Por Roberto Patiño
Todos los venezolanos
sufrimos cada día los crecientes efectos de la crisis que ha fomentado el
régimen. Las dificultades para acceder a alimentos, medicinas, servicios
básicos, la crisis hiperinflacionaria y la violencia producto de la
inseguridad; pero también desde el Estado dan cuenta de una situación de
emergencia que se agrava a diario. Desde diversos sectores sociales se está
dando una respuesta a esta realidad desde el encuentro y la solidaridad.
En ese sentido,
alrededor del trabajo social se están generando articulaciones de grupos y
personas para el abordaje de los problemas de la crisis. Se desarrollan
herramientas y se generan iniciativas que ofrecen soluciones a las necesidades
compartidas, produciendo procesos de empoderamiento que afectan positivamente a
todos los involucrados.
El pasado 15 de
septiembre, en el Encuentro de líderes de la Red Solidaria 2018, escuchamos
testimonios de diversos líderes de sectores del Municipio Libertador y Petare,
que visibilizan esta respuesta desde los valores convivenciales. Y contamos
también con la presencia de personas como Ana Rosario Contreras, líder del
gremio de enfermeras y representantes de organizaciones como Fe y Alegría y
Provea, entre otros, cuyas experiencia en ámbitos tan diversos como la protesta
por mejores condiciones de trabajo, el acceso a la educación de sectores
vulnerables o la defensa de los derechos humanos, tienen como punto en común
una visión del país desde la convivencia, la ciudanía y el fortalecimiento de
nuestra resiliencia para salir adelante en medio de la adversidad.
Una de las
intervenciones más significativas al respecto fue la de Claudia Valladares, de
Impact Hub Caracas: “Estudiando las historias de personas que han pasado por
momentos muy, muy atroces, de encarcelamiento, de persecución, me di cuenta de
que siempre encuentran tres valores fundamentales sobre los cuales pueden salir
adelante: la fe, la esperanza y la caridad o el amor, entendido en su
máxima potencia: entender al otro como uno mismo y amarlo”.
El desarrollo de
relaciones de reconocimiento, respeto y vinculación, que reconstruyan el tejido
social y renueven los lazos convivenciales indispensables, es prioritario en el
actual momento, sobre todo frente a las estrategias de profundización de la
fragmentación social y el establecimiento de sistemas de control y dominación
por parte del régimen. La deriva totalitaria ejerce sobre los venezolanos
violencia, angustia e incertidumbre. Para Claudia esta situación debe servir
para generar una primera instancia de reconocimiento: “Todos sentimos miedo:
cuando no tenemos agua, cuando no tenemos qué comer, cuando no tenemos dinero,
cuando no tenemos cosas tranquilas, seguras”.
Pero es también a
partir de allí que puede producirse un proceso de articulación. Desde
necesidades compartidas y objetivos comunes, en un contexto de confianza y
apertura. En la experiencia de Impact Hub, es precisamente alrededor de
iniciativas de carácter social donde se genera una mayor confluencia de
diversos sectores para el apoyo de programas y emprendimientos, así como una
mayor participación de las personas: “Hemos trabajado con este programa que se
llama Vivir en mis manos, por ejemplo, que brinda valores a los niños, valores
para la vida, para que sepan desde muy pequeños lo qué significa estar
enfocados en su sueño y en lo que quieren lograr.
Es un programa que se
enfoca en la prevención del embarazo en el adolescente, en la prevención del
consumo de drogas y alcohol, y en la promoción de la paz a través de la
comunicación no violenta. Habíamos trabajado con el embajador de Francia, a
través de la promoción del diálogo de grupos que antagónicamente están opuestos
pero que tienen puntos en común, porque creemos que la tolerancia es la
única vía para lograr lo que todos queremos, lo que todos merecemos, que es una
mejor Venezuela”.
Frente al modelo
dictatorial de miedo, en el que se establecen relaciones clientelares, de
control o dependencia, el trabajo de diferentes grupos y personas como el
ejemplificado por Claudia señalan otro camino posible, que surge desde lo mejor
de nosotros mismos. Es prioritario visibilizar estos esfuerzos en medio del
caos y el colapso actual, porque señalan vías reales de cambio que ya están
sucediendo.
Su fuerza y
significación serán mayores, en la medida en que reconozcamos nuestras
necesidades en las de otro, y convirtamos la tragedia de la crisis en una
oportunidad de transformación para un nuevo país
09-10-18
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