Por Vanessa Davies
“Los ladrones del
pasado eran robagallinas frente a la corrupción que estamos viendo ahorita”,
sostiene el presidente de la Fundación Espacio Abierto. Considera que ahora hay
una crisis de gobernabilidad pero goteada
No hay entrevista en
Venezuela que no esté marcada por la crisis y por la hiperinflación, y la de
Luis Manuel Esculpi no fue la excepción. Como su carro está irreversiblemente
dañado, y no hay bolsillo que aguante la reparación, el encuentro con
Contrapunto debía ser cerca de una estación del Metro de Caracas.
Un café pequeño cuesta,
como mínimo, 30 bolívares soberanos (3 millones de bolívares), por lo que la
venezolanísima costumbre de beberse un café y conversar es un lujo para pocos.
Finalmente encontramos un café “barato” en Chacaíto. Y entonces fue la lluvia
del “cordonazo de San Francisco”. Pero la palabra es más fuerte, y la de
Esculpi, exdirigente de la izquierda dura venezolana, luego suavizada por la
vida real, se escucha para hablar del pasado reciente, el “ahorita” y el futuro
no tan lejos.
Caraqueño, nacido en su
casa (en la parroquia El Valle) en 1948, militó durante 10 años en la Juventud
Comunista en la época de la lucha armada; uno de sus seudónimos, recuerda, era
Héctor José. Después se incorporó a la fundación del Movimiento Al Socialismo
(MAS), partido que abandonó en 1999 “por temas éticos importantes”. Participó
en la creación de Izquierda Democrática y pensó que a Hugo Chávez “había que
darle el beneficio de la duda”, pero dejó de dárselo en 2001 “cuando vi rasgos
autoritarios”. Hoy preside la Fundación Espacio Abierto, que este sábado
realizó un foro con disidentes del chavismo.
Ambos en sus peores
momentos
Sin restarle peso a los
pronunciamientos externos sobre la crisis venezolana, Luis Manuel Esculpi
afirma que “el esfuerzo principal para salir de ella está en Venezuela”, porque
la mayoría de la gente rechaza lo que ocurre en el país. Pero recurre a lo que
él mismo califica como un lugar común: “El peor momento del Gobierno coincide
con el peor momento de la oposición”, y además, “no hay espacio que escape de
la crisis”.
Varios récord han sido
rotos por el actual Gobierno venezolano, señala: “Somos el primer país
petrolero con hiperinflación en la historia”, lo que tiene que ver “con el
desastre que ha habido en Pdvsa, con el desfalco de Pdvsa”. Justamente por la
crisis de la estatal petrolera, advierte, el alza en los precios del petróleo
no será aprovechada por la nación. Otro hito: “Somos el primer país con
hiperinflación que no tiene efectivo; en los demás países con hiperinflación
había camiones de dinero”. Un tercero: “La hiperinflación se está sintiendo en
el dólar”, lo que hace que con el dólar se compre menos. Y un cuarto: La
escasez. “Nosotros no tenemos efectivo ni productos suficientes en los
anaqueles”.
-¿Cómo llegamos a eso?
Los anticomunistas dicen que es el por el comunismo.
-Llegamos por una
impericia muy grande. Disminuyeron los precios del petróleo y disminuyó la
producción petrolera. Tenemos un presidente que no tiene el carisma –para
decirlo de alguna manera- ni el discurso del presidente Chávez, y que no tiene
una asesoría competente. El presidente del BCV fue un excelente estudiante, pero
es ingeniero; el vicepresidente del área económica es criminólogo. En el manejo
de las finanzas no hay ningún economista.
-¿El país está así “por
el comunismo”, como lo dicen sectores más conservadores?
-Yo no creo que esto
tenga nada que ver con el comunismo, ni mucho menos.
-¿Se parece a
experiencias del socialismo real?
-Con el socialismo
real, sí. Pero en el socialismo real en un momento determinado se dejó de
pensar en las ideas, en el sueño, en el romanticismo, y fue una camarilla que
se apoderó del poder.
-¿Lo mismo pasó aquí?
-Lo mismo está pasando
aquí.
El “disfrute sensual
del poder”
Luis Manuel Esculpi
recuerda a disidentes soviéticos perseguidos y posteriormente rehabilitados.
También, al general Arnaldo Ochoa, acusado de narcotráfico por la Revolución
Cubana y fusilado.
-¿Lo que está
ocurriendo es por el socialismo real?
-Es, sobre todo, la
intención de mantenerse en el poder a como dé lugar.
-¿No hay ideología? ¿No
hay proyecto?
-No hay ideología, no
hay proyecto ni nada de eso (…) Creo que, con el tiempo, el poder, el disfrute
sensual del poder… la gente se acostumbra a la alfombra, a que le toquen el
Himno Nacional…
El poder se convierte
“en un fin en sí mismo”, acusa, y no en un medio.
Para el dirigente no
todo tiempo pasado fue peor. A su juicio, en el periodo entre 1958-1998
“progresó mucho el país”, a pesar de los errores de la izquierda.
-Pero por algo llegamos
a esta situación. Había descontento.
-Había descontento
porque las generaciones más recientes no conocieron el periodo de florecimiento
de la democracia, sino que conocieron sobre todo el periodo de degradación, de
la corrupción. Sin defender el pasado, los ladrones del pasado eran
robagallinas frente a la corrupción que estamos viendo ahorita. Carlos Andrés
Pérez fue juzgado por 250 millones de bolívares, 17 millones de dólares. Ahora
nada más los bolichicos se robaron miles y miles de millones de dólares.
Luis Manuel Esculpi
analiza que, del Viernes Negro (1983) en adelante “hubo una degradación de la
política”.
-¿Estamos en un momento
similar? ¿Como el desencanto de finales de los años 80?
-Hay un desencanto
mayor, incluso.
-¿Desencanto con qué?
-Desencanto de la gente
que soñó que era posible tener un país de libertad con igual de oportunidades,
con justicia. Lo que está ocurriendo en el campo de la justicia… Uno estaba en
contra de la “tribu de David”, pero lo que está ocurriendo ahorita son tribus
de Goliat.
Cita el caso de la
jueza militar Luz Santafé, que huyó a Colombia; el juicio contra Raúl Isaías
Baduel y las condiciones de su detención, “el mismo tipo que devolvió a Chávez
y que era un ídolo”; la supuesta confesión del diputado Juan Requesens. En el pasado
“guardaban las apariencias de algunos casos”, contrasta.
-¿Qué es esto? ¿El
pasado, pero peor?
-Peor. Estamos viviendo
una de las etapas más oscuras que ha vivido Venezuela en la historia
contemporánea. Desde el punto de vista político y económico estamos peor que en
la Guerra Federal. Este es el éxodo más grande que ha conocido un país en
América Latina, y no solo por razones políticas. Es que hay hambre.
Antes, reitera, “había
pobreza, había techos de cartón, pero la gente tenía un mínimo de nutrición. Ahora
la cosa es dramática”.
Hay “un mezclote”
-¿Esto implica el
fracaso del socialismo como concreción?
-Este es un modelo
autoritario que habla en nombre del socialismo. Yo me he venido más hacia el
centro. Ves en Suecia que en los hoteles no hay quien te cargue las maletas,
ves el rey echando gasolina. Los trabajadores tienen un nivel de vida. Eso es
la socialdemocracia, que uno a veces la censuraba. Ves el progreso de España
con Felipe González. Ves en Suecia que el primer ministro (Olof Palme, 1986)
fue asesinado entrando al metro. Eso no lo ves aquí. Aquí un ciudadano
cualquiera, te tranca la calle y ves después que pasan unas camionetas último
modelo. Los que decían que iban a eliminar las escoltas, que iban a convertir
La Casona… esto ha sido horrible.
-Por eso le
preguntamos. ¿Esto es lo peor de antes, pero con obesidad?
-Los polos se
encuentran. El estalinismo se encuentra con el fascismo.
-¿Hablaría de un
gobierno fascista en Venezuela?
-Yo hablaría de un
mezclote. Es un arroz con mango. Hay gente que habla de la izquierda y cree en
ella, gente que no cree pero lo utiliza por oportunismo y gente que simplemente
está por tener cargos y por un fin en sí mismo.
-¿El mezclote tiene
algún futuro?
-Esto tiene que tener
una alternativa.
-¿La alternativa es
“vamos a perseguir al comunista, vamos a perseguir al chavista”?
-No. Yo estoy de
acuerdo con Paulina Gamus en esta afirmación: las direcciones políticas no
pueden estar presas del Twitter. Ese es el Twitter. Pero te encuentras al
ciudadano común y su problema es cómo sobrevivir el día a día. Uno mismo tiene
que ver cómo va a vivir la semana que viene. Aquí hubo una reducción hacia
abajo. Nosotros estamos ganando todos salario mínimo.
-¿Esa igualación hacia
abajo es de los proyectos del socialismo real?
-Si esto se asemeja en
algo a lo que alguna vez fue la izquierda, es al socialismo real, no al
socialismo democrático. Se vanagloriaban de haber hecho muchísimas elecciones,
pero cuando vieron que podían perder una elección, apelaron a la trampa. Cuando
perdieron la Asamblea Nacional, en 2015, inventaron la constituyente se perdió
un principio elemental de la democracia, de un elector=un voto. Eso hizo que la
gente perdiera confianza en el voto para las elecciones de gobernadores, aunque
Andrés Velásquez ganó en el estado Bolívar. El CNE tiene eso allí. La gente ha
perdido confianza en el voto.
Maduro hasta enero de
2019
-¿Eso implica no
participar en las elecciones municipales?
-No necesariamente. Si
me coloco en los zapatos de los alcaldes, de la gente que hace trabajo de base,
comprendo que quieran votar. Si me coloco en la posición de los gobernadores,
querrán tener el respaldo de los concejos municipales. Creo que hay que
asumirlo con mucha flexibilidad.
-¿El que quiera, que
participe?
-Sí. No creo que se
deba imponer una línea, tal como está la oposición. Si la Constitución va a
referéndum en las condiciones de un voto = un elector, creo que hay que
rediscutir el tema de llamar a votar “no” si la Constitución tiene todo lo que
suponemos que tiene. Porque no va a ser para mejorar lo que existe. Creo que
hay sectores que se vinculan al oficialismo que votarían “no”.
-¿Sería un error de la
oposición no votar, en ese caso?
-Por eso digo que hay
que considerarla. Maduro es presidente legítimo, nos guste o no, hasta el 10 de
enero de 2019. Del 10 de enero en adelante entra en discusión su legitimidad si
esas elecciones fueron como fueron. Si ellos hicieran lo que algunos han
sugerido, que es llamar a referéndum en diciembre, una derrota política de la
Constitución, más el cuestionamiento de Maduro en enero, crea un cambio en la
situación política.
-¿Por eso cree que no
va el referéndum de la Constitución?
-En diciembre. Porque
Diosdado (Cabello) no va a querer ceder su cuota de poder para negociar con
Maduro. Si somete a referéndum la Constitución, la constituyente desaparece,
porque cumplió su misión, y Diosdado tiene eso, que es su cuota de poder, que además
es su carta para negociar con Maduro. A ellos los une el objetivo del que hemos
hablado, que es conservar el poder.
-Usted dice que a
partir de enero entra es cuestionamiento la legitimidad de Maduro. Pero es un
hecho político que es presidente de la República.
-Sí es un hecho
político. La constituyente es un hecho político, independientemente de que es
ilegítima, pero allí está. Lo otro es negar la realidad.
-¿Tiene la oposición
cómo decirle a Maduro “usted es ilegítimo, usted se va”?
-Igual que hablo de las
izquierdas, hablo de las oposiciones. Distingo cuatro oposiciones: una,
extrema, en la cual están María Corina Machado y Antonio Ledezma. Otra
oposición en que están Henri Falcón, AD y Un Nuevo Tiempo. Otra oposición en la
que están Voluntad Popular y Primero Justicia, también La Causa R. Y una
oposición que es el chavismo disidente, en la que están los exministros de
Chávez, alguna gente de Aporrea. Clíver Alcalá, Miguel Rodríguez Torres.
Llegará la coyuntura en la que toda esa oposición se encuentre.
-¿Qué hará que esa
oposición se encuentre? Porque los proyectos políticos son muy distintos.
-La proximidad y la
visualización de una salida en términos históricamente inmediatos. Una
hipótesis: si convocan el referéndum de la Constitución, y las oposiciones se
ponen de acuerdo para votar “no”, y hay un elector = un voto, esa elección se
ganaría. Sería una derrota política que se empataría con los hechos de enero de
2019 y la presión internacional. Cuando hablo de la presión internacional no me
estoy refiriendo a invasión ni a nada de eso, sino sobre todo a medidas que
afectan a los funcionarios. Las sanciones.
Crisis de
gobernabilidad goteada
Funcionarios que se han
ido, figuras que deciden romper con el Gobierno son algunos ejemplos que cita
Esculpi. Hay personas que “comienza a ver que el llamado proyecto no es un
proyecto, sino la manera como una macolla quiere conservar el poder”, estima.
-¿Usted ve un deslave
de gente que se va a seguir separando del gobierno?
-Sí. Y todas las
transiciones han contado con gente del régimen anterior.
-¿En esa transición
tiene que estar el chavismo?
-Sí.
-Pero hay gente que
dice que no.
-La vida los derrotará.
-¿Lo que usted ve es
que esa transición la podría encabezar alguien que está al lado de Maduro?
-Sí surge, no lo
descarto. Yo no descarto un outsider.
-Otro escenario es que
el presidente Maduro se estabilice.
-Es difícil creer que,
tal como están las cosas, si no hay un cambio de política económica, que no se
vislumbra, y no hay un cambio de gobierno, esto dure seis años más. Si Maduro
toma posesión en enero, más allá de su cuestionada legitimidad, se supone que
es por un mandato a seis años. ¿Te imaginas que el país aguante eso?
-En otros países ha
ocurrido.
-Pero no con nuestras
características. Cuando trataron de imponer la venta de gasolina controlada en
San Cristóbal, se trancó la ciudad. Tenían que llevarlo el lunes a todo el
país; no lo hicieron. ¿Por qué no lo hicieron? Porque temieron que lo que
ocurrió en San Cristóbal sucediera en todo el país. Eso generaría una crisis de
gobernabilidad muy grande, a la cual ellos le temen.
-¿No hay una crisis de
gobernabilidad ahorita?
-Pero no tiene un
encuentro masivo. Existe una crisis goteada, y ellos le aplican “candelita que
se prende, candelita que se apaga”.
-¿La crisis de
gobernabilidad ahora es goteada?
-Es goteada. Hay
candelita, pero no ha habido incendio. Ellos le temen al incendio.
-La candelita puede ser
la chispa que encienda la pradera.
-La candelita de
Guarenas fue la que encendió la pradera el 27 de febrero de 1989.
Negociar elecciones
“No descarto que la
presión internacional y que la situación nacional obligue al Gobierno a
negociar”, sentencia.
-¿A negociar qué?
-La salida de Maduro.
Unas elecciones verdaderas, con un CNE distinto. Lo que se planteó en República
Dominicana.
-¿Elecciones que usted
da por hecho que Maduro no las gana?
-No las gana. Hay que
darle la posibilidad a la gente en el exterior de que vote.
-Nada pareciera indicar
eso.
-No es que la semana
que viene Maduro va a negociar. Pero si esta cosa sigue así, viene una crisis
de ingobernabilidad. El país se les fue de las manos. Las medidas que
anunciaron ya se agotaron. Estamos ganando 1.800 bolívares soberanos y eso no
nos da para nada.
-Pero hay planes del
Gobierno: El lingote, el petro.
-Diosdado demandó a La
Patilla y El Nacional y está cobrando en dólares. ¿Por qué no cobra en petros?
El petro es un artificio.
-¿Cuál es el proyecto
de nación que usted piensa que las cuatro oposiciones harán? Porque cada quien
tiene una Venezuela en su cabeza.
-Está bien, pero hay
unas cosas de acuerdo. Ir a los organismos multilaterales hasta gente del
chavismo cree que hay que hacerlo. Otro punto de consenso es el retorno de
capitales; si creas reglas de juego aquí puede venir capital extranjero y
capital nacional a invertir. Pero con estas reglas de juego… Para fundar una
empresa en Venezuela hay que dar 37 pasos y son 11 meses. Hay países con
menores potencialidades que nosotros que se han podido recuperar. Puede haber
un encuentro. Están por aparecer oposiciones.
-¿Cuáles?
-En el chavismo puede
haber gente que todavía no haya aparecido en la disidencia, que pueda sumarse a
eso. Lo que algunos llaman “la ruptura del eje dominante”. A quienes han
estudiado transiciones, les digo: “Hay que dejarle algo a la vida”, frase de
Pompeyo Márquez.
-¿Qué significa dejarle
algo a la vida?
-Que tenemos nuestras
particularidades. Por eso te cité el 23 de Enero de 1958, la apertura del
gomecismo. Pero algunos que dicen estar de acuerdo con esas tesis, cada vez que
se asoma alguien disidente, comienzan a buscarle todo… Hay sectores con los
cuales he hablado, que no comparten las políticas del Gobierno, pero les aterra
el Twitter.
Acuerdo de convivencia
-Hay sectores que
apoyaron a Chávez y no apoyan a Maduro, y ¿cuál es el mensaje de la oposición
hacia ellos? Que los van a colgar de un poste.
-El problema es el
discurso de la oposición. Hay que uniformar un discurso. Hay factores que son
decisivos para que el cambio político se produzca en las condiciones que
posibiliten la gobernabilidad. En ese sector hay sectores importantes de la
Fuerza Armada. Yo estoy en contra de que se diga que toda la Fuerza Armada es
corrupta y narcotraficante, porque no es verdad y porque unifica a una
institución que tiene espíritu de cuerpo. Prefiero decir que son sectores de la
Fuerza Armada, que son algunos del Alto Mando; ni siquiera todo el Alto Mando.
Para Esculpi, “lo que
pasa es que una parte de nuestros problemas es que los partidos surgidos en
este tiempo y se confiaron en que los grandes medios de comunicación estaban en
la oposición y la política se hacía a través de los medios”.
En consecuencia
“abandonaron lo esencial: el trabajo en la base de la sociedad, la comunicación
directa con el ciudadano. Ese trabajo de base está planteando recuperarlo.
Algunos lo están haciendo muy lentamente. Claro, eso no es de la noche a la
mañana”.
Cree “que va a haber
reencuentros en la base de la sociedad. Eso comienza a asimilarse en la medida
en que haya algunos ejemplos demostrativos”.
Por ejemplo, enfatiza,
“la incorporación de Sergio Sánchez y Nicmer Evans (dirigentes de izquierda)
como voceros es importante. El hecho de que Sairam Rivas (dirigente de Bandera
Roja) haya sido la vocera para condenar la detención de Miguel Rodríguez Torres
(que la detuvo cuatro años antes) es un mensaje contundente. Esas cosas pueden
contribuir a ablandar las resistencias que haya en esta materia. Claro, la
política ha tenido ribetes muy emocionales; a veces lo racional no es lo que
priva, sino lo emotivo y lo visceral. Peor aún.
-¿Se está haciendo
política con las vísceras?
-No lo digo para
justificar, pero es una reacción. Si ves que desde el poder se hace lo que se
hace, la gente reacciona de esa manera. Pero llegó el momento de lo racional.
Creo que vamos a vivir coyunturas interesantes.
-¿En lo inmediato?
-En lo inmediato
hablando históricamente. No es la semana que viene. Puede ser en los próximos
meses. En el próximo tiempo. Uno no puede, en política, fijar fechas, salvo que
esté en una coyuntura como la de 1917. Ahorita vivimos una situación distinta,
y hay unas complejidades grandes.
-¿Qué proyecto ve para
el país? ¿Un proyecto socialdemócrata?
-Un proyecto que tenga
elementos de la socialdemocracia, pero que la derecha democrática también
participe. Un proyecto de centro democrático, en el que habrá factores de la
socialdemocracia y habrá sectores de la derecha democrática.
-¿Un pacto?
-Un acuerdo de
convivencia hacia el centro.
-¿Con la misma
Constitución?
-Con la misma
Constitución. La Constitución es un punto de encuentro.
06-10-18
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