Luis Ugalde 18 de agosto de 2017
La
Asamblea Dictatorial Constituida se ha autoproclamado “plenipotenciaria”. Saben
que es mentira, pues no la convocó el pueblo y viola la vigente Constitución.
El Ejecutivo, el Electoral y el Judicial se apresuraron a hacerle genuflexión
de súbditos; exigirá que también se arrodillen gobernadores, alcaldes,
candidatos e instituciones. La ANC ilegítima se proclama y actúa como poder dictatorial
“plenipotenciario”, con todas las armas para reprimir y nula
legitimidad.
Por
otra parte ha quedado en evidencia la impotencia de la ANC para resolver
los gravísimos problemas vitales de la población venezolana: el
desabastecimiento dramático, la miseria creciente, la mortal carencia de
medicinas vitales, la improductividad, la inseguridad, la corrupción…. Una
muestra fue el lamentable debate “constituyente” sobre las soluciones
económicas: un torneo verbal de buenos deseos bloqueados por sus trasnochados
dogmatismos ideológicos. La Asamblea dictatorial fue puesta para no cambiar el
muy desacertado modelo reinante, impotente para resolver esos problemas pero
con fuerza represiva para imponerse a una población empobrecida. El tiempo
juega en contra de esta dictadura pues la vida de los venezolanos se
endurece y se desborda la riada del éxodo obligado. Frente a esto la
Venezuela democrática, que somos casi todos, y los demócratas internacionales,
debemos aferrarnos a la única Constitución legítima vigente e inventar con
creatividad la salida de esta ratonera inhumana.
Para
cualquier observador sereno Venezuela no tiene salida sin una negociación
para establecer un gobierno democrático de unión nacional. Nuevo
gobierno ya, es el clamor de la doliente población. Gobierno de una unidad
superior de las fuerzas democráticas que incluya las aspiraciones razonables de
la población en 1998, ahora con miseria agravada. Si actuara ética y
racionalmente, el propio Maduro abriría esa puerta de salvación, pero ya ha
demostrado que prefiere atrincherarse al modo cubano, ahondando a la vez la
miseria socioeconómica y la represión dictatorial. No olvidemos que en 1957
cuando consideraron indeseable la dictadura de marcos Pérez Jiménez, las
Fuerzas Armadas le quitaron el apoyo y Larrazábal, como su representante, abrió
el país a la democracia, sin un solo tiro. Así ha ocurrido en una decena de
países hispanos en las últimas décadas. No tenemos otra alternativa. Con las
dictaduras no basta tener razón moral, es necesario sumar y unir fuerzas para
obligarlas a rendirse.
Las
votaciones de julio (16 y 30) de este año pusieron más en evidencia ante
nosotros y el mundo el carácter dictatorial y tramposo del régimen en contraste
con la voluntad y capacidades democráticas de la población. Ello ha
traído el repudio de todos los países democráticos que rechazan la tiranía y la
miseria que viven los venezolanos, reprimidos y cercados.
Nuevo
Gobierno ya
No
estamos hablando de un gobierno paralelo, sin los recursos del Estado y sin
capacidad de acción, sino de un gobierno de unidad nacido de una negociación
nacional e internacional que sustituya al actual gobierno atrincherado
contra toda solución; que arranque de inmediato con masiva ayuda
humanitaria (ya no es una necesidad marginal), combinada con una nueva política
económica para activar la iniciativa empresarial productiva; con apoyo especial
para la producción de alimentos, el servicio de salud, la reconstrucción del
tejido social y la solidaridad nacional. Esa dimensión humanitaria
necesita varios millardos de dólares y una movilización social solidaria. Las
negociaciones y programas para la reconstrucción no pueden esperar a diciembre
de 2017, y menos al débil triunfo electoral de algún débil partido parcial en
2018.
El
pasado mes de julio el régimen fue claramente derrotado dos veces con
votos. Así lo hemos visto los venezolanos y el mundo. Los ciudadanos
demócratas y la MUD tuvimos grandes aciertos en las movilizaciones sociales y
en la conducción al triunfo. Creo, que lamentablemente, faltó explicar desde
ese mismo 30 estos triunfos frente a la dictadura de la ANC. Esta
es“plenipotenciaria” para imponer y reprimir e impotente para
cambiar el sufrimiento socioeconómico del país, del que es causante.
¿Elecciones
en 2017? Frente a la Constituyente usurpadora, los demócratas nos
aferramos a la vigente Constitución con voto libre, universal y secreto de
gobernadores, alcaldes, legislativos y presidenciales (por el referéndum
presidencial robado)… El Régimen con el poder dictatorial de la
ANC está decidido a impedirlas: que la oposición se abstenga y le
regale 23 gobernaciones, o se divida y vaya disminuida, maniatada y en
condiciones tramposas, o con previo sometimiento a la ANC dictatorial. El
arbitrario adelanto de las regionales de diciembre a octubre es una
maniobra más. Nada nos debe sorprender, ni llevar a renunciar a las elecciones
constitucionales. Sabemos que el Régimen no es democrático y estamos actuando
en rebeldía apoyados en el artículo 333, Exigimos un CNE que
garantice “igualdad, confiablidad, imparcialidad, transparencia”
constitucionales (art.293), pero no lo hará. Pero si nos movilizamos y
organizamos unidos, superaremos las trampas (como en triunfos pasados). La
dictadura hará lo posible contra elecciones democráticas y seguirá llenando las
cárceles. El hambre y la enfermedad continuarán avanzando, los caminos
del exilio desbordándose y el país aislado. Por eso lo más urgente para
los venezolanos es un nuevo gobierno de salvación
nacional ya, con decidido apoyo internacional que adelante con
voluntad, números y organización, la ayuda humanitaria internacional y nacional
para que la población no muera y recupere la esperanza democrática.
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