Por René Núñez, 15/08/2017
En este país lo único que se habla y debate es de política y de poder.
Por un lado quienes aspiran a ser gobiernos como los que gobiernan. Los tiempos
dedicados por estos últimos al proselitismo político electoral superan lo
normal como responsabilidad de estado. Las cadenas de radio y televisión no
solo son demasiadas largas en tiempo sino en frecuencia; incluyendo algunos
actos y eventos que no se justifican porque nada tienen que ver con la gobernabilidad.
Lo más grave, con presencia masiva de autoridades del alto gobierno, quienes
deberían estar en sus despachos particulares resolviendo y tomando las
decisiones correctas y eficientes de gestión pública diaria.
Entretanto, las variables macro y micro de la economía están sin
control, provocando un atraso como país en niveles socioeconómicos y culturales
sumamente preocupantes. Los índices de: desempleo, inflación, bajo poder
adquisitivo, miseria y pobreza, alientan desigualdades abismales entre los
ciudadanos.
La economía mantiene una alta dependencia de la importación de bienes,
productos y servicios (92%). La merma de producción petrolera sigue cayendo de
tal manera que ya no generan los ingresos suficientes para cubrir la demanda
doméstica. No es casual que llevamos varios años de decrecimiento del producto
interno bruto (-PIB7%), reflejando la escasa inversión y trabajo productivo.
Por otro parte, no se termina de entender y comprender la necesidad de
aumento del presupuesto en educación, en ciencia y tecnología; materias
primordiales para la transformación y desarrollo de cualquier nación en el
mundo de hoy. Tampoco se termina de entender y comprender qué el plan de
desarrollo de la nación se debe centrar en los ciudadanos, considerando el trabajo
como el motor básico para crear riquezas materiales y humanas.
Por los caminos ordinarios de cómo vamos ¡Venezuela! no se sale del
subdesarrollo “petrolero”. Hace falta imaginación creadora de todos. Si
continuamos exportando materias primas, como ha sido hasta ahora, seguiremos
siendo un país condicionado y limitado de bienestar por los precios de ellas.
Hay que quitarnos ese paradigma fracasado de que otros países no nos
dejan crecer y progresar. A pesar que adentro nos ufanamos de ser soberanos e liberados
de hacer lo que nos viene en gana.
Las naciones desarrolladas alcanzaron su riqueza porque se lanzaron al
riesgo y al desafío del comercio exterior. Sus pueblos comprendieron lo que
esto significaba. Porque supieron soportar el hambre y el sacrificio para
proyectar un país hacia afuera. Porque se convencieron que la única batalla era
la de la eficiencia. Frente a unos mercados internacionales no inspirados en
términos de justicia sino en la libre competencia, en la ley del más fuerte.
No se trata simplemente vender. Es vender y comprar con inteligencia y
oportunidad. Protegiendo aquellos rubros que nos interesa potenciar su
desarrollo. Ya basta de politiquería, lo primero que hay que hacer es
enseriarnos como sociedad, dejar de estar jugando al niño travieso,
malcriado y mala conducta. Nadie es infalible, todos cometemos errores,
gobernantes y gobernados, Lo inaceptable y censurable es que no estemos
dispuestos a reconocernos mutuamente con respeto, dignidad e inteligencia.
¿Hasta cuándo?
@renenunez51 elportachueloderene.blogspot.com (edición
1411).
Los Miércoles de 7 a 8 pm, pueden oírnos y vernos en “3 Visiones, 1
Objetivo País” por News105.3fm (www.news1053fm.com)
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