Pablo Pérez 03 de agosto de 2017
De
nuevo la ambición por el poder y la necesidad que tienen de protegerse con él,
prevalece frente a todo un país que reclama un cambio de rumbo en una nación
que va camino al despeñadero. Son unos irresponsables que prefieren la muerte
de venezolanos, que dejar que la población se exprese en unas reales elecciones
libres, universales y secretas.
Más
allá de unos resultados que son absolutamente irreales, queda la enorme
demostración de rechazo hacia la Constituyente que incluso llevó a un alto
porcentaje de los votantes chavistas a abstenerse. Ni siquiera sus seguidores
aceptaron la imposición de un grupito que pretende secuestrar la Presidencia.
Que
casi 90% de los venezolanos se abstuvo de participar es una señal clara que se
les acabó el tiempo. Deben irse para que los mejores venezolanos comencemos el
proceso de recuperación de la democracia, el rescate de la institucionalidad y
la urgente solución de los problemas económicos que han empobrecido a la
población a un ritmo vertiginoso.
La
Fuerza Armada Nacional fue testigo de excepción de la jornada del 30J. Ellos
saben que esas cifras son irreales. Ellos presenciaron la escasa participación
de los votantes. Pero por encima de eso, ellos padecen la crisis. En sus casas
hay hambre. En los cuarteles no hay comida.
Los
militares sólo deben cumplir con su rol. Nadie les está pidiendo que violen la
ley o que hagan algo descabellado. Nadie les pide que sean opositores, pero sí
que sean institucionales. No puede un ministro de la Defensa venir a
descalificar a los jóvenes que luchan por su futuro, alegando que hacen
deportes extremos con las protestas y que además les pagan por hacerlo.
El
cambio es irreversible y el gobierno sólo alarga la agonía de su modelo que
fracasó, mientras castiga con mayor escasez e inflación a un pueblo que perdió
su calidad de vida. La ANC sólo les sirve para ganar algunos días en su afán de
protegerse de quienes los persiguen internacionalmente por sus acciones.
El
pueblo sigue en la calle. Vamos a continuar con nuestra agenda de protestas. Si
el Gobierno cree que con inflar un resultado electoral enfriarán la calle, se
equivocan. Ojala tengan un momento de sensatez y entiendan que están manchados
de sangre y fraude. La voluntad de una mayoría no puede estar secuestrada por
una minoría llena de ambiciones.
Pablo
Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico