Miguel Méndez Rudolfo 17 de marzo de 2018
Está
ocurriendo algo verdaderamente alarmante, cosa que en el dramático escenario
que vive hoy el país, donde lo extraordinario se ha convertido en rutina y el
surrealismo en que nos ha sumido este desgraciado gobierno, hace que poco o
nada nos sorprenda. Lo que acontece y nos llena de asombro es que hay una caída
abismal en la producción petrolera nacional. Uno puede entender los apagones
eléctricos, porque al fin y al cabo, un régimen al que no le importa matar de
hambre a su pueblo, que niega el crucial abastecimiento de medicinas y que
entrega el país a mafias y bandas armadas, le importe un pito el suministro
eléctrico de las ciudades y pueblos ya que ello no le genera ingresos para
comprar adhesiones y asegurar su permanencia en el poder. Pero que permita una
caída en la producción petrolera tan pronunciada, erosionando el 96% de las
divisas que maneja a su antojo, es una muestra palmaria de su torpeza,
incapacidad, mediocridad y brutalidad. Si las cosas siguen con esta dinámica
tan violenta en la caída, prácticamente el embargo petrolero que se avizora por
parte de Trump, Pompeo y demás halcones, ya no será necesario.
El Gobierno
acaba de confesar, obligado por las circunstancias que durante el pasado mes de
febrero de 2018, se registró una caída de 183.000 barriles diarios de la
producción petrolera. Por otra parte, el bajón petrolero ocurrido entre
noviembre y diciembre de 2017, fue de 11%. Durante todo el año pasado la
producción disminuyó imparable 29%; en efecto, en diciembre de 2016 la
producción fue de 2,27 MM B/D, pero en diciembre del año pasado se situó en 1,6
MM, la mayor caída en la producción petrolera (670.000 B/D) de las últimas tres
décadas, según la OPEP.
El
nivel de producción de 2017 está muy por debajo del logrado en 2012 (2,8 MM
B/D), pero éste se encuentra muy distante de los 3,4 MM de B/D que se producían
en 1998, año del ascenso del chavismo al poder. Las metas de largo plazo que
Pdvsa había formulado con base en una cuidadosa planificación, planteaban la
producción de 6 MM de B/D para 2006. Si lo anterior es una tragedia mayúscula
para el país, agreguemos a eso que las exportaciones de esta exigua cantidad de
barriles que van a USA, cliente que nos paga en efectivo y en el plazo
acordado, se han reducido a la mitad: apenas enviamos poco más de 400 M
barriles, cuando en el 98 exportábamos a ese país 1,8 MM. Los recortes de
producción que está haciendo la OPEP ya no se cumplen, porque Venezuela les
ahorra a los demás miembros la reducción. Imaginemos la ruina que ha sido para
la nación este remedo de gobierno.
Hay
que comentar que las empresas mixtas producen más que Pdvsa; esto es que la
Faja Petrolífera del Orinoco, generan más petróleo que el resto del país. Se
estima que ellas deben estar produciendo cerca de 900.000 barriles diarios.
Esto se debe a la eficiencia de las compañías extranjeras y a la ineficiencia
de la estatal petrolera. Ello obedeció a que desde hace pocos años el chavismo
entendió que debía flexibilizar las férreas condiciones que ahogaban a las
empresas de la faja y también a Chevrón. Entonces se les permitió a los socios
manejar fondos rotativos en dólares para gestionar sus operaciones, se les
otorgaron condiciones de facilidad y agilidad administrativa para la
importación proveniente de sus países, se les flexibilizó las condiciones de
contratación de personal y de gerencia, etc.
Pero,
y esto en mucho explica la debacle, en el último año el gobierno desesperado
por dinero volvió a meterles las manos en los bolsillos a las empresas mixtas,
en tanto que la corrupción, la delincuencia, el robo de equipos en los campos y
la pésima gerencia de Pdvsa han hecho el milagro de acabar con lo poco que
quedaba de la que fuera la mejor estatal petrolera del mundo.
Miguel
Méndez Rodulfo
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