Por Henrique Capriles
Es muy grande el dolor
y la impotencia que sentimos por lo que sucedió con nuestro compañero de luchas
Concejal Fernando Albán. Y este sentimiento de indignación no hace sino crecer
cuando repasamos todos los vicios y todas las mentiras con las cuales el
régimen y sus voceros han agravado su responsabilidad en torno a este hecho tan
lamentable que, a todas luces, no fue un suicidio.
La atrocidad cometida
por el aparato político policial del régimen en contra de la vida de Fernando
ha sido tan desmedida que el Fiscal se atrevió a hablar de suicidio, incluso
cuando no se habían hecho las investigaciones pertinentes. Era obvio su intento
de librar de cualquier responsabilidad al Estado, pues la ejecución de la
pirueta se hizo de la manera más burda posible. Y quien entienda de política
sabrá que ésta es una dinámica que la opinión pública internacional tendrá que
reconocer de inmediato, pues forma parte del relato cruel y sanguinario de las
dictaduras.
Desde mucho antes de
que los funcionarios parapoliciales y todos los involucrados decidieran armar
esta farsa inhumana, de la cual tendrán que hacerse responsables, el Estado
fallido que dirige Nicolás Maduro ya había cometido varios crímenes graves en
contra de la vida de Fernando y de sus Derechos Humanos.
Antes de asesinarlo,
Fernando fue secuestrado por las fuerzas parapoliciales del régimen. Y durante
horas lo desaparecieron, tal como las dictaduras militares del continente
desaparecían a sus opositores, sin dejar que sus familiares supieran a qué
lugar se los llevaban y sin tener una orden de aprehensión.
Esto es algo que han
vivido la mayoría de los presos políticos, quienes hoy siguen secuestrados por
las fuerzas parapoliciales del régimen de Maduro en las mazmorras del SEBIN, en
La Tumba, en El Helicoide, en penales como Ramo Verde y en otros centros
penitenciarios a los que han trasladado a varios de estos presos políticos, con
la única intención de exponerlos al riesgo de estar junto a delincuentes
comunes en un territorio sin ley donde gobierna el crimen organizado, con la
complicidad del régimen.
Todos en el país
sabemos que esto es verdad, pero este régimen no va a investigarse a sí mismo.
Y por eso es urgente
que todos exijamos que se conforme una comisión internacional de la verdad que
investigue, de manera inmediata e independiente, qué pasó con Fernando, qué
pasa en el SEBIN, qué pasa con los presos políticos y cómo los altos jerarcas
armaron esta oscura trama que pone en evidencia el verdadero talante del
régimen.
Sólo una comisión
internacional de la verdad, independiente, pondrá en evidencia todas las
violaciones que el gobierno de Maduro ha aplicado sistemáticamente. Incluso si
no los dejan investigar, porque en un contexto como el venezolano negarse a
algo así sería una confesión de parte.
Es lamentable que haya
sido la muerte de Fernando Albán lo que terminara de encender las alertas de
varios países y entes multinacionales sobre asuntos que tenemos años
denunciando. Sin embargo, esto debe darnos idea real de la dimensión del crimen
orquestado contra él.
Nuestra responsabilidad
política es apoyar decisiones como que la Unión Europea y Naciones Unidas hayan
solicitado una investigación independiente. La cancillería francesa citó al
cuerpo diplomático siendo enfáticos en que asegurar la integridad física y la
salud de los detenidos es una obligación del Estado. También el gobierno de
España citó al Embajador de Maduro, quien tiene varias cuentas pendientes con
el pueblo venezolano. Y así lo hicieron varios gobiernos.
Es una muestra más que
evidente de que nadie en el mundo cree la versión oficial, en la que además ya
se asoman las intenciones de enlodar la imagen de Fernando. De manera que
debemos ser eficaces y estar claros en que el inicio de una investigación como
la que está solicitando la comunidad internacional nos compete como
representantes de las fuerzas democráticas.
Cada acción emprendida
por esta comisión internacional que ayuda a esclarecer qué pasó con Fernando
también debe contribuir con la liberación plena de cada uno de los presos
políticos. Además, debe revelar cada una de las violaciones a las libertades
fundamentales que el régimen ejerce, mediante la extorsión y la violencia,
desde hace años.
El régimen hará de todo
para que la opinión pública internacional olvide uno de los crímenes que más
los comprometen. En especial con los pocos cómplices políticos que aún les
quedan en la región. Muchas de las fuerzas políticas que alguna vez se aliaron
con el chavismo en América del Sur se verían tentadas a darles la espalda ante
un crimen de este tipo, sobre todo en las regiones donde se asoma desde ahora
el clima electoral, caldeado por los resultados en Brasil.
También hay que leer
con cuidado el comportamiento del régimen. En sus laboratorios saben que no hay
manera de salir bien parados políticamente de un evento tan trágico y
lamentable. Y a como dé lugar intentarán distraer al pueblo con temas más
sensibles en el día a día, como toda la bulla que empezaron a hacer con el
aumento de la gasolina, por ejemplo.
No podemos permitir que
se minimice ni una muerte ni un preso político más. Ya basta.
Esos mismos
laboratorios también pretenderán ensuciar la imagen de alguien honesto como
Fernando. ¿Bajo qué lógica cabe que el Fiscal de la espuria constituyente, en
una alocución oficial, se atreva a declarar algo tan absurdo como que tuvo
acceso al teléfono de un preso político que acababa de morir antes que a las
cámaras de seguridad de uno de los edificios más vigilados del país?
La mentira tiene patas
cortas: empezaron mintiendo, pasaron a contradecirse y ahora han tenido que
llegar al extremo de utilizar las estrategias más asquerosas a disposición para
ocultar lo que, hasta el sol de hoy, no es sino una muerte cuyo único
responsable es el régimen de Maduro.
No podemos dejar que
nuestro pueblo caiga en las trampas del olvido que este régimen le tiende cada
vez que se devela su cara más cruel. Somos responsables de que eso no pase.
Yo sé muy bien que
aquello que podría revelar una investigación independiente no le devolverá a la
familia de Fernando la vida de su ser querido. Pero esa misma familia tiene
derecho a que haya justicia y a tener al menos la posibilidad de saber que algo
así no quede impune. La justicia al final es lo que permite conseguir esa tan
necesaria paz espiritual que permita calmar el dolor.
El país entero tiene
ese derecho.
Sabemos cuán lejos
están en Miraflores del concepto de justicia. El régimen mostró su naturaleza
sin ninguna vergüenza mucho antes de que secuestraran a Fernando Albán, un
concejal electo por el pueblo a quien intentaron involucrar con un intento de
magnicidio del que nunca él hubiera sido parte. Así que los laboratorios
también deberán entender que no van a lograr eclipsar nuestras demandas con
liberaciones como las de Lorent Saleh. Y la razón es muy sencilla: ni Lorent
Saleh ni ninguno de los otros presos de conciencia secuestrados por la
parapolicía de Nicolás Maduro debieron haber estado presos jamás.
Nos toca a nosotros no
permitir que el país siga cayendo al abismo al que están empujándolo. Nadie
olvidará y nadie dejará de luchar. No van a distraernos de este camino.
Finalmente la comunidad internacional está atendiendo a un caso que es capaz de
resumir todos los desmanes de los cuales son capaces en Miraflores.
Nicolás Maduro no es el
camino y su proyecto de país se ha convertido en encarcelar, desaparecer y
asesinar a quien se le oponga. ¿Qué pretenden? ¿Quieren empujarnos a que
terminemos matándonos unos a otros?
¿Tanto se ha fracturado
el régimen por dentro que no les queda otra que seguir manteniendo este circo
criminal, apaciguando a la gente a punta de hambre para evitar un estallido?
¿Creen que van a vaciar
el país, a punta de exilios y de asesinatos, hasta quedarse sin nadie que se
oponga?
Nosotros pondremos toda
nuestra fuerza cívica para evitarlo. Sé que nosotros, unidos, podemos terminar
con esta locura.
Debemos ser eficaces y
certeros: repetir errores es algo que no nos podemos permitir.
Hoy en nuestra
Venezuela no hay solución posible que no pase por el hecho de hacer evolucionar
políticamente a la oposición, con el único fin de transformarla en algo con la
fuerza política suficiente para hacerle ver al mundo entero que un cambio de
modelo es posible y que en Venezuela estamos en capacidad de asumirlo.
Tenemos que hacernos
cargo. Muchos estamos dispuestos. ¿Qué está esperando el resto? Nuestro pueblo
nos espera.
Descansa en paz
Fernando, fue un honor haber compartido contigo todos estos años de lucha y un
mayor honor haber sido tu amigo. Más temprano que tarde se impondrá la justicia
por la que tanto luchaste.
¡Qué nuestro Dios
bendiga hoy y siempre a este país que tanto amaste!
14-10-18
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