FERNANDO CASTRO AGUAYO 12 de abril de 2019
La
estrategia de los totalitarios es forzar para crear una mentalidad de sumisión,
dominación y miedo que a todos nos puede afectar. Eso explica muchas veces que
mensajes inteligentes, de estrategia, se difundan por las redes sociales y
algunos se conformen con un tuit o con el uso de un chat, esperando soluciones
inmediatas a problemas que no se resuelven desde una mesa o con un teclado,
sino en la calle.
Algunos
quisieran reducir las actividades de Semana Santa. Cuestionan las procesiones,
la Adoración nocturna del Santísimo, la Vigilia Pascual y así aconsejan que la
Iglesia se quede en la Sacristía. Todo lo contrario, cara a Dios y con la
inteligencia que el Señor nos dio a todos, es precisamente éste el momento para
darle prioridad a lo más grande: nuestra fe en Jesucristo, que nos transmite la
Iglesia y que se profesa también en la calle. Aplaudo a tantos sacerdotes,
religiosas, diáconos y fieles que con tanta valentía están decididos para lo
santo: el alimento espiritual de la Iglesia y de la fe.
¡Viva
la inteligencia! Que nos lleva a la indignación con firmeza, pero sin
violencia. Tengo derecho a protestar. Veinte personas hacen mucho, pero si son
20 por 2.000, se entenderá que casi todos estamos indignados y que rechazamos
el irrespeto a que nos tienen sometidos.
Viva
la inteligencia que nos lleva a ponernos en marcha y a mostrar que es la calle
el lugar donde somos visibles, no en el encierro de cuatro paredes o desde un
teléfono mandando mensajitos. Es en la calle donde tenemos la seguridad
respecto al futuro.
Que se
noten nuestras convicciones religiosas y de amor por Venezuela, en esta hora
difícil a la que nos han llevado gobernantes despreocupados de su pueblo: lo
tienen sin luz, sin agua, sin transporte, sin comida, sin medicinas y lo que es
peor, intentan robarle la dignidad.
Viva
la inteligencia que rechaza promesas ilusorias. Es la hora de un cambio.
Fernando
Castro Aguayo
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