado autoritario: reprimiendo salvajemente —utilizando incluso bandas criminales armadas— y encarcelando dirigentes. Entre las decenas de presos hay importantes líderes opositores, como el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y el ex alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos, que están detenidos desde hace más de dos años. Leopoldo López no sólo está en prisión: en un hecho con pocos precedentes en la historia reciente de América Latina, fue condenado a 13 años y 9 meses de cárcel por protestar.

Ledezma y López recibieron el mes pasado el beneficio de la prisión domiciliaria, pero siguen privados de su libertad. Según el Foro Penal Venezolano, 5.326 personas fueron encarceladas en protestas desde abril. Las estimaciones de esta ONG independiente indican que hay actualmente 676 presos políticos en el país.

7. No hay libertad de prensa

Si el Poder Judicial es el gran enemigo de los autoritarismos dentro del Estado, la prensa es el mayor adversario en la sociedad civil. La razón es la misma en los dos casos: ambos pueden ejercer un importante control sobre lo que hace el gobierno, algo esencial para toda democracia. La persecución comenzó con la sanción en 2004 de la restrictiva Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, que aumentó el control gubernamental sobre los contenidos y disminuyó el margen de acción de los medios audiovisuales.

El siguiente hito fue el cierre de RCTV, el canal más antiguo de la televisión venezolana, que nunca se plegó al discurso oficial. La censura televisiva fue total en 2013: asfixiado económica y políticamente, Globovisión, el único canal independiente que quedaba en el país, fue vendido a empresarios cercanos al gobierno y echó a todos los periodistas críticos. La política hacia la prensa escrita fue similar: primero se los ahogó retirándole la publicidad y luego limitando la entrada de papel de diario, que forzó a decenas de periódicos a cerrar y a otros tantos a reducir su extensión y su circulación. Este medio también fue y es objeto de censura: Infobae está bloqueado en Venezuela desde el 10 de octubre de 2014.

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