Por Carmen Victoria Inojosa
La Asociación Nacional de
Instituciones Educativas Privadas señala que a principios de año cesaron
actividades 13 colegios en Caracas, 5 en Maracaibo y 4 en Puerto Ordaz. Esto
ocurre en un contexto en el que aumenta el número de niños y jóvenes fuera del
sistema escolar: la Encuesta Condiciones de Vida alerta que en los 2 últimos
años el acceso a la educación entre la población de 3 a 24 años descendió de 78
% a 71 %.
De 14 aulas, a la Unidad
Educativa Carmen Lameda le quedan abiertas 7. Coloridas carteleras, maestras
sonrientes, niños repitiendo lo que les enseñan: un día de actividad escolar
regular. Nadie comenta que este será el último año escolar para todos en esa
institución. Pero en la dirección sí. Después de 21 años de servicio –que se
cumplirán el 21 de este mes– el colegio, en el sector La Gran Parada de la
parroquia Macarao, ya se encuentra en cierre técnico.
La directora Raquel Martínez
lo anunció en enero a la comunidad de padres, representantes, personal docente,
administrativo y obrero, así como a las autoridades del Ministerio de
Educación. El motivo: la “inconsistencia financiera” que viven desde hace tres
años. “El año escolar pasado fue muy duro, por lo que no quería abrir en
septiembre. Tuve que cerrar la mitad de la escuela, en diciembre vendí una
parte del terreno para pagarles a las maestras. Solicité préstamos porque
incluso nosotros como directivos no teníamos cómo hacer mercado. No cobramos
desde diciembre”. Y agrega:
“Me siento utilizada por el
Ministerio de Educación y la Alcaldía. Después de lograr que me dieran un
subsidio, después de mucho tiempo, entonces ahora se vuelve insuficiente. Por
lealtad a mí misma decidí cerrar. A lo mejor este colegio era mi verdadera
misión, pero que ahora se hace imposible por todas las cosas”.
Martínez asegura que la
matrícula actual (205 alumnos) podría ser menos, pues muchos han dejado de
asistir a clases por no tener alimentos, agua –el suministro lo suspenden de
miércoles a domingo–. Quizá forman parte de los 2,8 millones de estudiantes que
asisten de manera irregular a clases por fallas en el servicio de agua,
alimentación y transporte, según la Encuesta sobre Condiciones de Vida de 2017,
que elaboran las universidades Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y
Simón Bolívar. “Esta semana no hubo comida del Programa de Alimentación
Escolar. Tuvimos supervisión de la alcaldía y había solo 66 niños”, cuenta
Martínez.
Lo que va quedando en los
salones son carteleras que dicen “Bienvenidos al nuevo año escolar” y los
pupitres vacíos. Esta institución, que atiende a niños de educación inicial
hasta sexto grado en el horario de 6:50 a. m. a 5:30 p. m., ya cerró los salones
de cuarto y quinto grado, y unificó las dos secciones de primer grado y el
preescolar.
La pérdida de matrícula y
personal docente, la morosidad y el cerco económico hace inviable para Martínez
continuar con el proyecto educativo. El subsidio que reciben de la Alcaldía de
Libertador son 202 bolívares por cada estudiante. Los de básica pagan 151.000
bolívares y los de preescolar 161.000 bolívares.
La pérdida de matrícula y
personal docente, la morosidad y el cerco económico hace inviable para Martínez
continuar con el proyecto educativo. El subsidio que reciben de la Alcaldía de
Libertador son 202 bolívares por cada estudiante. Los de básica pagan 151.000
bolívares y los de preescolar 161.000 bolívares.
Esta semana realizaron nuevos
cálculos tras el incremento de salario decretado en marzo. “No sé si podamos
llegar a julio, por ley deberíamos. Tendríamos que elevar la matrícula a
272.000 bolívares en el caso de preescolar, y 300.000 bolívares para los de
básica. Esto para pagar un sueldo básico al personal. Nos sentimos ahogados.
Tenemos la escuela prestada”.
La directiva recurrió al
Ministerio de Educación en busca de soluciones, pero no obtuvo respuesta.
Pedían la renovación del permiso para el funcionamiento del preescolar y el
aumento de la cuota de subsidio por cada alumno.
La reubicación de estudiantes
continuará hasta garantizar que en julio todos tengan un cupo en otra
institución. “Un niño tenía mucho miedo y su mamá no quería que fuese a un
colegio público. Otra me comentó que la niña no quería entrar a los baños
porque en las paredes escribían groserías. Otro estudiante de preescolar le
dijo a su mamá: ‘La Raquelita esa nos quiere cerrar la escuela”, cuenta
llorando la directora. Y pregunta: “¿Cómo hago? A los colegios privados no los
toman en cuenta. No es posible que no pueda darle ni bono a mis maestras, no
puedo competir con papá Estado”.
Martínez todavía no tiene
planes para cuando la institución cierre definitivamente. “Mis hijos se van del
país, yo me traeré de oriente a mi mamá, que está pasando trabajo. Soy
diabética y tengo 48 años. Me quedaré desempleada junto con mis 18
trabajadores”.
A esta situación se
enfrentarán también otros planteles de la zona. Luego de que Martínez presentó
a la supervisora circuital el comunicado de cierre se realizó una reunión del
consejo de directivos del sector, que agrupó a 14 planteles. En ese momento 2
preescolares subsidiados también anunciaron el cierre.
El presidente de la Asociación
Nacional de Instituciones Educativos Privados en Caracas, Fausto Romeo, señala
que los colegios no tienen capacidad de pago. “En octubre de 2017 teníamos un
reporte de cierre de 10% en todo el país. En enero se incrementó 15%, adicional
a los que ya se habían cerrado. Hay unos costos fijos que son lo que nos está
faltando. Anteriormente, entre costos fijos y costos variables uno podía
solventar, pero ahora no”. Expresa que hace 2 meses 13 colegios cerraron en
Caracas, 5 en Maracaibo y 4 en Puerto Ordaz. “A lo mejor está sucediendo el
cierre de un colegio diario”, expresa.
Pérdida de escuelas
De acuerdo con datos del
informe 2018 del estado de la educación en el país, elaborado por el
coordinador de la línea de investigación Memoria Educativa Venezolana de la
Universidad Central de Venezuela, Luis Bravo, entre el período escolar 2013-2014
y el 2014-2015 dejaron de existir 12 planteles privados –incluyendo los
subvencionados por el Ministerio de Educación y el Estado. De 4.871 se pasó a
4.859.
El informe, elaborado con base
en información pública oficial, indica que las instituciones oficiales también
cierran sus puertas. Para el período escolar 2004-2005 se contaron 24.940
escuelas, pero el total para 2006-2007 fue de 22.901. Eso significa que 2.039
planteles desaparecieron. Hasta 2015 la memoria y cuenta del Ministerio de
Educación indicó que en el país existían 27.626 instituciones, entre públicas y
privadas. Pero el 9 de enero, como cita el informe de Bravo, el ministro Elías
Jaua aseguró que eran 25.500 las “habilitadas para seguir el proceso de
formación escolar”. Una diferencia de 2126 escuelas.
“De un año a otro puede haber
un diferencial de 100 escuelas y uno pregunta qué es lo que pasa. Eso se debe
en principio a la debilidad de la información y en segundo lugar a que aquí no
se están construyendo muchas escuelas. Está ocurriendo un fenómeno, y es que
nunca las escuelas oficiales se cerraban; se disolvían con otro nombre, pero no
cerraban”, explica Bravo.
La construcción de nuevas
escuelas ha sido precaria. Según el informe anual de la Fundación de
Edificaciones y Dotaciones Educativas, en 2015 se construyeron 27, entre
escuelas y liceos bolivarianos, unidades educativas, escuelas técnicas y
simoncitos. Pero en 2014 y 2013 no se llegaron a construir más de 17.
No garantizan operatividad
Ante la inviabilidad económica
en el país, donde solo en enero, según la firma Econométrica, la inflación fue
de 95,3 %, a la fecha los planteles privados no pueden garantizar la
operatividad para el próximo año escolar.
“Todos los colegios pequeños
que no pueden hacer ajustes para cancelar sueldos y salarios están a punto de
cerrar. Estamos en fase de subsistencia. Casi todos a punto de cierre”, asegura
el presidente de Andiep, Alejandro Conejero. Son 164 colegios que agrupa la
organización. “Quisiéramos asegurar la operatividad, pero eso no depende de
nosotros sino de cómo se mueva la economía del país; a este ritmo de la
inflación y este éxodo de docentes y alumnos, cada día se hace más difícil”,
enfatiza Conejero.
El presidente de la Cámara
Venezolana de Educación Privada, Pedro Castro, destaca que los 200 colegios que
integran la organización tratan de finalizar el año escolar. “Estamos
sobreviviendo”.
Ante la crisis, una de las
medidas que los planteles han tenido que tomar ha sido la disminución de
servicios. En un colegio del Country Club, hasta el año pasado se incluyó en la
matrícula la posibilidad de que el estudiante estuviese en tres actividades
extracurriculares. Ahora ofrece una, y las demás las debe cancelar el
representante. “Todos los colegios hemos disminuido los servicios, sobre todo
actividades extracátedra, como las culturales y las deportivas. Otros los
cobran aparte. Hemos eliminado servicios de psicología”, dice Conejero.
El mantenimiento de
instalaciones y jardines se imposibilita. “Nos hemos reducido a servicios
mínimos: clases y materias exigidas por el Ministerio de Educación”, agrega el
representante de Andiep. Preside una escuela en la que, desde hace un buen
tiempo, las canchas que eran de grama natural ahora son de tierra. “No tenemos
agua y ya no podemos comprar cisternas para regar la grama. Tenemos dos años
sin renovar la batería de baños, hemos cerrado cuatro salones porque no tenemos
cómo reparar el compresor del aire acondicionado”. Esto no ha afectado la parte
académica de los estudiantes porque han podido ser reubicados en otras aulas
debido al éxodo: se han ido 115 alumnos de una población de 1665.
Los ajustes en la mensualidad
son otra práctica en los colegios. Puede ser cada mes, bimestral o trimestral.
El último ajuste que Conejero hizo fue de 34 % en febrero. En otro colegio del
Country Club en lo que va de período escolar han acordado con padres y
representantes cuatro incrementos. El año pasado fueron seis. En otras
instituciones los ajustes responden a los aumentos salariales que ordene el
Ejecutivo.
Educación privada se restringe
En septiembre de 2017 el
ministro Elías Jaua indicó que 200.000 estudiantes ingresaron al sistema
público, pero no explicó en qué contexto. La Encuesta de Condiciones de Vida de
2017 señala, en cambio, que en los 2 últimos años el acceso a la educación
entre la población de 3 a 24 años descendió de 78 % a 71 %. También indica que
existe una caída en el número de inscritos en educación privada: “La pérdida
del poder adquisitivo en los hogares parece haber incidido sobre una menor demanda
de servicios privados, especialmente en las edades de cursar educación inicial
o universitaria”.
Fuente:
http://reportecatolicolaico.com/2018/03/colegios-privados-en-cierre-tecnico-por-agudizacion-de-la-crisis-economica/
16-03-18
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