Por Claudio Nazoa
No sé si esto será un delito
de odio, pero es hora de hablar sin eufemismos ni guabineos. Ya lo he escrito
antes: todos perderemos todo.
Cada venezolano tiene un
número en la espalda, y en cualquier momento nos llamarán para jodernos.
Incluso, quienes hoy apoyan o han apoyado el fascismocomunismosocialista y la
locura tienen su numerote.
¿Recuerdan alguna revolución
que haya sido efectiva? ¿Recuerdan en qué terminaron las revoluciones más
famosas: la francesa, la rusa, la china o la cubana, por mencionar tan solo las
que más daño han causado a pueblos y promotores? En la francesa, por ejemplo,
literalmente, no quedó títere con cabeza.
Dígame la Revolución rusa, que
sumió en la esclavitud a su pueblo durante 74 horrorosos años de opresión
comunista donde, en Siberia, millones de personas fueron exterminadas en campos
de concentración. Stalin mató más seres humanos que Hitler. Se calcula que
asesinó a millones y después, como si nada, murió acostadito en su cama.
Dígame el horror de la
Revolución china, que degeneró en otra revolución llamada Revolución cultural.
Nombre aberrante que sirvió de mampara para asesinar a millones de chinos por
motivos tan absurdos como leer libros cuyo autor no era Mao.
¿Dónde dejan el dolor de los
cubanos? Allí, dos dinosaurios de los cuales ya se extinguió uno, sacaron del
poder a un oscuro dictador. La gente ingenua los apoyó hasta que ya era tarde.
Hoy, después de 58 años, 25% de la población cubana ha emigrado de ese hueco
negro en que los hermanos Castro transformaron una hermosa isla.
En Cuba se hizo una
revolución, entre otras cosas, para acabar con la prostitución y la opresión
que existían cuando Batista, el dictador anterior. Hoy, su gran logro ha sido
arruinar los cultivos de caña de azúcar y tener las putas más tristes y cultas
del mundo. Las jineteras, en su mayoría, son mujeres universitarias que cambian
su cuerpo por comida, pasta de dientes o ropa.
Estamos a punto de que esa
tragedia nos ocurra.
En Venezuela hay miseria. La
gente come basura. Hay epidemias e hiperinflación. No hay medicamentos ni
dinero en efectivo… Dios no lo quiera. Ojalá y me equivoque, pero podría pasar
que aquí, como en Cuba, la prostitución sea la vía para conseguir comida o
jabón para bañarse.
Por cierto, ¿usted cree que no
tiene un número puesto?... Mire su espalda.
13-11-17
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