CARTA FRATERNA DE LOS OBISPOS DE VENEZUELA
“Yo estaré con ustedes todos los días,
hasta el fin de los tiempos” Mt 28,20
A nuestros
hermanos venezolanos en la nación y en la diáspora, a todos los pueblos e
Iglesias hermanas de América y del mundo:
I. SALUDOS FRATERNOS
1.- Al inicio de
este año 2020, como fruto de la oración y reflexión que acompañan y fortalecen
nuestro compromiso con el pueblo al que pertenecemos y del cual somos pastores,
impulsados por la conciencia del deber como profetas que hacen sentir el clamor
de nuestra gente, dirigimos esta carta fraterna a todas las Iglesias hermanas
de América y del mundo, a los hombres y mujeres de buena voluntad y a todos los
hermanos de Venezuela que viven y luchan dentro del país o han ido a otras
naciones como emigrantes.
2.- En comunión
con el Santo Padre Francisco, quien en diversas oportunidades ha repetido que: “en
la voz de los obispos venezolanos está la
voz del Papa”, denunciamos la situación de crisis que golpea a nuestra
nación y que, lejos de superarse, se agrava. Se trata de una crisis social,
económica y política que se ha convertido en una “emergencia humanitaria”
moralmente inaceptable, caracterizada por el menosprecio a la dignidad humana,
pues viola el derecho fundamental a la vida, a la educación, a la salud, a la
integridad y al desarrollo.
II. A
NUESTROS HERMANOS VENEZOLANOS
3.- Como
pastores, somos pueblo con ustedes y por eso compartimos sus alegrías,
esperanzas, angustias y dificultades. Queremos consolar a los afligidos,
proteger a los débiles y apoyar la edificación de una sociedad justa, libre y
fraterna. Pueden contar con la Iglesia que continuará apoyando a todos,
particularmente a quienes están pasando hambre, desolación, desatención médica,
cárcel por motivos políticos, persecución y maltrato de su dignidad.
4.- Inspirados en
los principios del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, reafirmamos
que el pueblo, con sus diversas expresiones de vida social y cultural, es el
auténtico sujeto y protagonista del cambio requerido en Venezuela, así como del
desarrollo para enrumbar el país hacia mejores condiciones de vida. Esto
implica actuar con la mirada puesta en el horizonte de los principios y valores
fundamentales, sin dejarse manipular por quienes quieren comprar su conciencia
con dádivas o con falsas promesas y expectativas. También conlleva la unión de
esfuerzos, capaz de romper los intereses particulares de personas y grupos, y
el surgimiento de un nuevo liderazgo político y social para guiar y acompañar a
todos hacia un futuro de dignificación, en la justicia y en la libertad.
5.- Los últimos
acontecimientos de atropello a la Asamblea Nacional nos llevan a reafirmar lo
que expresamos el 12 de julio del año 2019 en la Exhortación dirigida al
pueblo: “Ante la realidad de un gobierno
ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos
un cambio de rumbo, una vuelta a la Constitución. Ese cambio exige la salida de
quien ejerce el poder de forma ilegítima y la elección en el menor tiempo
posible de un nuevo Presidente de la República. Para que sea realmente libre y
responda a la voluntad del pueblo soberano, dicha elección postula algunas
condiciones indispensables tales como: un nuevo Consejo Electoral imparcial, la
actualización del Registro Electoral, el voto de los venezolanos en el exterior
y una supervisión de organismos internacionales… igualmente el cese de la
Asamblea Nacional Constituyente”. El referido cambio presidencial lo
posibilitan los Art. 70 y 71 de la
Constitución venezolana.
6.- Exigimos a
los miembros de la Fuerza Armada guiarse por la sana conciencia de su deber,
sin servir a parcialidades políticas, respetando la dignidad y los derechos de
toda la población, como juraron ante Dios y la Patria. “¡En el nombre de Dios,
pónganse del lado verdadero de la Constitución y del Pueblo al que pertenecen y
juraron defender!” (Comunicado de la
Presidencia de la CEV el 08 de enero 2020).
7.- Quienes se
dedican a la política, tanto en el gobierno como en la oposición, han de
prestar atención a los clamores de la gente, fijarse en sus necesidades y no en
los acomodos que aseguran sus privilegios e intereses particulares. Valoramos
la generosidad y la valentía de quienes han aceptado los riesgos del rescate de
una verdadera democracia.
III. A LOS
HERMANOS VENEZOLANOS QUE SE HAN IDO DEL PAÍS
8.- Millones de
venezolanos se han visto forzados a salir de nuestra patria para mejorar su
calidad de vida en otros países. Sabemos de las vicisitudes que han tenido que
sufrir y los riesgos que ha supuesto su partida. Recuerden que Venezuela
siempre se ha distinguido por ser un país de acogida a migrantes venidos de
diversas partes del mundo. Los recibimos con sentido fraterno y los
incorporamos a nuestro quehacer social y cultural. Muchos de ellos se
integraron de tal forma, que formaron hermosas familias entre nosotros. Su
aporte contribuyó tanto al
desarrollo material y humano de nuestra nación, como al fortalecimiento de la
fe en cada una de nuestras Iglesias particulares. Los animamos a ustedes que
están viviendo en tierra extranjera como ellos, a que se incorporen y se
integren a estas nuevas culturas. No dejen de expresar su testimonio de fe y
caridad brindando su participación en las obras de la sociedad y de la Iglesia.
Sean siempre embajadores de la herencia recibida de nuestros antepasados, en
especial, el espíritu de solidaridad, la alegría y la fraternidad. Dios los
proteja. No olviden a los suyos y sientan nuestra proximidad en la oración y
las bendiciones.
IV. A LOS
PUEBLOS DE AMÉRICA Y DEL MUNDO
9.- Agradecemos
de corazón la acogida que los países e Iglesias del continente y del mundo han
brindado a quienes han emigrado para poder sentir la solidaridad y la real
posibilidad de un trabajo y una condición que les permita vivir y contribuir
con su familia que quedó en Venezuela. Lamentamos las actuaciones negativas de
algunos venezolanos, así como su rechazo en diversos pueblos hermanos. Rogamos
a las naciones que los reciben, prestarles los cuidados y atenciones que les
permitan vivir con dignidad, aportando lo que pueden y son capaces de hacer.
10.- Les pedimos
que escuchen el clamor del pueblo venezolano. Ante la declaración de normalidad
que las autoridades y medios de comunicación del gobierno proclaman y difunden,
denunciamos su falsedad y cinismo. Es inaceptable que un país con inmensas
riquezas haya sido empobrecido por la imposición de un sistema ideológico que,
lejos de promover el auténtico bienestar, ha vuelto la espalda a sus
ciudadanos, por lo que hoy sufrimos el aumento de la desnutrición infantil, la
destrucción del aparato productivo y el crecimiento de una especulación
agobiante y la corrupción intolerable.
11.- Para quienes
hoy están al frente del gobierno, lo que cuenta no es el bien común sino el
interés desmedido de riqueza y poder hegemónico, capaz de resquebrajar todo
intento de vivir en auténtica democracia. Vivimos en un régimen totalitario e
inhumano en el que se persigue la disidencia política con tortura, represión
violenta y asesinatos, a esto se añade la presencia de grupos irregulares bajo
la mirada complaciente de las autoridades civiles y militares, la explotación
irracional de recursos mineros que destruye amplias extensiones del territorio
venezolano, el narcotráfico y la trata de personas.
12.- Reconocemos
los esfuerzos realizados desde diversas instancias internacionales para atender
la situación de Venezuela. Seguimos apostando al diálogo sincero y las
negociaciones que reúnan las condiciones de respeto a los derechos
fundamentales del pueblo venezolano: libertad, dignidad, justicia y democracia.
Creemos que el apoyo internacional debe orientarse a exigir al actual gobierno
venezolano la realización de elecciones libres y confiables, además de una
ayuda solidaria y humanitaria para solventar la situación de emergencia de la
mayoría de los venezolanos.
V. A LAS
IGLESIAS HERMANAS DE AMÉRICA Y DEL MUNDO
13.-
Les hacemos llegar nuestra gratitud por la acogida, atención y acompañamiento a
tantos venezolanos llegados a sus naciones. Sabemos de la solidaridad con la
que los han recibido, dando así muestra de la caridad fraterna sin límites que
distingue a los discípulos del Señor Jesús. Ellos les hablarán de la triste
situación que embarga a nuestra nación donde estamos dando una respuesta
eclesial esperanzadora. Somos conscientes de la complejidad de recibir a tan
gran número de personas y estamos seguros de que la herencia de una fe vivida y
enriquecida por el trabajo en las parroquias, instituciones eclesiales y
movimientos de apostolado de muchos de ellos, contribuirá al bienestar de sus
comunidades cristianas. No pocos de ellos se han incorporado a participar como
agentes evangelizadores. Les exhortamos a que los sigan acompañando en su
compromiso y maduración en la fe.
VI. SALUDO
FINAL
14. Hermanos venezolanos,
Iglesias hermanas y pueblos del mundo: reiteramos nuestra vocación de pastores
y servidores de todos. Nos hacemos eco de los clamores de libertad, justicia y
sana convivencia que brotan de los corazones de quienes sufrimos en esta
hermosa tierra de gracia. Imploramos la maternal protección de María de
Coromoto, celestial patrona de nuestra nación que nos pide hacer lo que su hijo
Jesucristo nos dice.
Fraternalmente,
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela.
Caracas, 10 de Enero 2020
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