Por José Ignacio Hernández G.
Los primeros dos días de la
fraudulenta e ilegítima Asamblea Nacional Constituyente permitieron demostrar
que el verdadero propósito tras ese órgano era imponer una dictadura en
Venezuela, a través de un poder supremo que concentrase todas las funciones del
Estado.
Tal era el escenario más
probable, como expliqué aquí en Prodavinci. Aun cuando la noticia ha sido la intención
de remover a Luisa Ortega Díaz pretendiendo
designar en su lugar a quien ejercía de Defensor, estos dos días permiten
extraer muchas otras conclusiones.
1. Una Constituyente
originaria: el poder absoluto e ilimitado
Luego de su instalación, la
fraudulenta Constituyente decidió aplicar, temporalmente, las reglas de
funcionamiento de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999. Como explicó
Carlos García Soto aquí en Prodavinci, en la práctica, esto lo que
significa es que la ilegítima constituyente asumió su carácter “originario”,
reconociendo así que actuará como un poder absoluto e ilimitado.
Una de las falsas conclusiones
que hemos venido arrastrando desde 1999, es que la Asamblea Nacional
Constituyente es expresión del poder constituyente originario y que, por lo
tanto, está por encima de la propia Constitución. Esto es un error, pues como
aclara el artículo 347 de la Constitución, el único que puede ejercer tal poder
originario es el pueblo de Venezuela al convocar a una Asamblea Constituyente y
elegir a sus integrantes. De acuerdo con la Constitución, toda Asamblea
Nacional Constituyente legítimamente convocada solo actuará en representación
del poder originario.
Esta fraudulenta
constituyente, por ello, no puede ejercer el poder originario, ni siquiera, de
haber sido resultado de un proceso de consulta popular. Esto último hace que el
carácter originario de la ilegítima constituyente sea todavía más grave: la
asamblea que hoy se presenta no fue siquiera convocada por una consulta
popular. Y su elección, ilegítima de origen, fue resultado de un fraude fabricado por el CNE.
Por ello, desde el 4 de
agosto, actúa como un poder originario, esto es, como un poder absoluto e
ilimitado. Es ilimitado, pues la constituyente no reconocerá ningún tipo de
control, siquiera en la Constitución de 1999. Es absoluto, pues la
constituyente pretenderá asumir todas las funciones del Estado.
Basta tomar cualquier manual
universitario de formas de gobierno para concluir que todo poder absoluto e
ilimitado, que además no deriva de la soberanía popular, tiene un nombre
bastante sencillo: dictadura.
2. Un órgano de gobierno
dictatorial
Quedó en evidencia que esta
ilegítima constituyente no se limitará a dictar una Constitución. Por el
contrario, actuará como un verdadero órgano de gobierno, al señalarse que podrá
deliberar, incluso, por dos años.
Con lo cual, de
facto, quien gobierna a Venezuela desde el 4 de agosto es la fraudulenta e
ilegítima Asamblea Nacional Constituyente. Cuando digo que gobierna de
facto, quiero resaltar que el gobierno de esa constituyente no es
legítimo, pues es consecuencia de la usurpación de la soberanía popular.
3. El intento de remover a la
Fiscal
La primera jugada de este
poder de facto, absoluto e ilimitado, era bastante predecible: remover a
la Fiscal General de la República y designar en tal cargo,de manera transitoria,
a quien ejerce de Defender del Pueblo. Para ello, quiso valerse de una supuesta
sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que habría separado a Luisa Ortega
Díaz del cargo.
De haber sido electa conforme
a la Constitución, la asamblea nacional constituyente no podría haber tomado
esa decisión, pues su única función –así definida en el artículo 347
constitucional– es dictar una nueva Constitución. No puede, por ello, ejercer
funciones de los otros órganos del Poder Público, como es la función de la
Asamblea Nacional de designar y remover a la Fiscal conforme a la Constitución
de 1999.
Al haber sido constituida de
manera ilegítima y fraudulenta, menos podría esta asamblea usurpar funciones de
la Asamblea a fin de remover a la Fiscal y designar a su sustituto. Con lo
cual, tanto la decisión de remoción de la Fiscal como la designación
transitoria de quien ejercería tal cargo, son actos nulos e inexistentes, de
acuerdo con el artículo 137 de la Constitución.
Por más que la constituyente
diga lo contrario, Luisa Ortega Díaz sigue siendo la Fiscal General de la
República. Y quien hoy ocupa ese cargo no es más que un funcionario que de
hecho usurpa funciones.
4. Lo que viene: ¿dictadura de
corte totalitaria?
Con estos antecedentes, lo que
viene se corresponde con el escenario más predecible: la constituyente va
ejercer, por la fuerza de los hechos, su poder absoluto e ilimitado para
gobernar el país, intentando controlar al resto de poderes y a la sociedad
civil.
Así, anunció que no solo
administrará el Salón Elíptico, pues controlará todo el Palacio Federal Legislativo.
Algunos han intentado justificar el uso del Salón Elíptico señalando que este
“pertenece” al Ejecutivo. Jurídicamente, esa conclusión es bastante
cuestionable, pues ignora que la autonomía de la Asamblea Nacional se extiende,
naturalmente, a la custodia exclusiva de su sede, el Palacio Federal
Legislativo. Pero además, quien está ocupando ese Salón no es el Ejecutivo,
sino un órgano ilegítimo y fraudulento.
Luego de ocupar el Salón
Elíptico, y con la voracidad de quien ejerce el poder absoluto, ahora la
constituyente querrá controlar todo el Palacio Federal Legislativo. Esta
amenaza no solo implicaría dejar a la Asamblea Nacional sin sede. Puede ser,
incluso, el antecedente del intento por disolver a la Asamblea.
No solo el poder absoluto e
ilimitado será ejercido para controlar a la Asamblea. La constituyente, además,
podrá intentar controlar a la sociedad civil, en especial, a los medios de
comunicación, empresas privadas, universidades privadas y colegios privados.
Para esta constituyente, ya nada es privado.
Con lo cual, no solo la ilegítima
y fraudulenta constituyente, como poder de facto, ejercerá un poder
absoluto e ilimitado. Es que además, ejercerá un poder total, pretendiendo
absorber a la sociedad civil. En los manuales universitarios, esto también
tiene nombre: totalitarismo.
06-08-17
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